4

2.6K 207 14
                                    

ESCENA 1 :

 -Levanta.-

Kiyomi abre los ojos lentamente. Él la observa con indiferencia y su tono de voz es un tanto irritado. Apenas logra sentarse sobre la cama, aún desnuda y sosteniendo la frazada sobre su cuerpo, el pelinegro se la arrebata y se acerca a sus pies, cogiendo su tobillo, le libera del grillete. Una vez hecho esto, Illumi pone sobre ella la ropa que hace casi un día había dejado sobre el suelo.

-Vístete, rápido.-

Lo exasperado de su trato la perturba y solo se limita a obedecer. Busca contener las lágrimas que nuevamente se acumulan. Es ahí cuando repara en el ardor de sus ojos: "Es lógico, me la he pasado llorando todos los días desde que estoy con él". Una vez vestida, Illumi empieza a caminar fuera de la habitación. La tristeza que invade Kiyomi desaparece un poco ante la idea de que quizá, finalmente y después de utilizarla, la dejara en libertad.

Cuando alcanzaron el exterior de la cabaña, la bella muchacha apenas pudo contener el susto cuando observó a un hombre grande, de cabello negro y lentes, con un impecable traje, acompañado de una jovencita vestida del mismo modo, los esperaban.

-Goth, dale lo que necesite.- son las únicas palabras de Illumi. No se voltea a verla, simplemente empieza a caminar a dirección de los frondosos árboles que rodea la cabaña y desaparece.

-Señorita, por favor.-

El tal Gotoh le hace un gesto con la mano hacia dirección de un camino que atraviesa la frondosa vegetación. Kiyomi sigue sin entender, ¿sería que su padre la estaría esperando en algún punto de ese camino?

"Oh, entiendo. Solo me está cambiando de prisión y carceleros".

Pasan un aproximado de veinte minutos en una silenciosa caminata, hasta que por fin puede deslumbrar la imponente y oscura edificación que se levanta en medio de ese frondoso bosque.

En la entrada de la gran casona se encuentra parada una mujer de rostro cubierto por una especie de visor eléctrico y ataviada en un largo y pomposo vestido amarillo con solapas blancas, sin mencionar el gran sombrero de tocado escandaloso.

Cuando llega a estar justo al frente de ella, tanto Gotoh y la muchacha se inclinan en una pronunciada reverencia. En cambio, Kiyomi se queda petrificada frente a ella.

-¿No te han enseñado a saludar?.- la voz es algo aguda y espesa.

-Lo siento.- contesta Kiyomi, con un tono que la asemeja una niña pequeña.- Solo que no la conozco ni tampoco le sirvo.

Los ojos de Gotoh se abrieron de par en par ante la contestación de la muchacha.

-Es la prisionera del amo Illumi.- agrega precipitadamente.- Ha mandado a que la traigamos aquí.

La mujer suelta un bufido y con el abanico cerrado que tiene entre las manos, coloca la punta de este debajo del mentón de la muchacha, levantando su rostro.

-Soy Kikyo Zoldyck.- comienza a hablar acercándose hacia ella.- La señora de esta casa.

Dicho esto, con el mismo abanico le lanza una fuerte bofetada que la manda hacia un lado. Gotoh logra atraparla antes que ella cayera al suelo.

Kikyo Zoldyck la observa mientras tanto y no le cuesta mucho confirmar mucha de las suposiciones que había ido maquinando desde los días anteriores cuando Illumi apareció.

Sabía lo maniático que era su primogénito, como ella, y que cuando la presa le parecía lo suficientemente interesante, solía tomarse un tiempo extra jugando con esta, algo que había heredado de su padre.

El Amor de Illumi ZoldyckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora