Rogue se encontraba completamente ansioso e incómodo, añadiendo además el apelativo de cobarde que debería tatuarse en la frente o llevar en su camiseta en fosforito. Desde la pregunta de Sting del día anterior no había sido capaz de devolverle la palabra al rubio, se sentía un completo inútil.
—¿Entonces lo sabe?—Minerva estaba ansiosa y no aguantaba el silencio que su amigo había formado, Rogue negó con gran velocidad y ella suspiró, aunque Rogue no supo bien si era de alivio o pena.
—No, jamás se lo diré, nunca—Rogue dejó salir el aire de sus pulmones de forma pesada—Le negué la posibilidad de serlo, dije que apoyar a la comunidad LGTBI no significaba que fuera parte de ella.
Se quedaron en silencio mirando el cielo sentados en aquel banco del parque, se escuchaban los gritos de los niños y el sonido de los pájaros por debajo del ruido de los infantes. Rogue miraba a Frosch jugar en una de las partes del parque sonriendo, no era capaz de disfrutar el hermoso sentimiento que normalmente Frosch le proporcionaba, en su lugar soltó un quejido en símbolo de lo estúpido que se sentía.
—Me tendría que haber callado, estoy seguro de que lo sabe—Minerva casi quiso reír de ver a Rogue perdiendo los estribos y llevándose una de sus manos al pelo para tirar de él. Era muy extraño verlo así.
—Rogue, Sting no es tan inteligente—habló Minerva tratando de tranquilizarle, Rogue sonrió queriendo calmarse, pero los nervios regresaron a él cuando su móvil sonó.
Llevaba todo el día evitando a Sting, no sólo lo había echado muy poco disimuladamente de su casa el día anterior, sino que cuando le intentaba hablar él respondía secamente y se alejaba. En clase no habían hablado ni una sola vez, esa era la razón por la que Minerva le había arrastrado al parque una vez finalizadas las clases. Rogue no podía evitar pensar que el rubio se daría cuenta y lo odiaría, prefería alejarse de él mil veces antes de que alguien más a parte de Minerva se enterase de sus preferencias sexuales.
Sting había intentado hablar con él mil veces de mil formas diferentes, trató de bromear con él, de hablar sobre cualquier tema trivial, pedirle ayuda con Yukino y, desesperado, le había pedido ayuda de un ejercicio que entendía para que le dirigiese la palabra. Rogue recordaba su respuesta, también la profunda mirada se desprecio que le había dedicado antes de responder con un "ahí tienes al profesor", para regresar a su trabajo. Se sentía un idiota.
—¿Quién era?—Rogue volvió a guardar el móvil y ante su no respuesta supo perfectamente a quien había colgado—No puedes estar evitando a Sting siempre, además, ¿realmente quieres hacerlo?
—De momento sí—contestó Rogue recibiendo una dura mirada de su amiga. Rogue suspiró y, tras pensarlo un poco, volvió a coger el teléfono para devolverle la llamada a su amigo.
El teléfono sonó varias veces y Rogue tuvo la esperanza de que Sting no respondiera la llamada. Sin embargo el rubio contestó, seguramente llevaba el móvil en silencio y no esperaba la llamada del pelinegro, de ahí que hubiera tardado en responder.
—¿Rogue?—Sting se planteó que el chico le hubiera llamado sin querer, cuestionó el nombre de su amigo algo inseguro debido a ese pensamiento.
—¿Querías algo?—Rogue sonó algo molesto, aunque se debía más a la atosigante mirada de Minerva. Se había puesto nervioso al escuchar la voz del rubio, no quería hablar con él y no entendía por qué había cedido con tanta facilidad ante Minerva.
—Ah, sí. Has salido esta mañana tan rápido de clase que no me ha dado tiempo a seguirte. ¿Dónde estás?
—Estoy con Minerva.
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Mi mejor amigo [En Edición]
FanfictionRogue nunca había necesitado a nadie a su lado, con Sting y sus dos hermanos tenía suficiente felicidad cada día, pero sus esperanzas se abren a algo más y pronto no puede soportar estar junto a Sting sin que su cerebro le indique que grite las dos...