Estás loca.

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La primera vez que fuimos juntas a ese parque no sabíamos tomar el tren, y las indicaciones de los demás pasajeros eran cada vez eran más confusas, decidimos optar por la suerte y la orientación, escasa e indecisa, fue intimidante, inseguro, nos perdimos en varias ocasiones, pero dentro de todo, fue divertido tener esa experiencia contigo, sujetar tu mano al caminar, al viajar, al ver a la gente subir y bajar del tren, tener que apretarnos en un pequeño cuadrado y sentir tu pequeño cuerpo entre mis brazos, mordiendo la morena piel de tu cuello, hermoso, tentador, pero adorable en su mayoría. Faltaban unas cuadras para llegar al parque, había gente y no quería descuidarnos, por lo que tomé tu mano y nos obligué a caminar más rápido, mi corazón estaba acelerado, tragaba saliva reiteradas veces y no me daba cuenta que mi cuerpo estaba calentándose (además de estar caminando con rapidez) y era lo ideal, pues hacía frío... Entonces llegamos a la puerta del parque, y me detuve en seco... Me preguntaba si estaba bien, si estaba mareada o algo, te miré, y te di un beso.

Entramos al parque, caminando de la mano, mirando a la gente pasar, o las mismas atracciones del lugar, y no podía dejar de mirarte tampoco, podía distraerme con las figuras, o con los niños que jugaban alrededor de nosotras, pero de verdad, no podía dejar de mirarte, tan hermosa, tan perfectamente imperfecta, y me gustaba verte, y me gustaba que fueses así. Volví a besarte.

Las horas pasaron como si de minutos se tratasen, te dolían los pies de tanto caminar, aunque no estaba muy acostumbrada a hacerlo, y te llevé en mi espalda, pero había caminado varias cuadras y quisiste bajarte, porque "pesabas mucho" (pesabas, no voy a negarlo, pero me daba igual hacer algo de ejercicio) y bueno, desistí y caminamos hasta llegar a la parada del tren, había música lenta, faltaban algunos minutos para que nuestro tren llegara, llevé tus manos a mi cuello, te rodeé con mis manos y bailamos un vals muy improvisado, un lento, que después terminó en un abrazo y en susurros, murmurándote mis sentimientos, diciéndote palabras de amor. Lo siento, pero no podía evitar besarte. Subimos al tren, estaba lleno, y me sostuve del barandal, donde pudiste acomodarte para poder recostarte en mí, sin que yo hiciera fuerza para mantener nuestro peso, y te canté al oído, no podía abrazarte para poder mantenernos firmes durante el trayecto, pero sentir tus brazos alrededor de mí era mejor que nada, en serio, ¿Podía llamarlo felicidad? Quise llorar.

Bajamos, sostuve tu mano, te detuve, y te di otro beso más, simplemente sonreíste avergonzada y te dije que te amaba una vez más, continuamos nuestro camino hasta llegar a bus, donde, sentadas una al lado de la otra, escuchamos música hasta que te quedaste dormida, cansada, con sueño, y mimosa, preciosa para mí. Besé tu frente.

Estábamos a dos paradas de bajarnos y me dolió despertarte, restregaste tus ojos y me sonreíste, "Hola, amor." sonreí, otro beso. Bajamos, esa vez vos agarraste mi mano y caminamos hasta tu casa, estaba bastante cerca en realidad, pero era de noche y, obviamente, peligroso, caminamos algo rápido, llegamos a la puerta de tu casa, volví a besarte, lentamente, mientras te susurraba aquellas palabras. Tu mamá salió, entonces pedí perdón por haberte traído tan tarde y que no volvería a suceder, pero ella comprendió y me invitó a pasar, acepté y cuando ella se dio vuelta, te robé otro beso. Tu sonrisita me enamoraba cada vez más. Y te robé otro beso más.

Llamé a un taxi, yo vivía lejos de tu casa, e ir caminando no era conveniente, pero tú me pagaste el taxi, y cuando llegó, saludé a tus padres, a tu hermanito, y entonces tú me besaste lentamente, aferrándote a mi cuerpo, y fue casi molesto tener que apartarme de tu pequeño cuerpo para ir a mi casa, besé tu frente, te deseé buenas noches, y me marché. Detuve el taxi, corrí hasta ti y te robé otro beso. "E-Estás loca." Asentí y te besé lentamente, riendo entre besos, volviendo a decirte que te amaba...


Al menos pude decírtelo antes de morir.

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