Seok Jin caminaba por las calles de la ciudad hacia el restaurante de ramen en el que solía ordenar comida. Había decidido comprar su almuerzo de camino a la agencia, claro con su excusa para ver a la joven repartidora, que le había terminado de resultar interesante. Tan sonriente pero poco feliz, con los ojos negros llenos de sentimientos. Estaba curioso sobre lo que rondaba por su mente y estaba sorprendido de que con solo verla, ni siquiera habiendo entablado una conversación, necesite saber más, sobre lo que sea, no importaba.
Rodó los ojos antes de entrar al local en un intento de frenar a su mente en tantas conclusiones extrañas. Dentro, el olor a fideos y especias, lo hizo soltar un suspiro a través de su sonrisa. Se paró a un lado aguardando a que alguien lo atienda mientras miraba su teléfono. En el grupo con los demás integrantes de Bangtan se tenía una discusión sobre que harían ese viernes que tenían libre. El mayor se abstuvo de comentar, aunque tampoco lo habría hecho debido al griterío que lo hizo levantar la mirada detrás de los anteojos redondos que llevaba.
Allí estaba la repartidora agitando un sobre en frente del dueño del lugar totalmente enfadada, mientras gritaba en un japonés fluido y correcto. Según comprendía, algo pasaba con su paga, su alquiler y la motocicleta, pero Seok Jin no estaba seguro de haber entendido todo debido a la rapidez al hablar.
La castaña se giró bruscamente y al verlo allí parado, tan silencioso e invisible para los otros dos en el local, le regaló un entrecejo fruncido y una mirada frívola. Siguió su camino hasta la puerta, dejando que se cierre detrás de ella, con las campanillas vibrando. El moreno hizo su pedido mirando hacia la puerta, como la chica se apoyaba en la motocicleta frustrada a fumar un cigarrillo. Jin frunció el ceño al verla, y aceptó el pedido sin desprender la mirada de la joven. Salió a paso tranquilo, inseguro.
-Lo que sea que haya ocurrido, no creo que sea tan malo como para hacer eso. - Dijo el muchacho señalando el cigarrillo entre los labios de la chica.
-Piérdete, niño rico. - pidió la joven de mala gana mientras lanzaba la colilla casi consumida a un tacho y se iba empujando la motocicleta por la vereda, en la misma dirección que el moreno.
La castaña tenía el cabello sujeto en un moño alto en la cabeza, algunos mechones se le iban al rostro con la brisa, pero eso no le impidió ver al chico caminando junto a ella, imitando su paso, mirando el teléfono. Pensó seriamente en insultarlo o ser aún más grosera de lo que ya había sido, probar si se iba, pero lo desechó en cuanto vio como continuaba su camino cuando ella frenó. Rodó los ojos meditando el hecho de ser tan paranoica además de irrespetuosa.
En cuanto el parque por el qué pasaba de camino a su casa se hizo presente, arrastró la motocicleta por el camino de grava, hasta su banco favorito, en donde se desparramó desanimada. Miró su transporte, lamentablemente sin combustible para moverse, siendo la razón de que no pudiese trabajar al día siguiente, debido a que la plata de su sueldo no era la suficiente para pagar el alquiler del piso en el que vivía y el combustible, por no hablar de la comida. Su jefe era demasiado tacaño incluso siendo su única empleada en no renunciar, por el momento.
Seok Jin la observaba desde lejos, curioso por lo que le ocurría a la jovencita, pero su escondite dejo de ser secreto al momento de escuchar una conocida voz detrás de él. Pegó el salto de su vida al escuchar la voz de TaeHyung y su risa delatora. Miró hacia todos lados, solo para descubrir que la muchacha ya no estaba en su lugar sino que se acercaba a paso rápido hasta ellos.
-¿Es que acaso me estás siguiendo, niño rico? - inquirió la castaña cruzándose de brazos, el otro chico la miró divertido.
-Si, Jin hyung, ¿Por qué seguías a la pobre chica? - Tae se cruzó de brazos mirando al mayor con desaprobación. - No conocía este lado tuyo.
-Es que...
-Ya deberías saber que está mal seguir a las muchachas.
Tae empezó a reírse a más no poder mientras Cielo rodaba los ojos con una mínima sonrisa. Debía admitir que la frustración en el apodado "Jin", le agradaba, hasta resultaba adorable su sorpresa.
-Lamento lo que sea que haya hecho, fue un placer. - El menor tomo el brazo de su amigo y lo arrastró sin dejarlo decir algo a la chica, que lo saludó con la mano y mientras rodaba los ojos y se alejaba de nuevo hasta su lugar.
Inmediatamente cuando estuvieron lejos de la vista de la chica, TaeHyung soltó al mayor y continuó riendo al ver su sonrojo por la vergüenza. Los dos llegaron juntos a la compañía y comenzó el día de ensayo. El mayor de los siete chicos, alegó tener que irse antes para recoger un paquete de una compra que había hecho, dejando el escándalo de lo que harían esa noche a los menores. Aclaró que si elegían qué comer, le avisarán con tiempo para poder comprar lo que necesitaría.
Kim caminó algo agotado hasta el correo y aguardó a ser atendido. Podría haber sido mucha coincidencia, que en cuanto desvío su mirada del teléfono, la muchacha castaña del restaurante japonés, entró en el correo con la capucha de su abrigo sobre la cabeza y la mirada pérdida. Al verlo, frunció el ceño rodando los ojos mientras tomaba un número y aguardaba sentándose en una de las sillas que había en la habitación. Jin se apoyó en el mostrador mientras la dependiente iba por su paquete al depósito, que no era nada más ni nada menos que un regalo para YoonGi por su cumpleaños. El moreno miró a la joven que tenía los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, preguntándose por qué era tan odiosa y poco femenina. No se parecía a ninguna chica que hubiese conocido antes.
-Ya es suficientemente malo que estés en el mismo lugar que yo, no me mires, pervertido. - Dijo la castaña mirándolo a través de las gruesas pestañas de su ojo derecho, ligeramente abierto.
-Para aclarar, llegué primero, es más que claro que no te estaba siguiendo. - Jin suspiró- comienzo a creer que eres tú quien me sigue.
-No sé que te lleva a tan alocada conclusión, no eres la gran cosa.
-Hablas con el chico más lindo, no me llaman worldwide handsome por nada. - Seok sabía que estaba siendo muy infantil al replicar el comentario de la chica, pero lo desconcertó en cierto sentido. Cualquier otra chica se habría reído y aún así creído que estaba loco, pero no, la chica parecía divertida por otra cosa.
-¿Quien en su sano juicio te llamaría "Worldwide handsome"? - la castaña se estaba riendo cubriéndose el rostro.
-Mis queridas fans, muchas revistas. - dijo algo sonrojado mirando el suelo, y Cielo decidió tener un poco de piedad, solo un poco.
- Lamento traerte a la realidad. - Ahí se terminó su piedad. Dio una palmada en su hombro luego de ponerse de pie y hacer el pedido a la dependienta, que ya había dejado el paquete frente al chico, al cual miraba embelesada. - Rápido, por favor, tengo prisa. - le dijo a la joven, que inmediatamente dejo de babearse y se fue por el pedido.
-Yo se que tarde o temprano, admitirás que te parezco atractivo. - Kim se quiso dar algunas bofetadas por el comentario que acababa de hacer, y decidió no quedarse ahí. - O quizá eres medio ciega.
La chica soltó otra risa mientras recibía su paquete y el ticket.
-El hecho de que use anteojos para leer no significa que sea ciega, te puedo asegurar que estoy bien de la vista.
La castaña pasó por la puerta que el mayor estaba abriendo, habiendo guardado su pequeño paquete dentro del bolsillo de su sudadera. Ambos se quedaron mirando unos momentos y luego Cielo comenzó su camino hasta su casa, inmediatamente siendo acompañada por el moreno, que iba despreocupado por la acera. Había recibido un mensaje de sus compañeros y ya sabía que debía comprar, casualmente la tienda estaba en la misma dirección en la que iba la chica, así que avanzó.
-En el correo dijiste que tenías fans, ¿Eres famoso o algo así? - inquirió la castaña al verlo entrar a la tienda detrás de ella.
-Estoy en una banda. - Contestó el moreno algo extrañado. - Bangtan Sonyeondan.
-Nop, no los conozco. - Cielo estaba claramente mintiendo, pero disfrutaba de ver al moreno sorprendido. Rio mientras se alejaba con su canasta llena de víveres, pagó su compra y aguardó al que moreno hiciera lo mismo, una vez estuvieron fuera, la chica suspiró.
-Aun creo que eres ciega. - Aclaró el moreno provocando la carcajada de la chica, que rodó los ojos. - Así y todo, empezamos con el pie izquierdo. Mucho gusto, mí nombre es Kim Seok Jin.
- Yo soy Cielo Hirama. - La castaña estrechó la mano del moreno con fuerza y luego se dispuso a cruzar la calle, sintiendo la mirada penetrante del coreano detrás de ella.
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Worldwide Handsome ~ Kim Seok Jin
Short Story¿Hasta qué punto puedes escapar? Es una historia corta que se me ocurrió por escuchar musica en el auto, no aseguro su seguridad mental, chicas. Ya lo saben, no se aceptan ni copias ni adaptaciones. Respeten el trabajo de otros.