Capítulo 8 - Annie

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Annie... La joven más prodigiosa de la escuela de leyes, siempre olía a vainilla y moras, una chica de familia de clase media, una chica alta, hermosa, inteligente, buena estratega por naturaleza, manipuladora por decisión, terriblemente hiriente y una buena mentirosa.
Sabia fingir muy bien, perfecta en todos los aspectos, con tantos pretendientes que era imposible saber cuantos eran, vestía de manera encantadora. Su gusto exquisito se dejaba ver en todo lo que hacia y vestía.
Una coherencia innegable al hablar, una determinación férrea, trabajaba, estudiaba y se daba el tiempo para practicar karate.
Su cabello rubio que lucia hasta los hombros estaba cortado en una línea perfecta, naturalmente femenina y con gracia, esa era ella...
Mi ex novia.
Annie fue al principio la chica ideal, interesante, algo dura, terca y con liderazgo.
No me enamore de ella, esa era la verdad. Me llamaba la atención por el simple hecho de que era la típica rubia popular y yo quería saber que implicaba salir con la abeja reina del panal.
Ya me había resultado extraño que ella no hiciera nada en mi contra.
Recordé aquel día, cuando rompí con ella, su rostro me miraba con seriedad, una expresión fría y severa, me miraba intensamente.
"No te amo, lo siento" fue todo lo que le dije, ella solo termino por irse, pensé que todo había sido una herida cerrada limpiamente.
Cuanto me equivoque.
Debí esperarlo, de verdad me sentí algo estúpido, debía haber prevenido esta situación.
Annie sabia que nada me importaba.
Ni había situación posible en la que pudiera herirme o dañarme pues nadie me importaba, aquella travesura, aquel pequeño detalle de decirle al señor Tweak sobre el hecho de que estaba con su hija... Era solo una pequeña muestra para tantear terreno, estaba seguro, aunque aun no pasaba nada, de que esa chica tendría algo jodido que hacer.
Protegería a Tweek, con todo lo que pudiera.
Ya me había enfrentado a Richard ¿Que más daba?
Dentro de mi cabeza solo pensaba en que plantarle cara a esa idiota no era ninguna buena idea.

-

Me encontraba en una cafetería con Barbara y Clyde, ambos me miraban con curiosidad y admiración, me sentía juzgado y extraño, pero incluso en esa situación una gran sonrisa se negaba a irse de mi cara.
Solo veía como hablaban y me miraban preocupados, pero sus palabras no llegaban a mis oídos, simplemente.
–Creo que Craig esta totalmente fuera de nuestro control Clyde– dijo Barbara, riéndose divertida de mi condición.
–Tu lo haz dicho...– dijo Clyde, yo suspire y me centre un poco para llevar esa conversación con ellos.
–Las cosas simplemente son... Muy raras, es todo... Estaba algo... Distraído, pensando en que tendré muchos problemas de ahora en adelante, pero no me importa mientras ella este bien – dije poniendo un poco los pies en la tierra y volviendo a mi neutralidad.
–Me sorprendió que le hicieras frente al papá de Tweek, no pensé que fueras así Craig, me pone feliz que ella no este con un patán – Barbara me miro de buena manera, parecía ser que me había ganado su aprobación.
–La amo – dije, sabia que mi cara estaba como la de un fantasma... Después de tantos momentos melosos y dulces, ahora a solas pensando en todo lo que implicaba aquello... Me sentí genuinamente en shock.
Había pasado toda mi vida diciéndole a otros que aquello, el amor, era una perdida de tiempo y que en realidad era volverse vulnerable a lo que fuera que la persona amada te hiciera o dijera.
Y después de darle tantas vueltas al asunto, de alejarme de esa posibilidad tanto tiempo, de intentar no caer en las redes de ninguna chica...
Había llegado esta rubia a sacarme de mi fantasía de lobo solitario y me había colocado en una realidad donde yo era su perro fiel en su regazo, atento a cualquier orden o capricho de mi ama.
Y extrañamente... Estaba profundamente feliz con ello.
¿Asustado?
Por supuesto.
¿Y mi orgullo?
En la basura, junto con mi galantería y cualquier atracción por cualquier ser humano que no fuera Tweek.
¿La descripción más acertada de Craig Tucker justo ahora?
Un fiel esclavo de Tweek Tweak.
–Viejo... Parece como si... Estuvieras atemorizado o en shock...–
–Clyde... Creo que Craig necesita un poco de tiempo para asimilar todo... Bueno... Cuéntame Tucker... ¿Que es lo que harías por Tweek para probarle tu amor?– decía la chica de cabello rizado frente a mi, lo pensé con seriedad.
–Lo que fuera que ella me pidiera... Es eso lo que me... Tiene tan desconcertado... Digo, he tenido novias, he sido un idiota mucho tiempo pero ella... Ella es...– las palabras de iban de mi boca en silencios extraños, movimientos de labios que no emitían ninguna sonido, me abandonaba la coherencia cuando debía describirla...
Pero era claro.
¿Como podía un mortal describir al Dios de su devoción?
¿Como describiría un ciego de nacimiento el momento en el que consiguiera ver por primera vez?
No había manera.
Sublime.
Si, quizás esa era la única palabra que podía pensar en ese momento, pero había tantos adjetivos calificativos tan positivos y dulces que tenia para ella...
Estaba aterrado.
¿En que me estaba convirtiendo?
¿Cuanto me faltaba para llegar a la fase final de aquella horrible metamorfosis y convertirme en la clase de hombre que usa apodos ridículos y vomita arcoíris mientras sus ojos destellan corazones cuando ve a su ser amado?
Mire mi reflejo en la mesa de cristal en la que estábamos sentados, una mesera se acerco a mi con nuestros pedidos, ignore su coqueteo mientras seguía mirándome...
Me sentía incluso demacrado... Confundido.
La vida ahora me tenia bien agarrado de las bolas.
Había herido a muchas chicas y ahora estaba en las palmas de Tweek, totalmente dispuesto a ser torturado por aquella tierna muchacha.
–Estoy muy jodido–
–Puedo verlo– dijo Barbara con una gran sonrisa malvada en su cara –Creo que por fin alguien te dará tu merecido Craig...–

Indulge Moka [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora