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ESCENA 1

El extraño aparato suena después de unos veinte minutos aproximadamente. Kiyomi contesta inmediatamente, el nerviosismo la ha mantenido expectante. La voz al otro lado de la línea le da una sola orden: "entra, piso 14", para luego colgar la llamada.

La chica se apresura a salir del auto para luego cruzar sigilosamente el pavimento que la separaba de la fachada del edificio. ¿Por dónde se supone que debe entrar?

Con sus ojos busco alguna otra salida aparte de la principal pero al no encontrarla y por el apuro, solo ingresa por las amplias puertas de cristales con diseños borrosos, que se abren con mucha facilidad. El ambiente dentro del edificio huele a limpio por el aire acondicionado, mientras que al frente se visualiza un amplio cuadro de fondo crema y letras doradas donde se puede leer: "MATSUHIRA". La empresa que una vez le perteneció a su padre y su socio.

Cuando se termina de acercar es cuando puede ver el primer indicio del paso de Illumi: la que se suponía alguna vez fue la recepcionista, una muchacha joven y rubia como ella, yace muerta detrás del taburete de recepción con la garganta cortado  y los ojos abiertos como estuvieran a punto de salirse de sus órbitas.

Los ojos de la muchacha no se detuvieron mucho ante este hecho, ¿será que se vuelve cada vez más insensible? Siguiendo con sus pasos llega hacia el ascensor. Al presionar el botón cuenta al rededor de unos diez segundos hasta que las puertas metálicas se abrieran. Un suspiro se le escapa de entre los labios al asegurarse que dentro de este no existen más "rastros".

Llega al piso 14, tal como se lo indicó Illumi, pero cuando las puertas se abrieron, apenas pudo mantenerse en pie al contemplar la escena que le esperaba... que ella misma había ocasionado. El "staff" de hombres de traje negro se encontraban regados en el suelo, unos destripados, otros degollados y uno que otro apuñalado en algún punto sensible del cuerpo. El olor a sangre inundaba todo y el aire acondicionado no parecía ayudar en absolutamente nada, sin mencionas las manchas carmesí en el papel tapiz de las paredes o en la alfombra de la oficina.

Es un corto pasadizo de unos ocho metros de largo por los que Kiyomi pasa sobre los cadáveres regados de los hombres de su prometido. Al fondo hay una puerta, también de cristal con diseños que dificultan la visión hacia los interiores. Antes de que pudiera coger alguna de las manijas, esta se abre lentamente ocasionado un chirrido parecido al de una película de terror.

El corazón de Kiyomi empieza a palpitar fuertemente contra su pecho de porcelana mientras ingresa al ambiente. No hay manchas carmesí, solo hay cosas regadas por el suelo. Los ojos aguamarina se topa con la imagen de un hombre con la camisa rasgada y manchada de gotas de sangre, amarrado con las manos hacia atrás a una silla de oficina y con una especie de trapo metido en la boca. Los ojos del hombre se abren en un gesto de desconciertos mientras que empieza a balbucear algo que ella no puede entender. Se nota desesperado, moviéndose inútilmente de un lado al otro buscando soltarse, pero sin claro éxito.

Hasta el momento no hay rastros de Illumi, pero eso no le preocupa en estos momentos. Es muy probable que haya querido darle un poco de privacidad, o eso es lo que quiere pensar.

La bella muchacha se acerca con una media sonrisa en el rostro hasta el hombre amarrado, estira una de sus manos hacia la boca de este para quitarle el trapo embrollado que tenía metido hasta casi la garganta. Al verse liberado, suelta una especie de quejido gutural. Velozmente, regresa unos negros ojos hacia la casi irreconocible muchacha que tiene al frente.

-Kiyomi...- el hombre tartamudea, incrédulo.- Pensé que estabas muerta..

-Matsumoto.-dice ella ignorándolo.- ¿Dónde está mi padre?

El Amor de Illumi ZoldyckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora