Enemigos y rivales.

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Persona 5

Grace

    Hago un moño con las agujetas de mi zapato, me levanto de la cama para tomar mi mochila, una mochila negra sencilla pero noto aún lado la libreta morada de cuero me cuelgo la mochila en los hombros sin quitarla la mirada de la libreta y me dispongo a irme dejando la libreta en la cama

    ¿Por qué me daría aquella libreta? No entiendo que es lo que quiere pero al menos puedo suponer quién es esa chica. O que es...

    —¿De verdad piensas dejar la libreta, teniendo en cuenta lo útil que puede ser? -suelto el pomo de la puerta de golpe y me vuelvo hacia ella.

    Ella me mira molesta sentada en mi cama extendiéndome la libreta con la mano.

    —No pretendo jugar tu juego —le digo con un tono desafiante.

    —Nunca te pregunte si querías jugar—me interrumpe con un tono de voz que le helaría la piel a cualquiera y después me da una sonrisa falsa. — ¿Por qué no querrías jugar? Será muy divertido solo espera a que conozcas a Tara—. La forma en que pronunció el nombre, fue como oír a una víbora asesinando a su presa.

    —¿Por qué haces esto? -ella me mira pensativa y se levanta de la cama con la libreta en la mano aún.

    —Tu igual que yo sabes que la omnipotencia es aburrida. O ¿Me equivoco Grace?

    Sus palabras me toman por sorpresa y hacen eco en mi cabeza como sabe que yo fui... igual que ella alguna vez.

    —¿Acaso no odias ser una simple mortal?, ¿No quieres volver a ser una diosa al igual que yo? —no le respondo, no puedo responderle, ella sonríe victoriosa "me tiene en donde quiere"

    —Son vagos los recuerdos de cuando era una diosa y poco a poco desaparecen ya, ni siquiera puedo recordar porque termine convirtiéndome en mortal —le digo casi en susurro y siento como se acerca a mi con pasos relajados.

    —Entonces juega... y si ganas podrás regresar a ser un dios —levantó la mirada y la miró a los ojos, pero no le respondo no sé qué decir. Ella me toma de las manos y me entrega la libreta.

    Y si ganas podrás regresar a ser un dios...

. . .

    —Aveces creo que eres como un robot— me dice Renata con el ese tono monótono y frío que ahora tiene.

    Tardo un segundo do en responderle tratando de encontrar conexión con la clase de biología pero es obvio que solo se refiere a mi aún así, no se cómo responderle.

    —Tal vez tienes un poco de razón... Solo que no soy un robot si no un simple cascarón.

    —Da igual lo que seas Grace, de igual forma eres totalmente anormal.

    Ni siquiera yo se lo que soy, lo único que tengo en cuenta es que me convertí en un mortal. Desde aquel día hace tres meses atrás que desperté en una casa que no conocía, con personas que tampoco conocía, en un lugar que de igual forma no conocía, mis memorias se han ido borrando poco a poco y quizá en un par de meses olvide todo lo que fui. Quiero decirle a Renata pero las palabras no salen es como si de pronto el poder sentir hubiera regresado y así como llegó de esfumó.

    Recuerdo la libreta morada que aún se encuentra en mí mochila, me retiro para tomar mi mochila del piso y sacar la libreta pero me detengo cuando escucho que Renata recibe una llamada del profesor y se levanta de su asiento pero la sangre se me congela cuando veo quien llama a Renata, no la conozco pero tengo un mal presentimiento, que se hace más grande cuando veo salir a Renata con aquella chica.

. . .

    Camino rápido por los pasillos sosteniendo con fuerza la cámara sobre mi pecho, necesito encontrar a Renata rápido y pensar que demonios haré con la libreta. Me detengo paulatinamente y levanto la mirada al sentir alguien más en el pasillo, no me equivoco frente a mi hay una chica con un uniforme de mantenimiento que no es de esta escuela, trato de no tomarle pasar desapercibida y bajo los primeros escalones.

    —Tú eres Grace ¿Verdad? —me detengo y me vuelvo hacia la chica, la misma chica con la que se fue Renata.

    —¿Quien eres? —preguntó fingiendo timidez. Ella no responde solo toma su mochila y busca algo, yo observo atenta cada uno de sus movimientos. La chica saca una libreta exactamente igual a la mía pero de color rojo.

    —Sbeth te dio una igual ¿Cierto? —me dice con voz amable y amigable pero se que finge, su mirada lo dice.

    —¿Sbeth?

    —La diosa.

    —Ah... —contestó y me doy media vuelta para bajar las escaleras—. No me interesa participar en su juego.

    —Entonces no te importará morir.

    No tengo tiempo a reaccionar cuando ella me patea justo en los omóplatos y me hace caer por las escaleras unos diez u ocho escalones. Cuando toco el suelo me golpeó la cabeza contra el suelo y siento la sangre resbalar por mi frente, busco la cámara y me doy cuenta de que ya no está colgada en mi cuello, el miedo me invade e ignoro el pulsante dolor y busco desesperada la cámara ¿Dónde?, ¿Donde esta?

    —¿Buscas tu cámara? —me vuelvo hacia la chica furiosa y trato de levantarme del suelo pero el dolor en mi tobillo me lo impide.

    —¡Dámela! —grito y me siento en el suelo deteniéndome con los brazos

    —Lo único que quiero es que me entregues tu libreta y ya.

    —¡Deja mi cámara entonces! —estoy temblando, necesito la cámara en mis manos, pero también encontrar a Renata.

    —¡Entonces entrégame la libreta! —me grita victoriosa y no lo pienso dos veces, busco en mi mochila desesperadamente la libreta.

    —Primero la camara— le exijo extendiéndole la libreta desesperada.

    Ella se ríe a a carcajadas y me lanza la cámara, yo la atrapó en el aire y la veo alejarse riendo a carcajadas.

    —¿Qué clase de juego es este? —me dice deteniéndose antes de bajar las escaleras— Fue demasiado sencillo quitarte mi libreta ¿De verdad eres mi competencia?

    Rechino los dientes furiosa y me levanto del suelo, esto no se quedará así haré que lamente haberme humillado, haré que lamente con sangre.

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