n i n e t e e n;

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El sol sobre su piel quema, siente como cada rayo de sol penetra en él, sin embargo, es un dolor agradable, le gusta, al igual como la arena en sus pies, el canto de las gaviotas a lo lejos, su blanca piel cargada con una fina capa de bloqueador solar mientras que una gorra color negro cubre parte de su frente para que sus ojos no se perjudiquen por la radiación, suspira recargado en una manta, ahí, en la playa, calmado, relajado, con su corazón profundo en un sentimiento de gozo, puede decir que esta feliz, realmente lo esta, con el sonido de los niños a su alrededor, una bebida en su mano, deliciosa limonada bajando por su garganta y una sonrisa refrescante en su rostro aparece de la nada al mirar hacía el mar, aquella inmensa masa de agua color turquesa que aprecia con entusiasmo; con vigor.

Nunca se imaginó que el instituto los trajera al océano en un viaje escolar, más fue así y no puede estar más agradecido. Ya han pasado dos días en las playas de Busan, que aunque fue un viaje cansado, ahora sólo están disfrutando plenamente. Cierra los ojos por un momento, la sombrilla a su lado cubre casi toda su anatomía, sus cabellos rubios se mueven con el viento y suspira cuando pone sus manos detrás de su cabeza. Pocos segundos dura su comodidad ya que de pronto siente un peso extra sobre su cuerpo que le hace abrir los ojos para encontrarse con una maraña de cabello azabache.

ー¡YoonGi Hyung! Venga a nadar con nosotros, será divertido.ーEl pequeño pelinegro dice extasiado, esperando alegremente que su chico favorito salga a jugar con ellos.

El rubio sonríe sin poder evitarlo, mirando los lindos ojos brillantes de su menor, le gustaba verlo de esta manera, tan animado, feliz, imparable con su corazón desbocado, sin preocupaciones y con dulces sueños.

Rodea el pequeño cuerpo con sus brazos, apretándolo casi consiguiendo que se lleve el aire de sus pulmones a lo que Jungkook lo mira ceñudo más un beso en su mejilla por parte del pálido le hace sonrojarse, se miran simplemente, sintiendo la frescura del mar acariciando su cuerpo y sintiéndose florecer, florecer uno por el otro.

ーBien, pero tan sólo un rato que podre tostarme con este sol de infierno y no quieres eso, ¿no?

ー¡No! No, claro que no Hyung, jamás.

Y se encaminan corriendo hacía la playa, sus pies descalzos sobre la arena caliente, suave al tacto, ambos corriendo como en las películas, ellos dos solamente, disfrutando de su juventud siendo ellos mismos y pretendiendo la felicidad divina. El tacto con el agua tibia los hace estremecer, mientras ellos mismos se salpican con diversión, volviendo a unirse en un abrazos llenos de alegría, ambos empapados del agua salda, sin importarles nada más que ellos mismos disfrutando del sol, cayéndose cuando las olas los golpean, riendo a diestra y siniestra; encandilados. Ambos mostrándose amor de la manera más pura, entrelazando sus manos bajo el mar, leves caricias y jurando un amor hacía el inmenso océano mientras se miran a los ojos.





















Todo se rompió dos semanas después.

El pequeño Jungkook se encontraba afligido, era el cuarto día en que YoonGi no asistía al instituto, realmente era algo muy extraño en el rubio ya que como un estudiante de excelencia, este realmente no le gustaba faltar, incluso si se trataba de una fiebre o una infección, trataba de no falta por más que estuviese desfalleciendo por la enfermedad, es más, lo máximo que faltaba era un día y al siguiente día se presentaba, aunque aún se sintiese mal. Por esa misma razón, el de cabello azabache estaba preocupado, era viernes por la tarde, ya se encontraba en camino a su casa, ya que su madre tuvo que salir por tener que ver a su abuela y su padre se encontraba trabajando. Estos días se la pasaba con cara larga, además de un interminable puchero y ceño fruncido; sus amigos lo trataban de animar pero nada funcionaba, necesitaba a su Hyung.

❝ fools; yoongguk [ABANDONADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora