Rogue se quedó una hora entera sentado en el suelo de la azotea cerca de las rejas que se situaban ahí para que nadie pudiera lanzarse al vacío. No recibió ningún mensaje de Sting a pesar de que la asignatura era lengua y, por ende, era una materia común en la que coincidían, el rubio debía haber notado su ausencia.
Suspiró cansado, no entendía por qué al rubio le había afectado tanto. Sí, ambos tenían mucha confianza,pero había cosas que había que guardarse para uno mismo, o por lo menos así lo había considerado Rogue toda su vida. Sting no sabía que Skiadrum en realidad era un familiar que no quiso saber de él pero al que obligaron a hacerse cargo, no le había dicho tampoco que, cuando él se fue, hubo un par de años durante los cuales Rogue fue víctima de bullying, tampoco le dijo que trató de suicidarse y que probablemente esa fue la razón por la que lo dejaron en paz(aunque con una depresión que tuvo que hacer frente solo hasta que llegó Frosch)...mucho menos iba a decirle que era gay. Además, estaba seguro de que Sting no le había contado muchas cosas de su vida, era lo lógico. Nadie conocía a una persona al cien por cien, nunca nadie tendría el suficiente valor para mostrar todas sus debilidades a una persona, por muy importante que esta sea.
Recibió una llamada que lo sacó de aquellos depresivos pensamientos. Sting lo estaba llamando seguramente enfadado pero sin querer faltar a su palabra de ir juntos a recoger a sus hermanos. Iba a contestar cuando la puerta se abrió y se llevó toda la atención de Rogue. Apareció una chica que, al ver a Rogue, sonrió alegre. Rogue la reconoció inmediatamente.
—Tengo que admitir que no me esperaba esta clase de juegos de tu parte, Minerva—Rogue se levantó y la chica se acercó con una sonrisa.
—No era un juego, solo quería ayudarte—suspiró la chica como si se lo estuviese repitiendo a un niño mil veces.
—¿Me vas a decir también que todo el misterio de la identidad era para ayudarme?—Minerva no supo que responder y Rogue suspiró—De todas formas, ¿para qué querías verme?
—Para hablar obviamente—la chica se dirigió al banco en el que Rogue estaba inicialmente sentado y le indicó que volviera a su posición de antes—dime, ¿te gusta Sting?—Rogue se sorprendió ante la pregunta tan directa de la chica y, mirando en todas direcciones, se aseguró de que no había nadie allí.
—No, no me gusta—mintió sacando un mohín en el rostro de Minerva—y tampoco soy gay, basta ya con eso.
—Qué mal se te da mentir—suspiró la chica mirando al frente, Rogue la imitó. Desde allí se veía la entrada del instituto por donde todos salían, no le fue difícil visualizar a Sting, no había muchos rubios en su institución y Sting había decidido pararse justo al lado de la puerta a esperarlo. Puede que su físico tan peculiar fuera otra de las razones por la que le costaba tan poco conseguir novia.
—A mi me gusta Yukino, la actual novia de tu amigo—Rogue la miró sorprendido y extrañado, ¿qué pretendía? No iba a aliarse con ella para fastidiar la relación—He estado sufriendo en silencio todas las alucinaciones de Yukino por salir con Sting... Jamás pensé que se haría realidad—Minerva miró a Rogue con una sonrisa que el pelinegro comprendió a la perfección—Duele, ¿no crees?—Minerva apartó la mirada al cielo—Ser diferente—Rogue tragó saliva algo inseguro y, bajando la mirada, dijo:
—Llevo enamorado de Sting desde que soy un crio, nunca se lo he dicho a nadie. Él siempre ha estado saliendo con chicas y pidiéndome ayuda para tratar con ellas—Rogue frenó, las ganas de llorar lo invadieron—Sí, duele mucho—Rogue comenzó a llorar y Minerva le acarició la espalda abrazándolo. Rogue lloraba por el dolor acumulado tantos años que por fin había tenido la fuerza de liberar levemente y por el hecho de haber encontrado a alguien en su misma situación.
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Mi mejor amigo [En Edición]
FanficRogue nunca había necesitado a nadie a su lado, con Sting y sus dos hermanos tenía suficiente felicidad cada día, pero sus esperanzas se abren a algo más y pronto no puede soportar estar junto a Sting sin que su cerebro le indique que grite las dos...