El pensadero

326 40 1
                                    

Narra Sherlock

Mi hermano mostró una sonrisa ladeada, aquella sonrisa de creer saberlo todo y que tanto me hacia rabiar.
-Si tanto te gusta- habló -díselo-
-Prefiero que no lo sepa- suspiré -no quiero perderla-
-Definitivamente no eres el listo de los hermanos Sherlock- dijo frotándose los ojos con su mano izquierda.
-Soy el más listo- dije seriamente.
-Si fueras el listo- dijo molesto -ya te habrías dado cuenta hace mucho de que esa chica está enamorada de ti desde hace mucho. ¿Acaso no te das cuenta? Ella fue la que te sacó del lago, literalmente te ha salvado la vida arriesgando la suya propia pero tú sigues sin verlo-

Mi hermano soltó un suspiro para continuar pero no le dejé, puesto que abandoné el ligar de inmediato para volver a la biblioteca.

Cuando llegaba, (T/N)_____ salía por la puerta con sus cosas, se la veía incómoda y pálida además de somnolienta.
-¿Estás bien?- pregunté jadeando pues me había apresurado mucho -siento haber tardado-
-No importa- sonrió débilmente la muchacha -me quedé dormida intentando estudiar-
-Y has vuelto a tener ese sueño ¿No?- dije acariciando su mejilla.
-Si- suspiró -quiero contárselo a la directora para que me ayude-
-Está bien- respondí -oye... ¿Puedo preguntarte algo?-

La chica asintió y yo tomé aire.

Tenía que comprobar que mi hermano no estaba equivocado, quería que me lo confirmase ella misma.
-¿Por qué me sacaste del lago?- pregunté -¿Por qué fui yo el elegido?-
-¿Qué sería del mundo sin Sherlock Holmes?- sonrió.
-(T/N)_____- dije serio -estás evadiendo mi pregunta-
-¡No!- respondió.
-¡Ejem!- escuchamos un carraspeo femenino -¿Se pueden saber que hacen aquí a estas horas?-

A nuestra espalda se encontraba la directora con su túnica esmeralda.

Seguramente se habría colado con su forma felina para que no nos diésemos cuenta de su presencia.
-Iba a buscarla ahora mismo profesora- respondió la muchacha.
-Se te ve cansada Potter- dijo tomando el mentón de la muchacha para examinar su rostro, como si de una madre se tratase -¿Has descansado algo?-
-Ese es el problema- suspiró.
-Venga a mi despacho- dijo reposando su mano en su hombro -le prepararé un té. Y usted Holmes, vaya a su dormitorio-
-Si profesora- dije para poner rumbo a la Sala común.

Narras tú

Que Sherlock me hubiese preguntado aquello, hizo que mi pulso se desorbitase pero ¿Por qué lo hizo? ¿Sería verdad lo que John me había contado?.

Seguí a la profesora a su despacho y me senté en una silla muy cómoda.
Fawkes voló a mi regazo con un suave gorjeo ante el cual respondí con una dulce caricia.
-Cuéntame que perturba tu descanso querida- dijo McGonagall sirviéndome una taza de té con leche.
-Verá profesora- dije tomando la taza -llevo meses padeciendo la misma pesadilla-
-¿Qué es lo que ves en ella?- habló curiosa.
-Veo a Voldemort- dije volviendo a visualizar la escena -muy demacrado, Petterson estaba con él pero había otro hombre que no pude identificar-
-¿Y qué ocurre?- habló mientras posaba su mano en mi rodilla.
-Hablan sobre encontrarme- dije nerviosa -no entiendo por qué me necesita tan desesperadamente pero... ¿Es solo un sueño no profesora?-
-Si- suspiró para dirigirse a una columna de la cual salió una pila de agua rodeada de espejos que desprendía una hermosa luz azulada -acércate querida-

Lentamente me acerqué a aquel objeto y observé unos preciosos destellos plateados que danzaban en el agua.

Los movimientos eran hipnotizantes y de alguna forma resultaban tranquilizantes.
-¿Es un pensadero?- pregunté -mi abuelo me contó sobre él-
-Exacto- sonrió -y va a ayudarte a olvidar ese sueño-
-¿Cómo?- pregunté.
-Cierra los ojos- habló la anciana, a lo que obedecí al instante-

Pude notar la fría punta de su varita clavada ligeramente en mi sien.

De pronto un extraño cosquilleo recorrió mi cráneo y cuando abrí los ojos contemplé como una especie de moco brillante que colgaba del extremo de su varita.
Lo lanzó al pensadero y vi la imagen de mi sueño reflejada en la superficie.
-Gracias profesora- sonreí.
-Espero que puedas dormir esta noche pequeña- dijo tomando mis mejillas con suavidad -ahora vaya a su dormitorio-
-Si señora- dije poniendo rumbo hacia allí.

Aquella noche pude dormir un poco mejor, pero la última prueba no salía de mi cabeza.

A la mañana siguiente, me reuní con mi prima en el patio empedrado.
Se la veía muy nerviosa y aterrorizada, lo cual era normal.
-¿Estás bien Dominique?- pregunté posando mi mano sobre su hombro.
-Tengo muchísimo miedo (T/N)_____- dijo estrujándome con fuerza contra su pecho -hemos pasado por mucho en este torneo y no quiero que te pase nada-
-Estaré bien- sonreí -tienes que estar tranquila-
-¿Y si lo de los periódicos es cierto?- dijo tomando un periódico de un banco -¿Y qué pasará si consigue volver?-

En la portada se contaba la notica de nuevos ataques de mortifagos cerca de Hogwarts y aparecía una fotografía de la marca tenebrosa.
-Le volveré a hacer frente- dije con seriedad -no me importa arriesgar mi vida por salvar a todos los demás-
-¡No puedes hacerlo (T/N)____!- lloró -¿No te das cuenta que es lo que él quiere?-
-Lo sé- suspiré -pero no dejaré que vuelva a hacerle daño a nadie, mucho menos a mi familia y amigos-
-Déjame ayudarte- suplicó la bella muchacha.
-No- negué -solo yo puedo enfrentarme a él, no quiero arriesgar la vida de nadie-

Ella supo que yo nunca iba a darme por vencida.

Derrotada se sentó en el banco de piedra con los brazos cruzados y lágrimas brotando de sus ojos azulados.
La tomé en mis brazos y besé su cabello con suavidad.
-Tranquila- hablé mientras la apretaba ligeramente contra mi pecho -no se atreverá a venir aquí. Y si es así no os pasara nada a ninguno-
-Si te enfrentas a él- sollozó -prométeme que volverás sana y salva-
-Te lo prometo- sonreí para limpiar sus mejillas con la manga de mi túnica -y deja de llorar que te pones horrible-
-Idiota- rió golpeando mi pecho con suavidad para abrazarme una vez más.

La magia de la deducción (Parte 4) (Sherlock Holmes y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora