Ryeowook maldijo su debilidad física en cuanto vio que su padrastro y tante Delphine entraban en la habitación. El impulso de salir corriendo era incontrolable, pero sabía que no conseguiría alejarse ni cinco metros antes de caer desplomada.
—Ryeowook — dijo Gaspard, tranquilamente y con una sonrisa en los labios.
En sus ojos, sin embargo, había una expresión de odio. El matrimonio de su hijastro con Kangin Sagesse era lo único que se interponía entre él y la ruina financiera, y Ryeowook casi había conseguido sabotear sus planes — Tienes mucha suerte, insensato. Kangin todavía quiere casarse contigo, a pesar de lo que ha ocurrido. El matrimonio tendrá lugar según lo planeado. Ahora que ya estás mejor, vendrás conmigo.
—El matrimonio nunca tendrá lugar —dijo Ryeowook — Pensaba que a estas alturas ya te habría quedado claro.
—¡Ryeowook! —exclamó tante Delphine, precipitándose hacia el en una exhibición de afecto maternal — Hemos venido a cuidar de ti. Ciertamente no querrás seguir siendo una carga para estos desconocidos. Confiaba en que fueras un considerado — Le acarició un lado de la cara con su mano regordeta y la arrebujó en la manta de viaje.
Con una súbita punzada de culpabilidad, Ryeowook comprendió que Delphine tenía razón en parte. Porque lo cierto era que el había constituido una carga para los Vallerand. Además, no deseaba ser el instrumento involuntario de la destrucción de Yesung Vallerand. Si el resultado de todo aquello era un duelo, había una posibilidad de que Sagesse consiguiera herirlo o incluso matarlo. De alguna manera, la mera idea era demasiado horrible para concebirla siquiera.
—Ryeowook — dijo Bo Ah, asombrándolos a todos con la simpatía que había en su voz — tal vez deberías ir con ellos. Podría ser el plan más sensato.
—Sí, lo es — Apuntó Gaspard, al tiempo que su grueso rostro perdía la expresión amenazadora de antes — Me complace que sea tan juiciosa, Señora Vallerand.
—Debemos pensar en el bienestar de Ryeowook — replicó Bo Ah cautelosamente.
—Está claro que la señora Vallerand reconoce lo poco apropiada que resulta tu presencia bajo su techo — la interrumpió Gaspard, extendiendo las manos hacia su hijastro — Allons, Ryeowook. Esperando fuera hay un carruaje, el más espléndido que hayas visto jamás. Los Sagesse han pensado en todas tus necesidades — Lo levantó del sofá sin ninguna dificultad, ahogando su resistencia con sus gruesos brazos. Atrapado en aquella presa aplastante, Ryeowook no podía moverse ni respirar
— Vas a pagar por todos los problemas que me has causado — le dijo Gaspard con la boca junto a su oreja, rociándole la piel con una neblina de saliva caliente.
Abrumado por la desesperación, Ryeowook lo empujó.
—Yesung — chilló, preguntándose frenéticamente por qué no estaba allí. ¿Sería que nadie le había comunicado la llegada de su tía y su padrastro?
— Yesung...
Sintió que el mundo parecía tambalearse de repente, y oyó un extraño gruñido ahogado que sin duda no provenía de Gaspard. Una fuerza invisible la elevó alejándolo de la brutal sujeción de su padrastro, y la inercia la incrustó contra el sólido pecho de Yesung. Ryeowook se aferró de inmediato a él, pasando los brazos alrededor de aquel cuello que tan familiar le resultaba. Enterró el rostro en su garganta.
—Va a llevarme con Kangin —jadeó — No permita que lo haga, no...
—No vas a ir a ninguna parte — lo interrumpió Yesung bruscamente — Cálmate, Ryeowook. No te conviene alterarte.
Su posesividad hizo que Ryeowook se sintiera extrañamente mareado. En lo que concernía a Yesung, él era suyo, y nadie iba a arrebatárselo. La sentó delicadamente en un sillón y luego se incorporó para clavar la mirada en Gaspard.
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Casado Con Un Extraño [YeWook]
FanfictionNueva Orleans, a comienzos del siglo XIX Ryeowook Kersaint, un resuelto criollo que huye de un padrastro que la maltrata y de un matrimonio de conveniencia, encuentra protección en la casa de Yesung Vallerand, un notorio libertino que, según se rumo...