Capítulo 19 - Nuevos rumbos II

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Luego de sentir sus labios sobre los míos y aquel caudal de sensaciones que atravesó todo mi cuerpo, no supe más de mí.

Desperté con la claridad del sol, colándose por la ventana. Antes de abrir los ojos, recordé lo último que mi cuerpo había sentido antes de caer en otra dimensión; estaba en la cama de Liz, olía a ella. Tal vez, todo, había sido un sueño. No, no podía ser, todo fue muy real. Todo lo que sentí, todo lo que viví fue real. Abrí los ojos y no la encontré a mi lado. 

 —¡Buenos días dormilona! —Entró a la habitación, con una sonrisa radiante—Pensé que aún dormías.

Mi mente y mi corazón estaban a mil. No sabía cómo reaccionar, que decirle. No sabía que pasaba por su mente después de lo que sucedió. Traté de controlar mi ansiedad y mantener la calma, aunque no sabía hasta dónde podía llegar.

—¡Hola Liz! Buenos días —Sonreí, mientras me incorporaba en la cama.

—¿Cómo te sientes? Ten, te traje esto —Extendió su mano y me dio una taza de café.

—¡Gracias! No te hubieras molestado —Tomé la taza y di un sorbo, me quedé en silencio dando tiempo a que ella diera indicios de «algo»

—¿Y? —preguntó.

—¿Y...? ¿A qué? —Sonreí.

—¿Y cómo te sientes? Ayer fue un día de protagonismo para ti —dijo sonriendo. ¿Es una broma?

—La verdad me siento bien, solo un poco... —No terminé de decir lo que quería decir. Se acercó, dejándose caer a un lado de la cama. Colocó sus manos debajo de su cabeza, mientras miraba el techo y suspiró.

—¿Un poco...? —Intentó averiguar qué quise decir, seguía mirando al techo.

—Si, bueno, un poco sorprendida por lo de anoche—Me miró extrañada.

—¿Por lo de anoche?

—Sí, por eso —Un susto se instaló en mi pecho.

—Sí Aurora, te voy a extraña cuando te vayas a la universidad —Su mirada se entristeció y mi corazón se arrugó, pues me di cuenta que no se refería a lo del beso.

—No te preocupes por eso, no te adelantes a estar triste. Cuando llegue el momento nos entristecemos con razón —Sonreí para trasmitirle que todo estaría bien, pero realmente me sentía más sorprendida de que no hubiera mencionado nada.

Nos quedamos en silencio y volvió a mirar el techo, como si estuviera recordando algo; me dediqué a mirla mientras tomaba el café.

—¿Sabes? Tuve un sueño —Cerró los ojos, parecía estar recordando y continuó hablando— Estabas cantándome —Sonrió, aún con los ojos cerrados, recordando— Te acompañé a cantar la última parte de la canción y ... —Abrió los ojos repentinamente.

La expresión de su cara era de total desconcierto, noté una especie de ¡terror? en sus ojos y una punzada se apoderó de mi estómago «Se arrepentía de aquel beso»

—¿Y qué más sucedió? —Traté de mantener la calma. En mi mente, le gritaba que no había sido un sueño.

—No recuerdo —dijo tajante, la expresión de su rostro se endureció y se quedó en silencio. ¿A qué juegas Liz?

—Qué raro —Me giré mientras colocaba la taza vacía en una mesita al lado de la cama.

—¿Qué te parece raro? —preguntó sin mirarme.

Amando por primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora