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   Seok Jin llevaba tres días seguidos pidiendo ramen a su restaurante habitual, pero se sorprendió cuando quien repartió su comida, no fue Cielo, sino un chico bastante inquietante y muy poco amable. No porque Cielo fuese especialmente un sol de persona, pero era realmente muy mal educado en cuanto a su trabajo.
   Al cuarto día, quería respuestas, así que decidió ir hasta el restaurante el mismo. Caminó debajo de la lluvia que azotaba Seúl aquel dia, esperando que realmente valiera la pena el peligro de pescar un resfrío. Nuevamente se llevó un grata sorpresa cuando llegó al restaurante e hizo su pedido. La motocicleta de la castaña no estaba fuera, aunque si estaba la del nuevo repartidor. El joven estaba bebiendo un poco de agua mientras esperaba las órdenes que debía llevar. Miró con seriedad a Kim, que al escuchar el precio que le decía el dueño del restaurante, lo miraba molesto.
-Este joven dijo que la porción era mas cara, ¿No aumentó? - inquirió confundido.
-No, señor, siguen siendo 15.000 W. - el dueño estaba también confundido, pero rápidamente comenzó a gritonear al chico, acabando en echarlo de allí furioso. - Nunca creí que extrañaría tanto a Cielo, incluso con ese humor de perros que tiene. - Escuchó murmurar al dueño del lugar mientras volvía a pararse detrás de la barra del mostrador.
-¿Renunció? - preguntó el moreno entregándole el dinero de su orden.
-No... No lo sé, en realidad. Hace tres días que no aparece por aquí, no responde al teléfono tampoco, por lo que me vi obligado a contratar a ese ladrón. - El señor suspiró.
-¿Tiene idea de dónde puedo encontrarla? - Seok sentía que iba a arrepentirse de ir tras las chica, pero algo dentro de él le decía que algo había sucedido.
-Vive en un edificio de mala muerte cerca del Parque a tres cuadras de aquí, pero no debería ir usted, sino yo... - el anciano se masajeó la frente
-Anote la dirección exacta, por favor. - Pidió Seok Jin llamando por teléfono a YoonGi para avisar que tenía algo que hacer, que almorzaran sin el, explicando explícitamente que no dejará a NamJoon solo en la cocina.
   Recibió la nota de parte del dueño del local que antes de dejarlo ir, habló preocupado.
-Dijo que si algo pasaba, entre, su puerta nunca está cerrada y si es asi, hay una copia de la llave debajo del tapete. Si la encuentras, dile que lamento no poder ir en persona, y que me llame lo antes posible. Quizá sólo sea un resfriado...
  Asintiendo, el moreno dejo anotado en una servilleta su número personal y salió del restaurante como alma que se lleva el diablo, caminando presuroso hasta el edificio, que realmente parecía abandonado y el olor que emanaba de el, era insoportable. El chico subió hasta el tercer piso como el dueño del restaurante le había descrito en el papel, y se acercó a la puerta inquieto.
   En el pasillo, solo había puertas algo destartaladas, mal pintadas, o no había puertas, solo cortinas que cubrían la entrada de los departamentos. Al final, tendido en el suelo, había un hombre, con medio cuerpo dentro de su departamento, y las piernas, en medio del camino. Kim se preguntó cómo Cielo había terminado en aquel lugar tan horrible, y pensó lo peor cuando vio la puerta del departamento de la joven, entornada. Inspiró pesado, entrando con el teléfono en mano, listo para llamar a la policía en caso de ser necesario. Llamó a la chica varias veces, pero no recibió ninguna respuesta. Era un ambiente, en donde había un catre viejo, con las sábanas del colchón levemente arrugadas. En el piso había una mesa ratona que parecía que iba a romperse en cualquier momento, con un cojín debajo, un cajón contra una de las paredes. Había dos puertas a ambos lados de la habitación, una era corrediza, dejando ver la cocina precaria a penas iluminada por la luz de las ventanas. Trago pesado dejando la bolsa de su compra sobre la mesita y de acercó a la puerta cerrada, seguramente del baño.
-¿Cielo? - llamó el chico algo inseguro de si entrar, pero al no recibir respuesta alguna, abrió la puerta con cuidado.
  Dentro, en el baño poco iluminado, se encontró con el cuerpo de la joven dentro de la bañera. Su mano caía por el borde totalmente flácida, por el suelo estaban desparramadas demasiadas botellas vacías de alcohol, frascos de pastillas y un envase de veneno para ratas. A un lado, un pedazo de papel con letra prolija, una carta fuera de un sobre, que descansaba debajo, sobre el piso manchado por el tiempo. Seok Jin se acercó a la muchacha desesperado por recibir una respuesta, sabía que lo que estaba a su alrededor era una muy mala mezcla. La tomó del rostro, sintiendo su piel fría, estaba pálida y no parecía estar respirando. Inmediatamente, el moreno llamó a emergencias y siguió las indicaciones del personal médico por teléfono. Sacó a la chica de la bañera desesperado y corrió escaleras abajo con el cuerpo en brazos; esperaba que solo estuviera inconsciente. No iba a esperar a que la ambulancia llegará, podría ser muy tarde, pero en cuanto estuvo abajo, respiró aliviado de escuchar la sirena a lo lejos. Los paramédicos inmediatamente subieron a la joven a la ambulancia, de quién Jin no se desprendió en ningún momento. Vio incrédulo como comenzaban con la reanimación, diciendo que estaban perdiéndola, y fue necesario aplicarle descargas con el desfibrilador tres veces, siendo la tercera, la vencida, cuando la joven abrió los ojos dando una fuerte bocanada de aire.
   Kim suspiró aliviado, apoyándose en sus rodillas. En cuanto llegaron al hospital, Cielo había sido entubada y la estaban registrando en una habitación, con Jin haciéndose cargo de todo. El moreno se sentó en una de las sillas fuera de la habitación a esperar por información luego de avisar a sus amigos que tampoco llegaría a cenar y les explicaría más en cuanto volviera a casa. Tae, quién había conocido a la joven en el parque, llegó algunas horas después para apoyar a su amigo, que se estaba quedando dormido y no había comido desde esa mañana en el desayuno. 
 El menor logró convencer al moreno de que necesitaba con urgencia un café y algo qué comer. Seok Jin se fue a la cafetería no del todo seguro, creyendo en su amigo de que le avisaría si Cielo despertaba. 
Así, el castaño aguardó mirando la puerta blanca de la habitación de hospital, preguntándose por qué Jin se preocuparía tanto por una desconocida, pero no objetó nada con respecto a lo que había dicho, le tenía respeto y confiaba en su juicio. 

Worldwide Handsome ~ Kim Seok JinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora