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Su teléfono móvil sonó con un tono de llamada especial. Era el tercer día en el que el trabajo se había recompuesto y marchaba correctamente. Tuvo que separarse del grupo para contestar a la dueña de esa muestra de distinción.

—Amor, buenos días. —Minho no tuvo la necesidad de escucharla en vivo para imaginarse su sonrisa radiante.

—Hola Irene. ¿Cómo amaneciste hoy?

Todos en el lugar lo pasaban por alto, pero no fue así con Taehyung, quien se extrañó al momento de escuchar un nuevo tono de llamada en el teléfono de su pareja. Durante los dos días que habían pasado, aun habiendo pedido disculpas, la relación que intentaba sostener con Choi se volvía cada vez más inexistente. No solo porque su enfoque estuviese totalmente sobre la pareja de Félix y Jungkook, sino porque también sabía que Minho le estaba ocultando algo que era verdaderamente importante y que estaba influyendo en la actitud evasiva que el rubio tomó hacia él.

Era verdad que ambos se estaban distanciando inconscientemente, Taehyung se alejaba porque de verdad estaban aumentando sus celos hacia Félix e intentaba negarlos, pero no podía. Minho porque, a pesar de haberle ya dicho al su mejor amigo acerca de su compromiso, se estaba enamorando de Irene con cada mirada.

Por eso, Tae al no conseguir nada acerca de la conversación por haberse distraído con la salida del pelinegro de aquél edificio, decidió recoger todas las cosas con las que trabajaba y con su planilla guardada se dio vuelta.

Al instante se dio cuenta de que Minho caminaba hasta la esquina siguiente. De que ni siquiera se había despedido.

Félix podía verse junto al pelinegro tomados de las manos y ambas escenas hicieron que el corazón de Taehyung se acelerara de furia.

¿Cómo era que no iba a involucrarse en aquel noviazgo si la atracción que sentía por ese pelinegro le tomaba por las muñecas?

Debió haber aceptado que le gustaba mucho antes, cuando lo conoció y sin razón alguna había quedado hipnotizado con su personalidad. De ser así el pelinegro pudo haberse enamorado de él y no de Félix. Por momentos le entraba la idea de que toda la situación estaba siendo influenciada por el abandono de su novio.

Esa noche el menor de los cuatro había propuesto una cena nuevamente. Esta iba a ser un poco más en confianza y menos formal que la primera vez, donde estaban conociendo a Jungkook. Sin quererlo los nervios del castaño se pusieron de punta al imaginar a Jeon con su actitud soberbia de nuevo en su casa.

Dios sabía cómo se había sentido ese día cuando le habló descaradamente, como si fuesen amigos por el hecho de conocer en común a Lee. Cuando su propósito era enseñarle el baño sin ir a ninguna conversación. Sin embargo, terminó ofreciéndole información acerca de su vida y eso lo comenzaba a poner en desventaja, porque por mucho que le gustaba Jungkook, él no sabía nada de la vida del mencionado.

Con toda esa confusión se le olvidó llamar a Minho. Pero al llegar a casa se encontró con una escena espantosa, donde su novio lloraba en el piso sin siquiera percatarse de su llegada.

Cerró la puerta con torpeza y se acercó corriendo a Choi quien al instante limpió su rostro y se levantó del piso dejando a Tae con la palabra en la boca antes de poder siquiera susurrarle algo. La mirada del castaño se mantuvo en el suelo cuando el frío del rechazo lo invadió. En la baldosa brillaban las lágrimas que Minho había derramado hace minutos.

—Llegaste. —Fue lo único que Tae oyó de su boca.

—Eso parece...

El castaño se atrevió a observar al muchacho que se hallaba de pie a pocos metros, con los ojos llenos de culpa líquida y sus extremidades temblando. Pareció haberle pedido permiso con su mirada para levantarse.

Love To Bother You «Taekook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora