♥Queee!!!, no te creo♥

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*Samuel*

-Guillermo.... Sueltame que tengo que irme, se me hará tarde-. Escuché un gruñido por parte de Guillermo.- Pareces perro sabes-.

-Vete luego-. Dijo dándose vuelta a la pared.

-A ver... Como que vete luego. Tu también tienes que levantarte-.

-No quiero.... Dejame dormir-.

-Nada de dormir, vamos ariba-. Pase mis manos por de bajo de las sabanas para tomar a Guillermo de la cintura.

-Ya deja que estás helado-.

-Te voy a meter la mano de bajo de la polera si no te levantas-.

-no no no!!. Deja que ya estoy de pié, vez ya no tienes porqué hacerlooo!!!. Porqué lo isis-. Besé su lindos labios.

-Te demoraste mucho-.

-No me voy a apurar porque tu lo dices-.

-Ya, vístete luego que cuando esté listo me voy a ir sin ti-.

-Que esperas... Hace frio no molestes-. Cuando estuvo a punto de recostarse nuevamente lo tomé de la cintura y salí con el en dirección a mi habitación. Fuera de éste nos encontramos con Pedro el padre de Guillermo (Pedro el padre XDXDXD) .

-Hola chicos como esta..... -.

-Bién y usted don Pedro?-.

-....Bién. Una pregunta, porqué Guille parece un muñeco sin movimiento con el seño fruncido?-.

-Es porqué no quería levantarme y este primgao me sacó forzadamente-.

-Si quiero te dejo en el suelo-.

-Entonces... Que esperas?-.

-Lo que pasa es que no quiero... Pedro me da permiso para ir a cambiarme de ropa porfavor-.

-Claro pasa, yo ya me iba... Que tengan un buen día-.

-Igual usted-.

-Adios papá-.

-Adios chicos. Antes de irme, despierta a tu madre que o si no llegará tarde al trabajo-.

-Ahora voy-.

-Ya, ahora no vemos, adiós-. Cuando cerró la puerta Guillermo me dijo que lo llevara donde su madre para poder despertarla, parece que entendió que no lo bajaría.

-No se te cansan los brazos? -.

-No si te lo preguntas.... No pesas nada-.

-Diras eso ahora. Espera unos meses más, seguro me volveré una bola andante-. Verdad.... Como puedo ser tan idiota, este chico está embarazado. Y lo más estraño que es mio... Hay no, creo que me estoy emocionando. -Ahu!!!, no me aprietes, Samuel?-.

-Oh, perdón. A ver... Te dejaré en el suelo unos momentos para que te subas a mi espalda-.

-Y si mejor me dejas caminar?-.

-Ya te dije que no. Súbete para que no perdamos más tiempo y despertemos a tu madre-. Sin más se subió a mi espalda y caminamos hasta la habitación donde Carmen duerme.

-Mamá, es hora de que te levantes.... Llegarás tarde al trabajo-.

-No voy a ir hoy. No me siento muy bién-. Dijo sentándose en la cama. De verdad no se ve muy bién, su nariz está roja como un tomate y los ojos casi no se le ven de tan cerrados que los tiene.

-Te llevo al doctor?-. Dijo Guillermo preocupado. Me estaba empesando a ahorcar preocupadamente.

-Gui-Guillermo me estás dejando sin aire-. Dije casi gritando.

Uno en un millón (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora