Capítulo 6

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Esa tarde Rogue había decidido que lo mejor era no quedarse en casa de Sting e irse directamente a su casa. Se disculpó con Lector que, rabioso, había entrado a su casa pegando un portazo. Sting se despidió algo inseguro antes de ingresar en su casa y ver como Rogue se alejaba junto a la peliverde. No sabía lo que había pasado pero la había cagado muy fuerte y no sabía por qué. Tal vez Rogue estaba llorando con Minerva por su culpa, fue un capullo al levantarse e irse de esa manera... y si a eso le sumamos los "asuntos personales" que tanto preocupaban al pelinegro, era probable que eso simplemente le hiciera explotar.

Llamó a Minerva, si no podía enterarse por boca de su mejor amigo lo descubriría de alguna manera.

No te pienso contar nada, Rogue ha comprado mi silencio con comida—Sting gruñó molesto ante las palabras de la chica.

—¿Desde cuando te llevas tan bien con él? No puedo entenderlo, se supone que es mi mejor amigo y te cuenta las cosas a ti.

Nuestros mejores amigos son novios, es obvio que íbamos a terminar hablándonos—respondió la chica al otro lado de la línea disfrutando del tono envidioso que usaba el rubio—además, he tenido que sacárselo casi pinchándole con un palo, aunque casi me muerde.

Sigo sin entenderlo... Sé que le cuesta abrirse pero ya estoy con el trece años, no entiendo cómo aun le cuesta contarme las cosas.

Lo has hecho sonar muy gay—dijo Minerva tratando de hacer reír al rubio que en verdad se escuchaba muy preocupado—déjalo un rato solo, yo acabo de explotar la burbuja y tiene que relajarse. Seguramente te lo contará cuando se calme—lo último era mentira, la chica sabía que Rogue en esos momentos estaría buscando una excusa que Sting pudiera creerse para salir al paso. Cuantas veces le había pasado a ella eso...

—Que fastidio... Me preocupa dejarle sólo.

Prueba a llamarle—contestó Minerva—y te dejo ya, necesito estudiar.

Sting se quedó mirando el teléfono que marcaba el número de Rogue un par de minutos después de que la chica le colgara. No sabía con que podía encontrarse, ¿sería un Rogue pacífico o uno proveniente de los abismos del inframundo?A saber.

¿Qué quieres?—Sting suspiró tranquilo, no lo había saludado pero tampoco insultado, eso era un buen comienzo.

—Saber cómo estás—contestó el rubio. Escuchó algo de silencio al otro lado del teléfono y se tuvo que asegurar de que la llamada no se había cortado.

Bien, estoy estudiando. Cosa que deberías hacer tu en vez de sonsacar información a Minerva, ¿crees que no iba a enterarme?

—¡Qué poco a tardado en chivarse!—exclamó Sting molesto escuchando una risa al otro lado del teléfono.

No se ha chivado, estoy a su lado, idiota—la respuesta sorprendió a Sting, había llamado a Minerva a su casa lo que significaba que... —¡Ey! ¡Estoy aquí! —escuchó a Minerva de fondo gritando y siendo callada por un "shhh" proveniente de Rogue—me la tropecé de camino a mi casa y a Frosch le gustó su perro así que me tiene secuestrado.

Entonces supongo que no debo preocuparme por ti—el tono de Sting cambió a uno un tanto más triste que sorprendió a Rogue—Debería ponerme a estudiar, te llamaré esta noche—y el rubio terminó la llamada.

¿Era normal ese sentimiento molesto en su pecho?

—Qué fácil ha sido, ¿no?—dijo Minerva mientras escribía en su libreta.

Mi mejor amigo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora