18. Mascotas y Excusas.

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Abrí la puerta en un segundo y lo vi, escuchando de fondo el golpeteo de las gotas de lluvia contra el suelo, y sí que llovía fuerte. Pero lo extraño es, qué hacia Tom aquí?

-Que pasó? -lo vi y lo dejé pasar buscando rápidamente unas toallas.

Volví tendiendoselas y el comenzó a secarse, sin decir ni una palabra todavía. ¿Que habrá pasado?

Recordé que su ropa seguiría mojada asi que subí a la habitacion de mi papá y tome una camiseta y un pantalon que tal vez le quedarian a Tom y bajé.

-Ponte esto, en aquél baño, -señalé- y trae tu ropa mojada para ponerla en la secadora.

El solo asintió y se fue al baño. Seguía sin hablarme pero esta vez no sentía que lo estaba haciendo con enojo, se mantenía callado por que estaba en otro lugar, estaba algo confundido, y pensativo. Podia ver eso en sus hermosos ojos.

Salió vestido como mi papá, y era la primera vez que no lo veìa usando un traje. Y se veía menos mayor.. y muy lindo.

-Ten -me tendió su ropa y la llevé a la secadora y fui al salon donde Tom ya se encontraba, aun pensativo.

-Me dirás que está pasando? -me senté en el sofá.

-No quiero hablar de eso Hannah.. -suspiró.

-Lo menos que merezco es una explicación por haber venido aquí. - me crucé de brazos y el rodó los ojos.

-Mi mascota, manchas.. murió. -dijo y suspiró con tristeza.

¿Qué? Vino aquí por que su perro, gato, loro, o lo que sea que fuera su mascota había muerto.

No puedes creerle eso.

-Hablas en serio? -fruncí el ceño. -Y por qué decidiste venir aquí?

- A dónde más iba a ir? -suspira- me puedo ir si quieres.

Negué.

-Siento lo de tu mascota. -suspiré resignandome.

-Siento no haberte hablado y ser tan malo contigo. -soltó y abrí mis ojos debido a sus palabras. Había venido aquí a disculparse de verdad.

-Sí que fuiste malo.. -solté.

-Lo sé... y lo siento. Comencé a sentirme muy solo, y decidí dejar de lado mi estúpido enojo.. y aquí estoy.

-¿Y tu mascota? -ladeé mi cabeza dandome cuenta que había admitido la verdadera razón por la que estaba aquí.

-Oh, bueno sí murió. Era un pecesito. Y bueno.. por si no me dejabas entrar.. ese sería mi pretexto. En serio estoy arrepentido Hannah.

Sonreí de lado escuchandolo.

-Y aun cuando llegaste no estabas seguro de lo que ibas a hacer o sí? -lo miré y el sonrió de lado también, dandome la razon.

-Aun lo estaba pensando.. que puedo decir, son un anciano idiota. -rió suave recordandome que yo lo había llamado así el día que discutimos.

Reí tambien.

-Y yo una mocosa hormonal. -se alcé de hombros.

-Bueno ese sí te queda a ti. Estoy seguro. -bromeó.

-Oye. -exclamé frunciendo el ceño.

Alzó sus manos en defensa y reí.

La noche consistió en ver películas con Tom e interrumpirla a cada momento debido a que el siempre quería hacer un comentario acerca de la escena. A veces decia cosas graciosas aunque crueles y otras veces decía cosas muy estupidas que me hacian querer golpearlo.
Varias veces lo amenacé pero me convenció de que me podría demandar por 'maltrato al personal' debido a que yo era su jefa.
Ordenamos pizza e hicimos palomitas. Terminamos haciendo lo que mas disfrutaba hacer ultimamente. Relajarme en casa, con alguien que tambien quisiera hacerlo.

-Tom es tarde y no ha dejado de llover. Y mañana debemos trabajar-suspiré por que la verdad no quería ir a dormir.

-Lo sé. Me quedare en tu sofá. -sonrió.

Oh el quería quedarse aquí.

-Y justo ahi ibas a quedarte, donde mas pensabas? -bromee y me acerque a las escaleras.

-No puedo decirte. -me miró- Hannah.

-Sí? -voltee a verlo.

-Eres muy importante para mí.

Tom Hiddleston: Mi Sugar Daddy? (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora