Preparativos

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Vi como Sherlock dudaba pero no iba a rendirme tan fácilmente.
-Responde Holmes- dije.
-Voy a ir al baile con Irene- respondió guardando su seriedad.
-¡¿Qué?!- dijimos los cinco presentes a coro.
-Fue la única que me lo pidió- respondió algo irritado y angustiado -además tampoco es que sea mi devoción-
-Pues podrías habérselo pedido a otra- dijo John para mirarme luego.
-Oye- habló el Slytherin -al menos yo no soy la última opción de nadie-
-¡Nunca has sido mi última opción! -dije antes de darle mis deberes a Strauss y dar un golpe sobre mis libros para recogerlos -siempre has sido mi primera y única opción-

Antes de que mis amigos pudiesen decir nada, abandoné el gran comedor como alma que lleva el diablo.

Las lágrimas caían por mis mejillas sin descanso mientras caminaba hacia la cueva donde manteníamos al dragón.
Al verme, el animal soltó un suave rugido, parecía que incluso sentía lástima por mi.

Retiré mis lágrimas y respiré profundamente
Quité las vendas con cuidado y curé su herida, la verdad es que había mejorado mucho.

De pronto, escuché unos pasos que se acercaban rápidamente a la cueva.
Un muchacho de Hufflepuff entró con pinta de estar cansado.
-Hola Newt- dije con una suave sonrisa.
-Hola- sonrió -sabía que estarías aquí-
-¿Vienes a ayudarme?- respondí atando las vendas al ala del animal.
-Si- respondió -pero no solo eso. Quería pedirte algo-
-Claro- dije recogiendo el material -¿Que querías?-
-¿T...Tú que...querrías...?- tartamudeó el chico.
-¿Ir al baile contigo?- sonreí acabando su frase.
-¿Cómo lo has...?- dijo Newt asombrado.
-La tartamudez, el sudor de tu frente, los pequeños espasmos...- reí -no es difícil de saber-
-Entonces... ¿Aceptas?- se sonrojó.
-Claro- dije con una sonrisa -nos veremos en la entrada del gran comedor-
-Te esperaré al pie de la escalera- dijo tomando mi mano para posar un delicado beso en ella antes de irse.

Una enorme sonrisa se dibujó en mi cara ante aquel gesto.

No había conseguido una cita con el chico que me gustaba, pero si una con uno de los más adorables.
Al volver a la sala común, John y Mary estaban angustiados.
-¿Dónde te metiste?- preguntó Watson.
-Con el dragón- respondí.
-Sigo sin creerme lo de Sherlock- bufó Mary -definitivamente es idiota-
-Mary... déjalo- respondió John.
-No pasa nada- dije con una suave sonrisa -ya me lo han pedido-
-¡¿En serio?!- se sorprendieron.
-Si- bostecé -debo irme a la cama. Nos veremos por la mañana-

Subí al dormitorio y tras haberme preparado con mi pijama me metí en la cama.
Otra noche más la misma pesadilla se volvió a repetir, pero esta vez la dejé pasar.

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El día del baile había llegado y el ánimo de todos estaba por las nubes.

Todas las chicas de Gryffindor estaban arreglándose para reunirse con sus citas cuando yo acaba de salir del baño, excepto Mary que tenía un enorme dilema.
-¿Que ocurre Mary?- dije arrodillándome frente a ella.
-No puedo- dijo ella presa del pánico -todo el mundo va a estar mirándonos a mí y a Victor-
-No serás la única a la que miren- sonreí -estaré contigo en la pista, recuérdalo-
-Lo sé- dijo ella mientras se ponía un precioso vestido color aguamarina que llegaba hasta su muslo con flores de color blanco y una cinta dorada que lo ajustaba a su cintura -¿Qué tal estoy?-
-Estás preciosa- dije haciendo un bonito lazo con la cinta en la parte trasera del vestido.
-¿Qué te pondrás tú?- dijo ella curiosa.

Una suave sonrisa apareció en mis labios cuando me acerqué al armario.

Dentro había un hermoso vestido de color morado con unos preciosos volantes que llegaba hasta mis tobillos en una suave caída, unos pequeños trozos de tela que cubrían mis hombros con extremada delicadeza y una cinta plateada con unas hermosas flores a modo de broche en la parte izquierda.
Era sencillo pero muy hermoso, justo como a mí me gustaba.
-¿Te lo ha hecho tu abuela?- dijo Mary asombrada mientras me lo ponía.
-Si- dije tocando la falda con cuidado.
-Pareces una princesa- sonrió mi amiga con unas lágrimas -estoy llorando-
-Guárdatelas para el día de mi boda- reí para sacar una caja de zapatos de mi armario con el pulso algo tembloroso.

Dentro de la caja, había unas preciosas sandalias plateadas de tacón de aguja no muy alto con las mismas flores del vestido en la parte del cierre.

Tomé el zapato con mucho cuidado apretándolo suavemente.
-Son hermosos- dijo Mary.
-Si- dije con una suave sonrisa -ella tenía buen gusto-
-Son...- dijo Mary algo cortada -¿De tu madre?-
-Si- dije para ponérmelos y ponerme en pie -se me hace muy raro... siento como si ella... estuviese aquí de algún modo-
-Siempre estará contigo- dijo Mary sonriendo para revisar mi look -pero... necesitas un peinado que encaje-
-¿Puedes ayudarme?- supliqué.
-No digas más- dijo sentándome en un pequeño taburete.

El olor a laca, pintauñas, perfume, el calor de los secadores, etc se acumulaba en la sala cada vez más, ya que ninguna alumna había salido todavía de la habitación.

En pocos minutos, y con ayuda de algunas horquillas, una goma del pelo, un rizador y algo de laca Mary había conseguido hacerme un hermoso semi-recogido alto con unas hermosas y suaves ondas.
Decidí maquillarme de una forma muy natural con un poco base, colorete rosado, rímel, delineador negro y un brillo de labios rosa con sabor a fresa.

Poco a poco los nervios se comenzaron a acumular en el estómago cuando Mary tomó mi mano.
-Tranquila- sonrió haciendo que me mirase en el espejo -todo saldrá bien-
-Eso espero- respiré -estoy muy nerviosa-
-Ven aquí- dijo abrazándome con fuerza -si Sherlock se molesta es su problema, yo me encargaré de estamparle la cara contra una mesa si es necesario-
-Mary- reí.
-¿Qué?- rió -solo digo que no debes preocuparte de lo que digan los demás, pues lo único que importa esta noche es disfrutar, pasárselo a lo grande y hacer amigos nuevos-
-Tienes razón Mary- dije para abrazarla -espero no perderte nunca-
-Eso no pasará pequeña- dijo ella -te lo prometo-

La magia de la deducción (Parte 4) (Sherlock Holmes y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora