◤5. Más cosas en común◢

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◊Centrado en Jimin◊

Siendo lunes y teniendo que reincorporarse a sus clases, Jin se despide con parsimonia de Jimin, teniendo que separarse del recién teñido de un tono plateado, el cual hace resaltar sus oscuros aunque preciosos ojos. A pesar de compartir casi todas las clases del horario, Matemáticas es la excepción, lo que hace perder la cabeza al plateado, el cual las aborrece y no recuerda cuándo fue la última vez que aprobó un examen de dicha materia. Simplemente, es un desastre y, sin ser el único, no quita presencia de su falta de lógica en esas clases llenas de fórmulas que lo estresan como nada más lo hace.

Jimin al pasar por la puerta del aula de matemáticas, donde hay una gran pizarra blanca con cuatro rotuladores de colores diferentes y mesas de dos, toma asiento en una de las que están situadas en el medio, solo que tirando más hacia la parte delantera que trasera, donde casi nadie allí atrás presta atención a las insufribles clases. Hay alguien sentado en esa misma zona, en la que nadie hace nada, pero no presta atención y prepara su libro, su cuaderno y sus bolígrafos y lapicero. Mientras tanto, esperando a que la presencia del profesor se haga presente, saca su móvil del bolsillo trasero de sus vaqueros, encendiendo la pantalla y yendo hasta la zona de mensajes, descubriendo que tiene unos cuantos sin leer de su madre, en los cuales le informa que espera a que su hijo llegue pronto, ya que debe ayudarla con uso asuntos de la casa.

Los problemas económicos que está empezando a sufrir su familia recientemente no le dejan dormir como siempre ha hecho. A veces una grandes notorias ojeras se han hecho presentes, o un picor insufrible en sus ojos, o incluso la falta de atención en las últimas semanas de curso, donde parece que piensa más en dormir y llegar a soñar algo que en los números copiados en las blancas hojas cuadriculadas.

El profesor hace su aparición tras unos minutos más, aproximadamente tres... Guarda el aparato en su mismo lugar de salida y se encarga de sentarse completamente erguido, como si de una estatua se tratase. Mueve el lápiz recogido entre sus dedos de forma repetitiva, molestando a algunos de sus compañeros cuando se le llega a caer unas siete veces. El maestro sigue copiando las fórmulas del libro en la lechosa pizarra, resumiéndolas para que las entiendan mejor. Jimin escribe lo más rápido posible conforme los números son borrados y remplazados por otros nuevos.

Siendo un poco como Jin, sabe que le costará más que una tarde para aprender todo eso, si es que lo llega a aprender alguna vez, claro.

Diez minutos más tarde de que la sirena haya tocado, unos golpes en la puerta interrumpen la aburrida explicación para los alumnos. Tras eso, una morena cabellera es asomada, hablando pacíficamente, como si no llegase tarde, pero pidiendo, al menos, permiso.

—Perdón por el retraso, ¿podría pasar? —Yoongi mantiene su voz de forma serena.

El profesor formula un «Ajá» tosco y desinteresado, así que el adolescente pasa, cerrando la puerta a sus espaldas, sin molestarse en girar su cuerpo. Repasa la clase, intentando encontrar un asiento libre, ya que el suyo ha sido robado por una chica de pelo verde menta. Reniega y maldice mentalmente al ver que la única opción se encuentra a la derecha de ese joven rubio —ahora plateado— que no para de acosarle.

—¿Va a sentarse o prefiere atender a la clase desde ahí —comenta el profesor, siguiendo escribiendo.

—Eh, claro, claro... Perdón —hace una reverencia y a pasos pesados deja caer su mochila en el suelo, dejándose caer en la silla, mientras saca lo necesario para la clase.

Mira el pelo del plateado, y después lo mira a él directamente, encontrándose con su aniñado perfil que le llega a parecer adorable. Jimin gira su cabeza al notar la mirada de su compañero de pupitre. Se miran fijamente, sin copiar nada de lo necesario e importante. Observándose el uno al otro, como si estuviesen embobado.

◤Losses◢ [𝖭𝖠𝖬𝖩𝖨𝖭]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora