Capítulo 2

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Agustina despierta, era de madrugada y por suerte para ella "era" sábado, se estiró para relajar su cuerpo y acomodar los huesos ya que dormía de una manera muy "formal" pero despertaba con la espalda encorvada, el cuello en un lado, y las piernas abiertas, pero su relajación es interrumpida por su madre, que abre la puerta bruscamente.

-¿Pero qué te pasa? -dijo mirándola confundida y con algo de enfado, no debía mostrarse completamente enojada porque no era lo correcto, para ella le sería una total falta de respeto.

-Qué ya se te está haciendo tarde -lanzó el uniforme planchado en su cara, se sentía cálido y suave.

No era un Sábado de madrugada para levantarse tranquilamente a tomar un café y ver el noticiero, es lo que hacía Agustina, era el San Lunes de levantarse e ir al colegio por el primer día de clases.

-¡Pero ya Agustina! -gritó e hizo dar un salto en la cama a su hija.

-Bueno -se tiró de nuevo en la cama con frustración porque las expectativas de disfrutar un lindo Sábado se fueron.

Vistió su uniforme que estaba caliente, otra vez a la rutina diaria de Lunes a Viernes con medias bordos, remera blanca, pollera debajo de las rodillas, y cualquier gomita para el cabello. Llevó la mochila y me salió corriendo tomando un sorbo del té que estaba en la mesa del comedor.

-Chau ma.

-Portate bien -sintió esa frase que será dicha por dos años más. A las madres siempre les asustaba y les daba curiosidad sobre qué hacían en la adolescencia, y el instinto de madre jugaba una mala pasada en los jóvenes.

Caminó rápido por las calles de Fordarl, llegó a la parada de remises, se subió a uno de color rojo, el chófer era un hombre canoso con una verruga en la mejilla derecha.

-Al Higher -le dijo para que pare en su punto.

Bajó, lleguó a su salón y encontró a sus amigas charlando, solamente a Be y Melanie, el curso estaba medio lleno, ya era hora de que tocara timbre, pero por alguna razón a los de cargo superior se les había olvidado.

-¿Qué onda? -se colocó a lado de Isabella, tenía el cabello más largo y esponjado, su coleta no ayudaba mucho en aplastarlo.

Ellas dos habían quedado que era el turno de sentarse juntas.

-Acá en el primer día en el convento -la muchacha pequeña rodó los ojos, el primer día siempre era cansador, y más a aún para una persona con mucha flojera.

-¿Alguna información en éste maravilloso día? -preguntó con entusiasmo, se sentó en su mesa y colocó sus pies en la mochila, al ver a un alumno desconocido, sentado en la fila del medio y al último, juntó sus piernas.

-Hay un nuevos compañeros -miró hacia todos lados buscando al chico que miró antes Agustina.

-Lo vi -masculló para ser lo más discreta.

Un "adolescente" que parecía de 30 por lo gordo que estaba, y no se afeitaba.

-Hay más.

Del lado izquierdo, en la fila del medio, Julieta, la niña que a casi nadie le caía bien y se fue en segundo año, pero volvió para aún ser la más odiada, estaba sentada revisando su celular, tenía la cámara frontal y se sacaba muchas fotos en su primer día, a pesar de que que no se hablaba con nadie.

-Y Martín -dijo Bella.

Agustina lo vió, estaba con un cuerpo tonificado, su uniforme le quedaba perfecto, se notaba muy claro que era deportista, estaba babeando por él, pero sacudió su cabeza para volver a la realidad y no parecer una "tonta".

-¡Está wow! -dijo Melanie, tenía demasiado cabello, y muy negro, como el de Alicia cuando estaba de forma natural.

-¿Quién está wow? -Eduardo interrumpió el paraíso al ponerse en frente de ellas.

-Nadie -Vázquez rodó los ojos y le correspondió el choque de puños que el muchacho ofrecía.

Giró para ver a quién observan y volvió a verlas pero con una comisura levantada.

-¿Martín? Bueno sí, está formado, y un buen culo...

-Tiene más culo que vos y que todos acá presente -dijo Alicia apareciendo detrás de ellos, colocó su mochila a lado de Melanie. Volvió a su color natural y tenía el pelo más largo, aún seguía conservando los mechones que caían de su cabeza.

-Qué mala amiga que sos.

-No somos amigos, dijimos que lo íbamos a ver con el pasar del tiempo -habló Isabella de manera seria, pero cuando el muchacho dirigió su vista de nuevo a Alicia, pudo morder su labio inferior y lanzar un suspiro de admiración. Agustina le dio una leve patada en su muslo.

-Eduardo, ¿me acompañás? -Nacho se acercó levantó la mano para saludar a todas, pero la única que no saludó fue Bella.

-Bueno chicas, me tengo que ir.

Cuando los muchachos cruzaron la puerta, las 4 vieron a Jessica pasar en ella, entró al curso gritando y emocionada por reencontrarse con su grupo.

-¿A caso esta mina no se quedó?

-Trampas hace el gato -dijo Melanie.

-Espero que no caiga el pibe que me cae para el orto. Aunque sabemos que es casi imposible porque Vikingo es un... -miró a todos lados para poder ver que nadie esté atento a ellas, y así fue-, intelectual.

Sonó el timbre, más tarde de lo normal. Se levantaron todos y se dirigían al patio con césped para poder saludar a los superiores y estar presentes en la oración para empezar con la gracia del Señor.

-Ojalá -dijo Alicia con una mirada muy pícara, presentía lo que le iba a pasar a su amiga.

Pero para su gran suerte, cuando estuvieron a punto de salir del aula, la cara de Agustina se plasmó en el pecho de Víctor, se alejó rápidamente y le pidió perdón. Ellas se reían.

-Es la predicción -murmuraron las tres de manera divertida.

-La predicción me la paso por donde no me entra el sol...

-¿Tu alma? -preguntó Alicia muy confundida.

-Sí Mara, mi alma. Solamente usás tu mente pervertida cuando se te da la gana -rodó los ojos.

Entre Amigas #3 - La previa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora