CAPÍTULO 21

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AITANA.

Tras una semana fuera del concurso, no he podido asumir todavía qué es lo que ha pasado. La magnitud a la que ha llegado esto.

La gente de mi pueblo me mira como si fuera una extraña. No en el mal sentido, pero es raro. Es raro ir a comprar pan y que la cajera del supermercado de la esquina te mire como si tuviera delante a una actriz de Hollywood. Menos mal que mis amigos han entendido que como alguno me trate diferente le corto el pescuezo.

- ¿Estás hablando con tus compañeros? -pregunta mi tío mientras desayunamos.

Mis padres hablaron con todo mi círculo cercano y les pidieron que, por favor, no vinieran ni me hablaran todos de golpe. Todos tenían ganas de verme y preguntarme cosas, al igual que yo saber de ellos, pero ¡mi familia es muy grande y yo necesitaba descanso!

-Sí, claro. Con Amaia hablo todo el tiempo, con Ana igual. Además, tenemos que promocionar Lo Malo, así que me esperan muchas semanas con ella. Con Alfred, Roi, Luis, Miriam, Raoul... Con ellos también hablo bastante. Con todos, no sé. -digo terminando el zumo de naranja.

Los ojos de todos los presentes se clavan en mí, intuyo que esperando que diga algo más de Luis, y no que lo haya simplemente camuflado entre nombres. 
Todos se han dado cuenta de que Vicente no está, nadie lo ha visto ni hablado con él desde que salí de la Academia. Mis padres, conscientes de mi incomodidad, no tardan en cambiar de tema.

Claro que hablo con Luis. Con el que más. Me cuenta cómo se está desarrollando su disco, con qué compositores está creando magia de la suya y de vez en cuando nos permitimos el lujo de confesar que nos echamos de menos.

Termino de desayunar, y tomándome mi tiempo para despedirme de mi familia, hasta dentro de un rato, me dirijo a casa de Vicente. A mis padres no les ha hecho mucha gracia, pero lo han entendido.

Cuando Vicente abre la puerta lo encuentro bastante desmejorado. Solo ha pasado una semana, por Dios. Parece que hubieran pasado meses. O quizá es que sí los han pasado y yo con la euforia del otro día ni me fijé en que ese chico alto con el que había compartido tanto había ido cambiando.

- ¿Puedo pasar?

-No. -me sorprende tanta dureza hasta que cambia la cara. -Perdón, es que están mis padres y... No me apetece que hagan muchas preguntas.

Asiento y comienzo a andar. Quizá por instinto. Camino hasta el parque que tantos momentos nuestros ha visto. Momentos que tan lejanos me parecen.

-Antes de nada, tengo que preguntarte una cosa. ¿A qué se debieron esas historias de insta? Si querías llevarlo en secreto...

-No sé, no pensé. Lo publiqué sin ser consciente de que ahora me siguen miles de personas a las que, verdaderamente, les importo poco. Los fans de Aiteda.

Aunque sea egoísta, no me preocupaban los fans de Aiteda, me preocupaban los que apoyaban a Vicente y le hacían la vida imposible a Luis, nombrándolo y diciendo cosas feas sobre él, diciendo que era culpable de romper mi relación y que pobre Vicente.

A mí apenas me nombraron, pero a Luis sí. Casi no tuve oportunidad de hablar con él porque me dijo que esas cosas 'las prefiero hablar en persona, pequeña'. Lo cierto es que me hubiera gustado aclararlo, pero él me convenció de que por teléfono podríamos entendernos mal, y sería mejor hablar cara a cara el fin de semana.

Fin de semana que era mañana, cuando yo me iba a Madrid a promocionar Lo malo con Ana.

-Está bien, dejémoslo correr. -prefiero no darle mayor importancia. Era él quien no quería hacerlo público, y él mismo quien hizo que Twitter estallara. Yo simplemente me mantendría alejada- Y bien, ¿de qué querías hablar? -pregunto tras sentarme, recordando que fue él quien anoche me desbloqueó y me pidió que habláramos.

PROCURO OLVIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora