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  NamJoon estaba recostado mirando el celular sobre las piernas de la joven que había sido su visita durante todo el día. Ésta estaba leyendo un libro totalmente concentrada; llevaban por lo menos cuatro horas en aquella posición, mientras que primero habían hablado, y luego habían optado por hacer otra cosa.
  El muchacho, leyendo aún comentarios del directo, encontró uno de particular interés.
"Feliz cumpleaños, Sky"
  NamJoon miró la foto de quien había comentado, era una foto de ellos, perfecto. Era mas que obvio que "Sky" era referido a Cielo, era alguien que la conocía, y se preguntó cómo había alguien, reconocido a la castaña, si había llevado el rostro cubierto durante todo el directo, y esa había sido su única condición.
  Estaba a punto de preguntar cuándo la chica le habló sobre el libro que estaba leyendo, cambiando completamente la dirección de la conversación que quería iniciar. Luego, perdido en la interesante reflexión de Cielo sobre lo que acaba de leer, se olvidó por completo de lo que había querido preguntar.
  Mientras seguían conversando, la castaña había comenzado a despeinar a NamJoon, que estaba bastante cansado, claro que no le diría que la noche anterior no había dormido casi nada por estar trabajando en el nuevo álbum. Sabía que Cielo le lanzaría un reproche por no descansar correctamente.
  No pudo evitar ir cayendo lentamente dormido, sintiéndose relajado por la voz de la chica que estaba contándole algo sobre un libro que había leído hacia un tiempo. Cielo notó el chico estaba cerrando los ojos, por lo que con una sonrisa, esperó a que se durmiera del todo, dejó varios almohadones debajo de su cabeza luego de levantarse con cuidado y corrió a buscar una manta para cubrir al muchacho.
  Cuando volvió a la sala, lo vio hecho un ovillo con el rostro oculto entre sus manos y brazos, totalmente dormido. La chica comenzó a dar saltitos por lo adorable que se veía y lo cubrió con cuidado con la manta. El chico se removió abriendo un poco los ojos, observando a la castaña sentada junto al sillón, en el suelo.
-Tengo que acompañarte a casa, es tarde para que te vayas sola... - murmuró el joven.
-No te preocupes, puedo pedir un taxi, necesitas descansar. - Cielo le regaló una sonrisa al momento de permitirse acariciar un poco el cabello del chico, en busca de que se volviera a dormir.
  Y así lo hizo, cayó completamente dormido, no pudiendo contra el sueño que lo acosaba. La castaña sonrió poniéndose de pie lista para buscar sus cosas, encontrándose con Seok Jin con el abrigo puesto en la entrada.
-¿Vas a salir? - inquirió al chico extrañada.
-Te voy a acompañar, NamJoon ya lo dijo, es tarde y ambos sabemos que un taxi no te llevará al edificio. - Sentenció el muchacho tomando las llaves y poniéndose sus zapatos de calle.
  Cielo no acotó nada más mientras se ponía sus zapatillas y el abrigo. Se colgó el bolso al hombro y salió primero al frío de la noche.
Mientras aguardaba a que Jin abriera la reja de calle, la castaña divisó la misma camioneta que esos últimos días había estado estacionada en la vereda de enfrente a su edificio. Frunció el ceño, pero aún así caminó junto a Seok Jin, que iba callado con las manos en los bolsillos.
  Cielo enganchó su brazo al del chico junto a ella, estaba temblando, quizá por eso el moreno no se quejó ante su atrevimiento. Observó a la chica mientras caminaba: tenía la nariz y mejillas enrojecidas por el frío, y el cabello le caía en una cascada castaña de rizos. Sonrió de medio lado, parecía una chica salida de un libro de romance, o al menos como el se imaginaria a la protagonista. Había algo en su mezcla latina y asiática que la hacia muy interesante de ver, Seok Jin debía admitirlo, lo que no pudo evitar que lo lleve a la conclusión de que así como el había notado que ella era bonita a su manera, NamJoon también. Era bastante obvio que su amigo estaba interesado en la jovencita, ya sea de forma romántica o el inicio de ello. No era bueno para ocultar la confianza que había entablado con ella en poco tiempo, y el también había hecho aquello. Quizá el hecho de que el no había consultado a la joven si quería siquiera estar cerca de él, era lo que había llevado a su relación con Cielo a ser de peleas constantes.
  La había escuchado reír todo el día, con el no era así, al menos que se estuviese burlando. Entonces se le pasó por la mente que quizá ella también estaba interesada en NamJoon y no en el.
  Se sintió un estúpido por hacerse esos planteos, sólo la estaba ayudando a comenzar de una vez por todas una vida lejos de su padre, que no era más que un loco que deseaba a su hija de forma insana. Aunque el sabía que cualquier persona no habría ayudado a la joven, ¿quien cargaría con los problemas de alguien más?
Entonces se dió cuenta que el lo habría hecho, muchas veces, no habría cambiado nada de lo que decidió desde que la conoció porque aunque quizá Cielo no le correspondiera, el iba a ser el amigo que ella necesite, lo había hecho cuando había intentado matarse, y así continuaría. Frunció el entrecejo cuando la muchacha se detuvo frente a su edificio, ¿tan rápido habían llegado? Bufó enfrentando a la chica, esperándose una mirada de burla, un comentario hiriente, lo que sea, pero nada de eso llegó. Cielo sólo estaba muy cerca de él mirando hacia la vereda de enfrente con preocupación en el rostro.
-Esa camioneta nos siguió hasta aquí. - musitó con la voz temblando.
-¿Qué? - cuestionó el moreno, pero antes de poder girarse a ver, la chica lo frenó.
-Hace días que estoy viéndola, también estaba cuando fuimos a la cafetería con Nam, y cuando salimos de tu casa, a ido todo el camino delante, y se estacionó ahí. - Cielo miró el suelo preocupada, pensando que posibilidades había de que sólo fueran paparazzi, alguna fan acosadora, y nada más.
  Seok Jin lo sabía, había leído la preocupación en sus ojos en el momento que está hizo contacto visual.
-No iré a ningún lado. - Aseguró, tomando por sorpresa a la chica. - Te estas congelando, un baño caliente y un té te harán bien, vamos. - el muchacho la tomó del brazo subiendo por la escalinata de entrada del edificio.
  Cielo estaba quejándose mientras ascendían la escalera sobre qué era peligroso para el, que no era tan simple solamente quedarse a protegerla, que su padre no era un tipo común y corriente. Pero el chico la frenó deteniéndose abruptamente a medio camino por el pasillo, por lo que la joven se chocó contra su pecho dejando de hablar.
-No me importa quien sea, o si es peligroso o no, no te voy a dejar sola, así que deja de quejarte y entra. - dijo señalando la puerta autoritario. No quería ser brusco con la chica, pero no habría otra forma en que Cielo entienda.
  Al ver que la chica no planeaba entrar, abrió la puerta con su propia llave y la arrastró dentro del departamento, mientras que la joven seguía diciéndole que debía irse.
-Cielo, cállate. - Ladró el mayor en cuanto cerró la puerta con llave. - Mañana temprano iré a casa si eso quieres...
-No, ahora.
-¿Por qué eres tan terca?
-¿Por qué insistes tanto?
  Ambos se quedaron momentáneamente en silencio.
-Si llevas días viendo esa camioneta y ahora sabes que te sigue, no puedes quedarte aquí...
-Y ahí va de nuevo el burro al trigo...
-No, no me vengas con eso. - Seok Jin había dicho aquella tan serio, que pudo notar como la chica se había encogido un poco en su lugar. - Mañana o te vas conmigo a casa o te quedas con Kenotsuke, ¿fui claro?
-No tengo por qué esc-
-te pregunté si fui claro, Cielo. - el moreno se cruzó de brazos.
-Si, ¿contento? FUISTE MUY CLARO. - La castaña tomó su pijama molesta y se encerró en el baño.
  Sabía que Seok Jin sólo quería ayudarla, pero sólo en el momento en que se dió cuenta que la camioneta era tan sospechosa cayó en la cuenta de que ponía en peligro no solo a Jin, sino también a los demás chicos. Se cubrió la boca en busca de que su sollozo no se escuche cuando comenzó a llorar, pero fue inútil. El chico se había sacado el abrigo y se había sentando al otro lado de la puerta, apoyando la cabeza en esta.
-Lo siento, no quise hablarte así. - dijo a media voz, observando el picaporte, que efectivamente se movió al ser abierto por la chica, que lo miró por una rendija. Ahí estaba el camino de lágrimas en sus mejillas, el cual Jin se aguanto las ganas de limpiar. - Lo siento. - Repitió.
-Yo también lo siento. - admitió la chica sin poder controlar sus lágrimas. - Sólo no quiero que nada malo te pase a ti o a los demás...
-No pasará.
-¿Cómo estas tan seguro? - Cuestionó sin fuerza la chica.
-Porque no lo permitiré, ya encontraré el modo de mantener a ese hombre lejos de nosotros, tenemos a la policía de nuestro lado. - Jin sonrió de lado a la chica, que tenía la mirada algo perdida. - ¿De qué quieres el té?
-El de siempre. - Musitó Cielo frotando sus ojos.
- Deja de llorar, pareces un globo a punto de explotar.
  El comentario logró su cometido, la risa de Cielo, que cerró la puerta del todo luego de insultar al chico. Seok Jin se puso de pie yendo a la cocina, en donde calentó el agua para el té. Esa iba a ser una noche extraña y larga.
  Cielo salió poco después del baño con el pijama puesto y una toalla en la cabeza. Seok Jin la observó desde la cocina mientras servía el agua del té. La castaña sostenía algo entre sus manos; la camiseta negra de manga corta se desplegó ante los ojos del mayor.
-Olvide cambiarme antes de salir...
-Te la puedes quedar si quieres. - interrumpió el moreno con ambas tazas en la mano. - Enserio, no hay problema. - Aseguró al ver la mirada de negación de la chica. - Me gusta como te queda.
  El simple comentario había hecho sonrojar a Cielo, que se pasó la camiseta por la cabeza, tomó la taza y se sentó frente a la mesa, pero todo eso no evitó que Seok Jin viera la pequeña sonrisa que se había formado en sus labios, tan leve e indetectable, que se preguntó si lo había imaginado.
  Suspiró y buscó el cepillo de la chica en el baño, habiendo dejado su taza sobre la mesa. Tomó asiento detrás de la chica, y con mucha paciencia le quitó la toalla de la cabeza. Ambos sabían que ella no lo haría hasta que su cabello estuviese casi seco, lo que iba a resultar en sus quejas a la mañana siguiente; pero aun así la sorprendió. Jin pudo notar como se sentó derecha algo inquieta, a lo que el muchacho se rió mientras pasaba el cepillo por el cabello de Cielo.
- Gracias. - musitó bebiendo te. - No sólo por el cabello, todo lo demás también.  Cualquier otra persona me habría dicho que llamara a la policía y se habría ido.
-Esas fueron muchas palabras "lindas", me asustas. - dijo Seok Jin haciendo comillas con los dedos, recibiendo un golpe suave en el brazo.
-La próxima vez no te digo nada, maldito. - aseguró la castaña, pero inmediatamente el muchacho le restó importancia volviendo a su labor.

Worldwide Handsome ~ Kim Seok JinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora