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   Seok Jin se despertó en la sala de su casa, recostado en el sillón donde había pasado la noche anterior. Se levantó con pocas ganas y se dirigió a la cocina, donde se encontró con JungKook preparando café. El menor le sonrió y sirvió dos tazas, entregando una a su hermano mayor, que la aceptó intentando sonreír. Kim se apoyó en la mesada de la cocina mirando su taza pensativo, algo perdido. 
-Hyung. - llamó Jeon acercándose hasta él algo triste. - ¿Qué va a pasar ahora?
-No lo se, Kook. - se sinceró el mayor mirando al joven frente a el, que lucía desanimado y preocupado. - Pero tranquilo, la policía la está cuidando, estará mejor. 
  Dichas esas palabras se terminó el café rápidamente, saliendo de la cocina, negado a seguir con aquella situación que solo le recordaba el inmenso agujero que Cielo había dejado en sus vidas. Se encerró en su habitación apoyando la espalda contra la puerta, luchando por no quebrarse nuevamente. Tomó una muda de ropa y corrió hasta el baño, en donde también se encerró y se metió debajo del agua fría sin siquiera sacarse la ropa, llorando en silencio, deseando que la imagen de Cielo se fuera de su mente, que dejara de atormentarlo cuando sabía que no podía estar cerca de ella como realmente quería. 
  No supo cuanto llevaba sentado en la bañera mojado cuando tocaron a la puerta del baño. La voz de Taehyung le llegó a los oídos detrás de la madera blanca para decirle que debían irse a ensayar, que debían darse prisa. 
  Desanimado, se puso de pie viendo su reflejo en el espejo del baño: estaba totalmente irreconocible, con los ojos tan rojos de tanto llorar y la mejillas irritadas de tanto pasarse la manga húmeda de su camiseta para secar las lágrimas con torpeza. Molesto se vistió y salió del baño colocando una gorra sobre su cabello, que ocultaba su estado deplorable. Jamás había deseado dejar de sentir, pero en esa situación, quería que le arranquen los sentimientos de una vez por todas. 
  Decidió caminar a la empresa, alegando que necesitaba aire fresco y tiempo a solas a sus compañeros, que decidieron no oponer resistencia ante aquel pedido, dejando que la camioneta los lleve hasta la agencia. Seok Jin observó el automóvil alejándose e inmediatamente dejó que sus pasos comenzaran, mirando las marcas en la acera del camino. Fue tarde cuando notó donde se encontraba: el restaurante. Entonces vio a la joven que tanto extrañaba limpiando unas mesas sin mucho ánimo. Era donde los demás chicos y el se sentaban a comer cuando iban, y sintió peso en su pecho al ver a la muchacha pasando los dedos pensativa sobre la superficie, y solo se incrementó cuando la vio bajar totalmente la mirada, porque incluso con todo el cabello cubriendo su rostro, pudo saber que estaba llorando. Eso significaba que ella sufría la misma añoranza y dolor que él, o significaba que se sentía culpable por lo que había ocurrido, o quizá la situación la abrumaba. 
  Cuando cruzó la calle con toda la intención de ingresar en el restaurante, vio como la chica golpeaba la mesa con fuerza y se alejaba hacia el mostrador. Se frenó observando por la vidriera como Cielo se perdía en la cocina luego de tomar algo del mostrador. Reprimió toda la intención de ir tras ella y decidió seguir su camino, sin siquiera darse cuenta de que Cielo había regresado, y estaba observando su persona yéndose, preguntándose quien era, si era un cliente o simplemente un peatón. 
 Kim llegó poco después a la agencia, donde saludo a quien se cruzaba en su camino hacia la sala de ensayos, donde sus amigos estaba estirándose para poder empezar a ensayar. El hizo lo mismo luego de dejar sus cosas sobre una silla, dejando que sus deberes lo alejen de todo el mundo real. Le tocaba a el practicar su solo del nuevo álbum, pero no pudo evitar reírse un poco de lo que sus amigos hacía para levantar su ánimo mientras imitaban lo que hacía de forma extraña y divertida. Claramente lo agradeció uniéndose a las estupideces dramatizando su presentación, incluso bailó más animado las coreografías grupales. 
  El descanso le cayó como un balde de agua fría mientras bailaba una parte de Go Go molestando a JungKook, que le estaba pegando de forma inofensiva con su toalla. Su extraña risa se escuchó sorprendiendo un poco a los demás presentes, que inmediatamente disfrutaron de aquel sonido que ya casi no escuchaban. JiMin estaba riéndose mientras filmaba lo que hacía su mayor que se vio interrumpido por el tono de llamada de su teléfono, que contestó entre risas, que se cortaron de forma abrupta con la voz que le llegó a los oídos.
-¿Notaste lo hermosa que se ve hoy, Seok Jin? - inquirió el padre de Cielo con una voz que provocó nauseas en él. - Quería agradecerte por no entrar al restaurante hoy temprano, me facilitaste mucho las cosas. Resultaste no ser tan inútil después de todo, por eso espero que hayas podido despedirte. 
 Nuevamente colgó, dejando a Seok Jin estático mirando la pantalla de su teléfono, que tecleó frenético llamando a Cielo, que no contestó en ninguno de los intentos; por lo que optó por llamar a Suke, que si contestó y muy sorprendido de saber de él. 
-¿Dónde está? - preguntó sin siquiera decir hola. - Señor Kenotsuke, por favor dígame que está con usted. - suplicó atormentado.
-¿Cielo? no, hijo, ella acaba de irse a buscar algunas cosas al depósito en la camioneta... ¿Que sucede, Seok Jin? 
 El moreno tomó un papel y escribió la dirección del depósito, le sacó una fotografía con su teléfono y le dejó la nota a NamJoon, a quien le dio instrucciones específicas de llamar a la policía, hablar con el detective del caso e informar que Cielo estaba en peligro.
-¿Y tu a dónde vas? - inquirió HoSeok confundido. 
 Pero su mayor ni siquiera le contestó porque ya estaba corriendo fuera de la sala de baile sin importarle ponerse abrigo, o buscar la gorra, o siquiera hacer otra cosa más que correr tanto como le dieran las piernas. Conocía la dirección del depósito de Kenotsuke, era donde tenía los muebles que planeaba cambiar en su casa algún día, le había contado de esos planes no hacía mucho tiempo. 
  Agitado paró un taxi y le dijo la dirección en un tono desesperado, por lo que el conductor aceleró lo mas que pudo. Seok Jin seguía tratando de comunicarse con Cielo, que no contestaba en ningún intento, dejando que el buzón de voz atienda al muchacho, que estaba a punto de tener un colapso. En cuanto estuvieron en la dirección que le había dado al conductor, pagó sin esperar el vuelto y bajó corriendo del auto, levantando polvo detrás de él en el camino de tierra. 
  Era una zona poco poblada, barata para el alquiler de depósitos y galpones, perfecta para específicamente no estar solo. Se topó con la camioneta de Cielo estacionada pero vacía. Sintiendo el sudor cayendo por todo su cuerpo, se alejó irritado del vehículo en dirección al galpón, en donde entró hecho un maldito loco golpeando la puerta, tomando por sorpresa a la joven, que estaba buscando algo dentro de una cajas. 
  Al verlo así, Cielo frunció el entrecejo con lágrimas en los ojos, observando como el chico se acercaba con lentitud, mirándola asustado, feliz de verla, enojado, una mezcla de sentimientos, uno mas intenso que el anterior. 
-Jinnie... - comenzó a decir la chica mientras lloraba, pero fue callada por el abrazo que recibió por parte del moreno. 
-¿No te cansas nunca verdad? - la irritada voz del padre de Cielo causó que el abrazo de Jin se intensifique. 
  El sonido del seguro del arma alertó a Cielo y al muchacho, que no anticipó que la pequeña chica se escape de su agarre, posicionándose frente a Kim, recibiendo el impacto de la bala, que la hizo soltar un grito. El moreno, sintió el peso de la joven entre sus brazos mientras lloraba totalmente estupefacto, alternando su mirada entre el cuerpo de Cielo que se llevaba las manos a algún lugar del pecho, y el hombre frente a ambos, que tenía la misma mirada que él, solo que con más locura e ira. 
 En cuanto lo vio avanzar hacia ambos listo para disparar otra vez, gritos y otros disparos llenaron el lugar, provocando que Seok Jin se sintiera aturdido, como si acabase de despertarse de un sueño profundo. Vio al padre de Cielo caer al suelo entre quejidos mientras se sostenía la pierna, y a un montón de policías rodeándo su cuerpo. 
-¿Un disparo duele más que este maldito chaleco? - La voz de Cielo lo hizo bajar la mirada de la situación, para encontrarse con la castaña respirando con dificultad entre sus brazos. 
-¿Chaleco? - preguntó el muchacho a media voz mientras las lágrimas caían sin control por sus mejillas. 
  La castaña se sentó frente a el abriendo la chaqueta que usaba, que era exageradamente grande y desconocida. Era obvio que no pertenecía a su guardarropas y que tenía el tamaño perfecto para que el chaleco quedara debajo sin ser notado.
-Se suponía que no ibas a ver todo esto, idiota, ¿qué haces aquí? - cuestionó Cielo llorando mientras empujaba el pecho de Seok Jin, que aún estaba  estático mirándola. - ¡DI ALGO, MALDITA SEA! ¡PODRÍAS HABER MUERTO, SEOK JIN! ¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO?
-¿YO PODRÍA HABER MUERTO? - gritó entonces el muchacho reaccionando. - ¿YO? ¡RECIBISTE UNA MALDITA BALA! ¿CÓMO TE ATREVES A HACERME ALGO ASÍ? - Las palabras de Seok Jin dejaron a Cielo repentinamente con la respiración pausada. 
-¿hacerte algo así?... qué... - La castaña fue callada nuevamente por el abrazo del muchacho, que acariciaba su cabello temblando. 
-Eres tan terca, con ese mal genio del demonio, pero si esa bala... si tu... me habría muerto también. - musitó el muchacho alejando a Cielo de sí mismo, poniéndose de pie primero, para luego ayudarla y teniendo su mano aprisionada entre la suya, se llevó a la chica lejos de su padre tendido en el suelo, esposado, siendo atendido por los médicos. 

Worldwide Handsome ~ Kim Seok JinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora