Su cabello era suave, y tenía un agradable olor dulce. Matilde embobada miraba al mayor tocando guitarra mientras sus dedos acariciaban la melena ligeramente desordenada.
-¿Quieres que pare?-Preguntó la joven temiendo estar siendo demasiado melosa. El más alto negó con una sonrisa y se inclinó casi imperceptiblemente al tacto ajeno.-Ya.
Incluso drogada y ebria Matilde podía sentir sus mejillas calientes y su estómago revoloteando de manera peligrosa.
"te gusta" susurró una voz burlona en su cabeza, una voz demasiado parecida a Constanza.