ESCENA 1
Kiyomi despierta atontada en una cama algo dura. Los ojos aguamarina se adaptan lento a la escasa luz de la habitación que se ilumina únicamente con una pequeña lámpara ubicada en una mesita al rincón de la habitación.
No reconoce en absoluto el lugar donde se encuentra y eso la perturba. Pasa preocupes las manos sobre su cuerpo buscando indicios de heridas o algún tipo de agresión pero se encuentra intacta.
"Habrá sido un sueño?" Se pregunta. "Ojalá haya sido solo un sueño..."
Sin embargo, tras unos breves segundos, es cuando por fin puede sentir la presencia de alguien más.
El grito se le queda en la garganta cuando observa el rostro desfigurado e insertado por un número inimaginable de alfileres.
Aún así la ropa que trae puesto esa especie de monstruo le resulta muy familiar, además de asociar mentalmente esa camisa verde de botones amarillos con los de Illumi.
"Illumi? No, no puede ser"
El hombre cruza los brazos sobre su pecho y la contempla atentamente.
-Al menos esta vez no te desmayaste.- comenta con un tono de voz igual de irreconocible que su rostro.
Kiyomi gira la cabeza hacia otro lado. Le duelen tanto los ojos que tiene que volver a cerrarlos.
-Es cierto?- pregunta la muchacha.
Un desfigurado Illumi permanece en silencio e inmóvil.
-Es cierto.- sentencia la muchacha.- Te pagaron por matar a mi papá?
El silencio es su respuesta nuevamente.
El hombre que tiene al frente tiene una actitud aún más fría de lo normal. Pero eso ya no le asusta más. Irónicamente, aún sabiendo la clase de persona que tenía al frente, el miedo se ha disipado y ha sido suplantado por un asco e indiferencia.
La chica se levanta torpemente por el costado derecho de la cama y al abrir sus ojos se topa con la sorpresa que había un gran espejo de cuerpo entero pegado a la pared.
Se observa detalladamente después de mucho tiempo.
Su cabello dorado ha perdido el brillo y ahora luce pajoso. Sus mejillas antes rosadas están pálidas, y sus ojos aguamarina lucen opacos por las grandes ojeras que cruzan hasta casi sus pómulos. La ropa que tiene es ligera y no la protege del ambiente frío qué hay en la habitación.
Vuelve a girarse hacia el expectante hombre. Le parece irónico que él haya decidido mostrarse así, aunque para Kiyomi, esa parece ser el verdadero rostro del monstruo que es Illumi.
-Por qué tanto odio?- le cuestiona.- Qué te hizo mi padre o qué te hice yo?
-No es odio. Es un sentimiento innecesario como para asesinar a alguien.
Nuevamente la voz irreconocible de un hombre irreconocible.
-Le pagaron a mi familia por hacerlo.- continua Illumi.- Y eso es lo que hacemos.-
La rubia empieza apretar sus puños con mucha fuerza, clavándose las uñas en su propia piel.
-Qué asquerosidad... QUÉ ASQUEROSIDAD!
Illumi se lanza contra ella, con una de sus largas manos sobre el cuello de la muchacha y empujándola contra una de las paredes. Kiyomi se golpea fuerte la espalda por el gesto y deja escapar un quejido doloroso.
-Cállate.-
Esta vez la muchacha, a pesar de sentir la presión sofocante en su cuello, no le agacha la mirada. El monstruo frente a ella mantiene un rostro inexpresivo.
-Quién te pagó?-
Illumi ve algo diferente en esos ojos aguamarina. Lucen apagados, es cierto, ya no hay inocencia restante y el miedo se ha desvanecido. Ahora más parece una especie de tigrecilla a la cual le están creciendo las uñas.
Esta versión le parece más divertida que la otra.
-QUIÉN TE PAGÓ, BASURA?!
El Zoldyck suela una sonora risa que le causa aún más indignación a la chica, quien le tira un puñete en el costado derecho del rostro con todas sus fuerzas.
Él no lo admitirá, pero ese golpe se lo ha tomado de sorpresa. Ella nunca antes había tenido el valor de defenderse. Aún así seguía siendo un golpe.
Él muchacha le soltó del cuello para meterla una cachetada con la parte inversa de la mano, tan fuerte, que Illumi se fue hacia el muro que tenía a su costado. Si esta edificación no hubiera estado, probablemente ya estaría tirada en el suelo.
Kiyomi se irgue nuevamente sujetando un costado de su mejilla y ocultando su rostro inflamado entre los mechones dorados antes de lanzarle un escupitajo.
Ahora ya lo enojó.
Él la coge de los finos cabellos poniéndola delante de si, le tira un puñetazo en el estómago y la hace caer boca abajo sobre casi el filo de la cama.
El aire se le escapa y el dolor del puñetazo la deja totalmente privada. Illumi la coge de las caderas, levantándole el culo hacia él y empieza a tirar hacia abajo el pantalón negro que Canary le había prestado, hasta casi hacerlo trizas.
Kiyomi hace un esfuerzo inimaginable para intentar reponerse del dolor del golpe en el abdomen y tratar de incorporarse, pero Illumi ahora tiene una de sus manos sobre su nuca estrellando su rostro contra el colchón.
La frustración que la invade por no poder defenderse hace que muerda el mismo colchón que parece asfixiarle. Un quejido de dolor se ve camuflado por esto mismo cuando Illumi finalmente se lo mete.
Los ojos de la muchacha se llenan de lágrimas por el dolor. Ha recibido "seca" el grueso sexo de Illumi en su interior por lo que el ardor aumenta en cada embestida que recibe.
Illumi, por el contrario, no hace gesto alguno mientras penetra bestialmente a la muchacha. Ni el mismo sabe el porqué lo está siendo.
Eso es lo que más le jode de esa mujer. Que le hace sentir o hacer cosas sin saber el porqué.
Desde que Hisoka lo convenció que valía la pena secuestrarla.
Cuando le hizo incumplir el trato con el mismo Hisoka incluso después de haber recibido la transferencia del dinero.
Cuando le hizo esperar más tiempo de lo que hubiera esperado en poseerla.
Cuando le irritó el hecho de que su madre la hiriera.
Cuando le dio asco la idea de acostarse con Machi.
Cuando sintió una ira al descubrir la verdad sobre lo que su padre y prometido planeaban hacer con ella.
Cuando sintió la ansiedad que tuvo por encontrarla después que su madre la botara.
Y lo de la noche anterior, cuando sintió esa extraña punzada en el pecho mientras ella le pegaba.
Le molestaba increíblemente que lo hiciera sentir cosas y esa resentida molestia se ve aplacada en esos momentos cuando la poseía sin su voluntad y la veía luchar contra él, pero también luchar contra sí misma, que conforme la intensidad y rapidez de las embestidas aumentaba, sus ganas de defenderse iban menguando.
La tenía a cuatro con el culo arriba en el filo de la cama y cuando Kiyomi lanzó un gemido en una de las embestidas profundas, Illumi se lo tomó como una rendición.
Se salió de ella con el miembro erecto y húmedo, la volteó hacia él abriéndole las piernas desde sus muslos internos para luego posar una de sus manos en el cuello de la muchacha mientras que con la otra sujetaba su pierna izquierda a uno de sus costados. La muchacha pudo recién poder tomar aire ante le cambio de posición.
No le dio ni tiempo de respirar otra vez bien o de intentar alejarse, volvió a penetrarla impetuosamente arrancándole quejidos y manotazos contra él.
Kiyomi tiene algunos mechones de cabello sobre su rostro dificultando su visión, puesto se permite ocupar las manos brindándole manotazos en el pecho a Illumi para que se saliera de su interior. Lo cual, obviamente, es un intento inútil y falso de su parte. Su cuerpo se está rindiendo ante él y ahora el asco que tiene hacía él, se lo tiene hacia si misma. Cómo podría disfrutar ser violada por el mismo hombre que acababa de matar a su padre?
Él seguía con la camisa puesta mientras que sus pantalones yacían en el piso pero aún puestos en sus pies.
Ve deleitado como la muchacha arquea su abdomen y cintura hacia arriba conforme ella es invadid, como sus rosados pezones apuntan hacia arriba duro mientras que ella muerde sus labios tratando de castigarse por los gemidos que amenazan con salir.
Le duele lo que él le hace, se nota, e incluso la chica está sangrando un poco pero Illumi no se preocupa. Después de todo, es normal que incluso después de desvirgar a una mujer, esta siga sangrando en dos ocasiones más.
Pero el grito de victoria, que fue más un gruñido de victoria por parte de Illumi, fue cuando la misma Kiyomi lanzó un gemido acompañado de un:
-Más.
Los alfileres que tenía insertados en su cabeza le dificultaban poder besarla, por lo que sin dejar de penetrarla, se fue sacando cada uno de los alfileres incrustados, revelando para el asombro y deleite de una Kiyomi reventando en odia y placer, el rostro y cabello del muchacho que le estaba arrebatando hasta la moral.
Ella se quedó quieta observándolo. No hizo ni un solo movimiento por intentar zafarse de él, aún siendo consciente que esa hubiera sido su única oportunidad para hacerlo.
Aún dentro de ella, libre de poder besarla, la termina por subir totalmente a la cama para echarse encima de ella y repartir besos y mordidas por su cuello. Mordisquea sus pezones, hunde su rostro entre sus senos aspirándola hasta embriagarse en el suave aroma que desprende la muchacha; sin mencionar esa temperatura casi infernal que ella desprende.
Ella hace rato ha dejado de oponer persistencia y se deja hacer por el muchacho. Los gemidos de ella son continuos mientras que él permanece sin gesto alguno en su rostro pero con una mirada que la devora junto con sus labios.
Illumi se separa de ella y la mira directamente a los ojos aguamarina.
-Paro?- Su tono es monótono. Como siempre.
Kiyomi le tira una cachetada en respuesta a diferencia de la primera vez que le preguntó eso.
El pelinegro vuelve su mirada hacia ella, coge con su mano el mentón de la muchacha y la obliga a besarlo, a abrir sus labios y recibir su lengua.
Mientras la besa y penetra, él se excita pensando en todo lo que él podría enseñarle, y lo mucho que ella podría gritar.
"Aún no", piensa él mientras que con uno de sus dedos delinea el orificio que está penetrando, "Está muy nueva aún".
Es cuando él se derrama dentro de ella, dejándola rellena y chorreando, que Kiyomi empieza a llorar.
Illumi se aleja de ella sin inmutarse por las lágrimas de la chica, se para desnudo y la observa echada en la cama, aún con las piernas abiertas de par en par, y el líquido blanco saliendo de su orificio y derramándose hasta las sábanas de la cama.
-Matsumoto.- dice Illumi inexpresivo.- Él mandó a matar a tu padre.
El cuerpo de la muchacha empieza a temblar. Sería una mentira?
-Por qué me lo dices recién ahora?- los ojos de la muchacha se vuelven cristalinos.
-Porque acabas de pagar por esa información.
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El Amor de Illumi Zoldyck
FanfictionIllumi Zoldyck secuestra a una bella chica, Kiyomi Hira, a pedido de Hisoka, el cual ha sido contratado para "deshonrarla" y posiblemente, posteriormente matarla. El trato entre Hisoka e Illumi fue claro: secuestrarla y no tocarla, puesto que es pre...