Amor no correspondido.

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Ha sido un estúpido juego para demostrar sus habilidades de galán, de mujeriego y conmigo. Jamás creí que bajo su hermosa sonrisa, él se reía de mi amor, que detrás de esos profundos ojos, solo podía ver su victoria, que en el interior de su corazón solo habría odio.

Nunca me consideré sensual, ni atractiva, mucho menos interesante, siempre fui una chica bastante tranquila y "correcta", no tenía sentido que se fijara él en mí, así de la nada. Pero se aprovechó de mi ilusión, yo era el tipo de chica que soñaba con una historia de amor como las novelas y los libros, donde el chico más popular se fijara en la chica nerd, y no estaba tan lejos de eso, la verdad.

Empezó como algo desinteresado por parte de él, pero en cuanto mi mejor amiga habló con él, de pronto me trató mejor, más atento, más amable y caballeroso, íbamos juntos a la escuela y me invitaba a comer, era tan lindo, tan simpático, con un sentido del humor incomparable, y coqueto, destacaba mis 'virtudes', o me decía uno que otro piropo. 

Y eso fue lo peor, me hizo sentir especial.

A los dos meses, le hablé de él a mi madre, mi mejor confidente y mejor amiga, ella quería conocerlo y en cuánto se lo dije, estuvo en desacuerdo, diciendo que ella lo miraba mal, que se sentía ofendido, menospreciado, y le creí. Lentamente empezó a endulzarme con sus palabras, volviendo a mi madre mi enemiga y yo la suya. Empecé a desconfiar de ella, a no escuchar sus consejos, a no verla como mi amiga, sino una mujer amargada que no quería verme feliz con él.

Los meses pasaron, estar con él era vivir, sentirme completa, lo que verdaderamente significa Vivir la vida, emborracharnos hasta perder la conciencia, probar todo tipo de drogas, tener desde tríos a orgías, todo lo que yo era se volvió impuro, lo tabú no existía, y me volví una persona que no quería; mentirosa, alcohólica, drogadicta, criminal. Y todo por amor.

Luego de un tiempo le dije que ya no quería seguir haciendo esas cosas, empezó a golpearme, a pedirme perdón, y volver a hacerlo. No era tonta, sabía que me engañaba con otra chica y no tenía la vergüenza de negarlo.

Cuando más lo amaba, más se alejaba, cuando yo más me alejaba, él más me amaba. Pero su amor no me hacía bien, era manipulador, mezquino, destructivo. Entendí que jamás me amó, fui un capricho en su vida que se volvió parte de él, no lo planeó, pero me volví alguien importante en su vida y no quiso aceptarlo, por terco y orgulloso.

¿Y saben? Terminó perdiéndome. Su inseguridad y egoísmo marcó un destino en que nuestras vidas se separarían. 

Hoy tengo a mi hija que estuvo a punto de pasar lo mismo, y pude ver los mismos patrones que mi primer novio, pude salvarla de perderse, pude rescatarla y hacerle ver la realidad a tiempo. Esa la única felicidad que quiero, la felicidad de mi hija, es lo único que me llena, y no es destructivo.

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