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Su mente estaba arremolinada, sin saber cómo pudo pasar lo anterior. Realmente esperaba ser perdonado, pero si no era así no planeaba enojarse con su mejor amigo, puesto que reconocía del todo que su comportamiento había sido estúpido. No se arrepentía, sin embargo. Porque después de todo el amor lo puso de esa forma.

Al llegar a casa de Jungkook sólo pudo imaginarse una tarde relajada. Claro que todo en su mundo no planeaba lo mismo, lo confirmó cuando su novio se acercó para besarlo con intensidad, irrumpiendo con su lengua y tomando el control del beso sin permiso. Félix se dejó llevar tan solo porque no sabía lo que Jeon era capaz de hacerle, y su deseo por descubrirlo era más fuerte que su consciencia.

—¿Qué haces aquí? —Jungkook pudo decir mientras Félix besaba parte de su mandíbula.

Las manos del menor pasaron por su espalda mientras lo sostenía con fuerza, creando fricción que el pelinegro aprovechó para hacer movimientos de arriba hacia abajo sobre el cuerpo de su novio. Estos se interpusieron entre la duda y su lujuria, frotando así su pelvis sobre la ajena y despertando el fuego que guardaba dentro de sí mismo.

—Jungkookie, basta. Deja de moverte así si quieres una respuesta.

El pelinegro sonrió ácidamente y separó sus rostros para poder mirarse. Seguidamente, pudo sentir cómo Félix respiraba de forma alocada por los restos de aquél saludo no planeado. Jungkook comenzaba a pensar que su relación estaba tornándose extraña, dado el deseo que le producía solamente ver a su novio llegar sin aviso a su casa. Quizá fuese una mala costumbre y no siempre llegaba de esa manera para hacer el amor en el primer lugar que viese.

Pero eso no importaba. Lo amaba, estaba seguro de eso. Su relación era pura y cada día crecía.

Crecía, seguiría creciendo sin importar que...

—Taehyung estuvo a punto de golpearme. —La mirada de Jeon se encontró rápidamente con la del pelirrojo. Frunciendo las cejas con enojo ante la frase dicha. —Lo descubrió. Sabe que lo traicioné y también que lo hice por ti.

—Félix...

—Pero no pasó nada, porque Minho estaba ahí. Lo detuvo y me dijo que fuera a casa.

Un jadeo escapó de entre los labios de Kook. —¿Seguro estás bien? Sabía que tu amigo lo descubriría todo. Juro que va a querer matarme. Es mi culpa esto, lo siento tanto mi amor.

Félix observó la boca de Jungkook mientras pronunciaba esas palabras que sabía, todas ellas eran en vano. Porque no le daría la razón. Volvió a buscar la cercanía que él mismo había negado y cruzó sus brazos por la espalda del mayor. Apretándolo en su pecho y sintiendo cómo Jungkook apoyaba la cabeza en su hombro.

—Dios mío, temo tanto que dejes de amarme...

Jeon se dejó abrazar, haciéndose pequeño en sus brazos. —¿Qué dices?

—Porque entonces me iría a la quiebra intentando encontrar un lugar suficientemente grande para guardar el amor que te tengo.

—Eres un idiota. —Jungkook rio bajito. —No voy a dejar de amarte nunca, ni porque Taehyung quiera matarme ni por nada del mundo.

Félix frunció el ceño ante la mención de su mejor amigo en esa situación. Si bien sabía que hace nada estaban hablando de él, no se esperó que Jungkook lo introdujese en sus palabras de amor.

—¿Sucede algo? —El mayor se separó del pelirrojo en un intento por descifrar su expresión.

—Absolutamente nada. —Respondió mostrando una sonrisilla sin darle mucha importancia a aquello.

Love To Bother You «Taekook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora