Capítulo 17

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Casa de Isabella...

—En serio que no lo entiendo, qué mierda tiene Rosi con nosotras.

Agustina estaba alterada, a pesar de que la obra había pasado un día antes, aún seguía con sus sentimientos poco amigables con la profesora.

—Ok, tranquilízate. Aunque... Es una vieja pelotuda —dijo Bella.

Agustina se tiró en la cama, del lado izquierdo de su amiga.

—Tenés razón, debo tranquilizarme, aunque ya ninguna de las dos puede matarla porque tenemos 16 y podemos ir a la cárcel.

Ambas rieron.

—¿Y si vamos a visitar a Alicia?

—¿No se enfadaría?

—Y eso qué importa, ya se nos acabó las papas que compraste —se levantó de un brinco de la cama—, además hay que esperar bastante tiempo a que venga mi mamá y traiga pizza, también le pedí más papas.

Agustina se quedó indecisa, no le parecía bien molestar a Alicia en su negocio, era su hora, y podría ser que su papá la regañe.

—Vamos Agus —hizo puchero.

—Ok —se levantó con pocos ánimos de la cama.

Calles...

—La verdad que prefiero estar en tu casa —dijo temblando y juntó sus dos manos para soplar por dentro.

—¡Ay! Una salidita no hace nada.

—¿Estás segura que no es un barrio peligroso? —miró por todas partes. El ambiente era casi oscuro.

—Pero si ya habías venido antes.

—Bueno pero no hasta las 21:00, siempre me iba a las 19:15... Además el año pasado cuando me quedé para tu cumpleaños, no salimos, nos quedamos encerradas enviando audios a los demás chicos.

—Agus, no va a pasar nada —rodó los ojos.

A unos cuantos pasos más, llegaron a la ferretería, el negocio estaba muy iluminado.

—¿Y qué le decimos? —dijo observando desde lejos.

—No sé, entrá vos...

—Pero qué... Fue tu idea, Isabella.

—La verdad ahora que lo pienso, no quiero que regañen a Alice...

Su vista se desvió del lugar para centrarse a unas casa que estaba a lado del local.

—Agus, yo creo que mejor nos vamos —dijo entre dientes y pegando la vuelta rápidamente.

—¿Por?

—Hay unos malandros que no nos quitan la vista.

Agus enfocó la vista a un grupo de 5 chicos, todos encapuchados y de pinta mala.

—Ay Bella, no te dejes llevar por la apariencia, pueden ser buenos muchachos.

—Sí, podés tener razón, pero esto es Argentina, donde si te piden la hora sabés que no la tenés que dar, ni siquiera detenerte...

—Bueno, si es que tenés miedo, vamos a la ferret...

—No Agus, vamos a mi casa, me quiero ir a mi casa —dijo algo alterada, tenía miedo.

—Bueno, ok, vamos. Pero no mires atrás.

Las dos volvieron por el camino de dónde vinieron. Pero las dos giraron la cabeza al mismo tiempo, se dieron cuenta de que los mismos chicos que estaban reunidos cerca del local del padre de Alicia, las venían siguiendo.

—Decime que lo que acabo de ver fue un delirio —la respiración de Isabella empezó a acelerar, su adrenalina la sentía muy fuerte, y un miedo recorría por todo su cuerpo.

—Bien Be, ahora no mires otra vez...

—Pero si vos también miraste —empezaron a caminar más rápido y ellos también.

—Pero no lo hagas.

Las dos de nuevo volvieron a mirar atrás, porque sintieron los pasos más de cerca.

—Ya fue Agus, basta de tu visión de ver a todos con cara feliz, corramos.

Y las dos corrieron a toda velocidad, al igual que ellos, para nada giraron la cabeza hacia atrás, no hacía falta, pues las corridas se escuchaban, y llegaron a un punto en dónde los perdieron de vista y solamente empezaron a caminar rápido por preocupación.

Entraron a la casa, su mamá estaba adentro, y había traído todo lo que le pidió su hija.

—¿A dónde fueron?

—A visitar a Alicia, está trabajando —dijo agarrando la bolsa, la botella de gaseosa, y la bolsa de papas —. Gracias ma —. Entró rápidamente a su habitación.

—Hola, como le va —saludó Agus para no ser grosera.

—Hola, Agustina, muy bien. Gracias por venir a compartir este momento con mi hija.

—Como no iba a venir si es mi amiga.

—¡Agus! —dijo desde adentro, la muchacha.

—Me tengo que ir —dijo caminando hacia atrás y apuntando cualquier cosa—. ¿Por qué no le dijiste a tu mamá? —dijo cerrando la puerta.

—Callate —dijo murmurando.

—Pero es policía, los puede encerrar.

—Si le digo a mi mamá que pasó eso, no me va a dejar salir, es muy protectora, eso pasa cuando eres hija única y de una oficial de policía.

—Vos fuiste la de la idea, algo presentía yo... —se sentó en su cama.

—Bueno, no es mi culpa que unos chorros estén ahí presentes, yo quería caminar tranquila como cualquier ciudadana, y ojalá los encierren y los maten, como a todos los su...

Su voz paró al darse media vuelta y encontrándose con la cara de su amiga que la miraba.

—Ay Agus, es que me sacaron de quicio...

—Te entiendo.

—Sí que me entendés, pero no te gusta mi forma de hablar, a nadie —se sentó a lado de su amiga—. Sé que voy a hablar fuera del contexto en el que estábamos discutiendo hace un rato, pero nece...

—Desahógate, sabés que yo escucho todo.

—Sé que parece que soy una hueca, en qué quiere matar a todo el mundo, y todo le desagrada, hasta discrimino la forma del empobrecimiento en el que viven algunos, la cumbia villera, la hablada turra que tienen algunos...

—Ok ya entendí.

—Pero me sale así de la nada, así soy yo, pero sabés que tengo mi corazón bueno, que no soy una superficial... Ok, sí, algo, pero no tanto, pero todo eso que detesto en algo te describe...

—Ok, ya no entiendo...

—No, no me malinterpretes, me refiero a que vos sí tenés esas características, pero sos muy buena y demasiado comprensiva conmigo, pero me paras el carro cuando insulto a quién no debo o de cosas que no, y sos como mi remedio ante esos momentos porque sos mi amiga, y te aprecio, pero no puedo llegar al punto en que tengo que aliviarme. Sé que solo pienso en mi aspecto, ropa, música, famosos, y operarme las rodillas para medir 1,80m., pero tengo sentimientos, como dije, no soy tan superficial...

—Bella, yo te banco, es verdad que a veces me sacás de mis cabales, pero no lo demuestro así sino que te lo digo de una forma para que tome conciencia de que un poco me lastimás, porque sé que tenés sentimientos como cualquier persona. Me gusta tu manera de ser, que te gusta la moda, te encanta el espectáculo y las Kardashian, te banco, y te voy a parar el carro las veces que sea posi...

Isabella abrazó muy fuerte a su amiga.

Entre Amigas #3 - La previa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora