Capítulo 7 - Confidencias II

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Entre el día a día del colegio y la vida diaria, el tiempo transcurrió y con él, fueron llegando nuevas personas a nuestras vidas, amistades y compañeros de clases.

Por como se dieron las cosas, me había convertido en la mejor y única amiga de Elizabeth y por consiguiente, en su confidente; fuimos apartándonos de las demás chicas, sin dejar el contacto, solo construimos una especie de mundo aparte. Casi todos los días, por no decir que todos, quedábamos en vernos en su casa luego de nuestras habituales tareas y labores estudiantiles. Pasabamos horas conversando sobre cualquier tema, relacionado con estudios o con cosas de las actividades diarias, lo habitual.

Una de nuestras amigas y compañeras de clases, Cristin, estaba por cumplir sus quince años y su familia le estaba organizando una fiesta, un baile con chicas y chicos de su edad. Elizabeth, había sido una de las elegidas. También me habían invitado a formar parte del grupo, pero me negué; puse mil y un  excusa para no aceptar. Simplemente, no me agradaba la idea de tener que bailar con algún chico.

Durante los ensayos para el baile de Cristin, Elizabeth conoció a un chico, Miguel. Recuerdo que él, había cursado algunos años de primaria conmigo, no me caía mal, realmente; pero nunca imaginé que se me causaría cierta molestia en mi adolescencia. Después de la primaria, le había perdido la pista, pues lo habían llevado a cursar clases en un instituto de una ciudad cercana.

Llegó el día del baile; había sido invitada a pesar de que me había negado a participar en el grupo y me sentía triste. Tenía una lucha interior. Me debatía entre ir o no ir. Deseaba ir, para estar con mis amigas y disfrutar del evento pero, al mismo tiempo, moría de celos con nada más imaginar que Liz, estaría bailando con Miguel. Decidí ir y fui sola. Sin ningún acompañante.

Cuando llegué a la fiesta ubiqué a Cristin, para desearle el feliz cumpleaños y entregarle un presente  que le había llevado. Estaba hermosa, con su vestido de quinceñera y un maquillaje perfecto, hacía resaltar su tez morena y aquellos grandes ojazos. Me recibió con una gran sonrisa, me abrazó y me dio las gracias por haber ido. Cruzamos unas pocas palabras, me tomó de la mano y me llevó hasta donde se encontraba Carmen, Yve, Yvonne y Carolina, las nuevas amistades que se habían sumando al grupo. Al menos no estaría sola.

—Hola, ¡buenas noches! —Saludé a todas y sonreí. Me sentí un poco extraña y fuera se lugar a pesar de estar con mis amigas. Las chicas respondieron mi saludo, Carmen me hizo una seña para que me sentara a su lado.

—Hola Auri, pensé que no vendrías. ¿Ya viste a Liz? Te vas a moriiir... — Me dijo Carmen en tono bajo y a modo de complicidad.

—¡Callateee, te van a oir!, no la he visto. Por si te das cuenta acabo de llegar.

—¡Jajaja! no seas pesada, bueno ya tendrás oportunidad de verla durante el baile. Solo procura que no se te noté —Expresó, mientras dejaba ver una sonrisa llena de picardía y burla. 

La miré feo y cuando me di cuenta Yve, estaba parada a mi lado, había pasado su mano sobre mí hombro para llamar mi atención —¿Qué pasó? imaginé que no vendrías, habías puesto tantos pretextos para no participar en el baile... —Se quedó esperando a que respondiera. 

—Uhm al final decidí venir, es que... si quería estar aquí, lo que no quería hacer, era bailar. Eso no va conmigo.

—Ay amiga, tú siempre tan enrollada. Bueno lo importante es que estás aquí y vamos a pasarla bien. Supongo que querrás ver a Liz, está en el salón con las demás muchachas, preparándose para el baile. ¿Quieres ir a verla?

—¡No! —Me apresuré a responder, me sentí nerviosa y no quería exponerme a ser descubierta.

—Oook no pasa nada, tranquila Aurora. Esperemos el baile —comentó y acarició mi hombro, como para suavizar mi tensión. 

Amando por primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora