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  Seok Jin llevaba callado un largo rato sentado junto a Cielo en la estación de policía. Acaban de acabar con su declaración y habían dejado la denuncia contra el padre de la joven por maltrato y abuso sexual, además del intento de asesinato contra el muchacho. La chica se sostenía la cabeza mientras aguardaban a que una patrulla los recoja y lleve a la casa del chico, en donde seis chicos y un preocupado Kenotsuke, aguardaban.
  En cuanto los policías los llamaron, ambos caminaron juntos hasta el auto, al que subieron silenciosos. Cielo quería hablar con Seok Jin, pero no sabía que decirle; le habían disparado por su culpa, lo había arrastrado inevitablemente a una comisaría y ahora estaba con el ceño fruncido mirando a la nada pensativo. Podría preguntar, intentar averiguar qué era lo que estaba sucediendo en su mente, pero algo en la preocupación del chico la hizo guardar silencio.
  Se sorprendió cuando Jin tomó una de su manos, acariciando sus nudillos allí donde los raspones por las ramas del parque le habían herido cuando se ocultó y cuando huyó asustada de su padre. Cielo miró a Seok Jin nuevamente, encontrándose con unos ojos oscuros completamente apacibles. Sacando valor de no sabía dónde, se estiró hasta dejar un tímido beso en la mejilla del muchacho, recostando su cabeza en hombro de éste. Había algo en aquella mirada que le había dado a entender que nada sería igual luego de esa noche. Por eso decidió aferrarse a ese momento, en el que sólo sentía el mentón del mayor sobre su coronilla, su mano acariciando la suya, tan tranquilamente como la calma antes de una tormenta.
  Ya de madrugada, estando en la casa del grupo, siete impacientes personas recibieron al dúo que explicaron lo sucedido mientras que Cielo paseaba por la casa buscando las cosas que necesitaba para curar el brazo de Jin y cambiarle el vendaje. NamJoon la estaba ayudando a preparar las cosas en el baño, sin decirle nada, esperando a que ella quisiera decir algo.
-Nam... - llamó en un susurro la castaña dejando las cosas en una bandeja. Al chocar miradas con el chico sintió que el corazón se le iba a salir del pecho. - Nada, no pasa nada. - prefirió decir, saliendo del baño.
  Caminó hasta los sillones y señaló la bandeja al muchacho herido, que asintió poniéndose de pie yendo hasta su habitación. La castaña lo siguió con la mirada baja y cerró la puerta detrás de si. Seok Jin se cambió la camiseta detrás de las puertas de su armario, mientras que Cielo aguardaba sentada en su cama, ordenando su bandeja. En cuanto el chico se sentó, comenzó a curar las pocas suturas que había necesitado, debido a que sólo había sido un roce, que iban a sanar pronto.
  Kim observó a la joven que había comenzado a llorar mientras limpiaba la herida, parecía concentrada en lo que hacía a pesar de estar en ese estado. Mientras colocaba una nueva venda al rededor del brazo del muchacho, habló:
-De esto te hablaba cuando dije que no deberías estar cerca mío. - pegó dos pedazos de cinta con cuidado. - Creo que lo mejor sería no volver a hablarnos, no es seguro para nadie...
-Para ninguno, realmente. - dijo el muchacho sintiendo que había dicho las peores tres palabras de su vida entera.
  Cielo simplemente sonrió, pero era una mueca vacía mientras sus lágrimas aún caían.
-Adios, Jin. - dijo levantándose de su lugar con la bandeja en la mano. El la puerta se detuvo a limpiarse el rostro y respirar hondo.
  Jin la vio la salir fingiendo como la mejor actriz que todo estaba bien, y sólo supo que estaba fingiendo porque la había visto llorar segundos antes, porque sino también le habría creído. "Seok Jin está cansado, se acostó a dormir." la escuchó decir al otro lado de la puerta.
  El lo sabía. Todo habría sido distinto si alguno de los dos no hubiese correspondido al otro; su padre simplemente lo hubiese dejado así, lo habría herido a él y eso habría sido suficiente, pero Cielo había demostrado que le importaba su vida incluso más que la suya y su padre la asesinaría. Lo mejor que podía hacer era desaparecer de su vida, no volver a hablarle, era mejor si ella creía que el no la quería de esa manera, que quizá sólo la había ayudado por lástima, o lo que sea lo suficientemente doloroso para no permitirle volver a hablarle.
  El muchacho se pasó las manos por la cara y el cabello muy nervioso, viéndose en la situación de que las lágrimas comenzaron a caer por su rostro inevitablemente de sólo pensar que no volvería a verla, ni escucharía un comentario ofensivo, un chiste, su risa... Nada. No más Cielo pidiendo su desayuno favorito llamándolo "Oppa", "Jinnie" o ambos, no más cenas juntos, no más almuerzo juntos, ni bailes ni canciones. Todo se había terminado para ambos. Y lo odió.
  Sólo pudo meterse en la cama mirando el techo, preguntándose que habría pasado si le hubiese dicho que no le importaba correr el peligro de quedarse con ella; que habría sucedido si hubiese sido egoísta y le hubiese pedido que se quede con el, que no lo deje. Se dió cuenta que posiblemente nunca lo sabría, porque ya era tarde para pedirle que regrese, para explicarle que la quería. Y mucho. Quizá mucho más de lo que el admitiría en voz alta.Cielo también quería volver, quería pedirle a Kenotsuke que diera marcha atrás, pero no podía sólo pensar en ella y ponerlo en riesgo. A ninguno de ellos.
  Lo que más le dolía era el hecho de que no se había despedido de ellos, ni siquiera les había dicho que pensaba borrarse de sus vidas definitivamente, para terminar siendo un simple recuerdo borroso en sus memorias. Sólo que la castaña no tenía idea de de que era mucho más que eso, para todos, era una amiga, alguien que los trataba como simples chicos y no como estrellas, ídolos.
  A cada uno les había dejado algo especial como enseñanza: A YoonGi que debía tener más confianza en conocer gente nueva y confesarse con la chica con la que hablaba, a la que Cielo no conocía por más de lo que el joven había hablado sobre ella. A JiMin y a JungKook, luego de encontrarlos muy caramelosos, les aconsejo no guardarse sus sentimientos, que demostraran su amor, que ellos podían ser el ejemplo para muchos. Tae y HoSeok por el contrario, no tenían problemas con demostrar cuanto se gustaban en la intimidad de su hogar, y ninguno de sus amigos había tenido problema. A NamJoon le había regalado la mejor amiga que podría pedir, lo había apoyado, lo había cuidado y le había dado confianza en sí mismo.
  Y Seok Jin, había aprendido muchas cosas en ese tiempo, como que no interesaba cuanto te dijeran lo bello que eras por fuera, sino lo bello que fueras por dentro. A pesar de haberle gritado groserías la mayor parte del mes que llevaban juntos, Cielo le había dejado eso como una enseñanza. Y la pocas veces que había hecho algún tipo de reconocimiento ante su belleza, tanto física como interna, el muchacho sabía que no había mentido.
  Quizá si Cielo hubiese sabido lo mucho que había cambiado a los chicos en tan poco tiempo, pero a este último en especial, no habría salido por esa puerta lista para no volver a verlos.
  Pero la gente no puede vivir de suposiciones.

Worldwide Handsome ~ Kim Seok JinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora