-Te lo juro Matilde, es tan perfecta, ojalá encontrar a alguien la mitad de perfecta que ella y poder pasar el resto de mi vida a su lado.-Matilde sonrió, una sonrisa amarga al borde del llanto, de la rabia. Aquella sonrisa que ocultaba todos los por qué, por qué no ella, por qué había dejado de quererla, y por qué ahora buscaba su tacto en alguien más.