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ESCENA 1
La ropa es simple: un pantalón gris suelto, una camisa holgada de material grueso y negra, con zapatos pesados. "Servirá de algo", fue lo que le dijo Illumi cuando se la entregó.
Están en un auto, ella en el asiento del copiloto con las manos entrelazadas sobre sus muslos; él con la mirada al frente sin decir palabra.
La muchacha no puede evitar pensar que hace un mes y un poco más, ella se imaginaba para estas fechas ya casada y quizás, hasta embarazada.
Lo de casada pudo haber sucedido, y lo segundo, bueno... a pesar de los encuentros con Illumi, cualquier nerviosismo respecto a ese tema se evaporó después de la sorpresa roja que se topó hoy en la mañana.
Le dio vergüenza decirle a Illumi, aunque el muchacho se lo tomó con indiferencia - como siempre -, y solo atinó a traerle nueva ropa y algo para "eso".
Atraviesan los paisajes velozmente. Sí que es un auto rápido.
Kiyomi lo contempla con sus grandes ojos aguamarina, ve el frío perfil y el largo y liso cabello negro que la cubría durante las noches que él la tomaba.
Quizás en otra situación, en otra vida...
Si él no fuera un Zoldyck ni ella la hija de un ex mafiosa en Bancarrota, él hubiera sido la clase de chico de la cual su institutriz se la pasaba hablando: de aquellos hombres guapos e inteligentes...
Suelta un suspiro. Él es guapo e inteligente, pero es un monstruo.
Un horrible monstruo que no le iría a pedir la mano a su padre porque lo mató.

ESCENA 2
Los edificios de la ciudad eran altos y oscuros, Kiyomi los reconoció inmediatamente, estaban en su ciudad. Le cruza la mente la idea de cómo debió haber sido el velorio de su padre, qué pudo haber pasado con los sirvientes de su casa.
La calle ahora se hace conocida también. Illumi cuadra en una especie de callejón sin salida que colinda con una avenida. La muchacha lo queda mirando, confundida.
-Este pasaje no tiene salida.- comenta.
El pelinegro suelta un suspiro.
-Es más seguro si te quedas aquí.
-NO!- chilla la chica.- Yo quiero matarle.
-Cállate.
La voz del pelinegro viene acompañada de un mano firme sobre los labios de la rubia. Esa reacción fue un poco más rápida de lo previsto y la ha tomado por sorpresa, callándola automáticamente.
-Quizás...- empieza a decir él.- Si me convences una vez de dejarte darle el golpe final...
Los ojos aguamarina se abren como platos. Qué se suponía que él quería decir con eso...
La respuesta a esa incógnita pronto fue solucionada cuando la mirada del chico se desvió hacia su propia entrepierna y retiro la mano de la boca de Kiyomi, para empezar a delinear sus labios con el pulgar, jugando a meterlo entre estos.
-Hazlo.
Kiyomi soltó un suspiro, se hace el largo cabello dorado hacia atrás para inclinarse hacia el asiento; con sus manos recibe el miembro del Pelinegro - el cual él mismo ha sacado apresuradamente.
Ella se lo mete a la boca. Primero solo la puntita. Luego cuando Illumi presiona su cabeza hacia más abajo, el grueso pedazo de carne se va hasta el fondo, arrancando un suspiro al Zoldyck.
Pero Kiyomi no está pensando en la mamada. Ni siquiera en si este "cobro" era justo o injusto, sano o enfermo.  Ella permanece con los ojos abiertos mientras se la mama, en realidad sus pensamientos están ya asesinados a Matsumoto.
ESCENA 3
-Illumi...
-Calla.
El joven le señala con la mirada hacia la salida de un edificio. Ella agudiza la mirada y logra reconocerle: Matsumoto.
Un nudo aparece en su garganta.
Por su mente cruza la idea que quizás Illumi lo mate ahí mismo. Se voltea a verlo, expectante. Él parece leerle el rostro.
-No, aún no.
Matsumoto desaparece por la puerta de entrada al edificio seguido por un staff de 10 hombres vestidos de traje negro. Su seguridad.
-Y ahora?- pregunta la chica.
-Esperamos y entramos.
-Pero si hay más ahí dentro?
Illumi la observa en silencio. Le resulta algo tedioso tener que explicarle una mecánica que para él es más que obvia.
-El problema de hace un rato no fue el número. Sino que es muy público.
Kiyomi asiente con la cabeza. Recién la capta. Ahora cruza por su mente el hecho que Illumi no se preocupara en lo más mínimo en el número de personas que hubieran dentro... acaso se creía tan ... "letal"?
Illumi se saca el cinturón de seguridad. Ella lo detiene con su mano sobre su brazo.
-Yo quiero hacerlo- sentencia ella.
El pelinegro la observa. Una media sonrisa burlona cruza su rostro.
-Ese fue el trato. Por qué lo sigues preguntando?
-Aclaro. Voy contigo.
-No.
Un signo de interrogación le cruza el rostro a la muchacha.
Antes de que pueda formular una pregunta, él le alcanza un celular. Tiene una forma peculiar.
-Cuando yo llame, entras.
El chico empieza a salir del auto.
-Pero si hay cámaras de seguridad?
Illumi cierra la puerta del piloto al salir.
-Estarán desactivadas.
Mientras Kiyomi pone los ojos el aparato que tiene entre sus manos, y luego los regresa, Illumi ya no está.——-
N/A: ya está cerca el final. les dije que era una historia corta y muy simple, después de todo, es mi primer fanfic. Besos

El Amor de Illumi ZoldyckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora