Capítulo 13

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El domingo Rogue se despertó en su cama completamente cansado. Ni siquiera recordaba como había llegado a su cama, pero no lo pensó demasiado y volvió a acomodarse soltando un suspiro de cansancio. Aunque aquello no le duró mucho, se incorporó de golpe entre extrañado y asustado al escuchar un ruido sordo fuera de su habitación, preocupado salió rápidamente imaginando cualquier cosa que podría haberle sucedido a su hermana pequeña que, por primera vez, se había levantado sin ir a su habitación para no estar sola.

Cuando llegó al salón con el corazón en la garganta vio a Sting junto a los menores sentados encontrando así la explicación a todo, estaban jugando a la consola y de un tirón esta había caído al suelo. Seguramente se habían peleado por el mando y el aparato había caído.

—¿Qué pasa?—preguntó Rogue molesto por como había sido despertado.

—Buenos días—saludó Frosch feliz soltando el mando y abrazando a su hermano. Rogue no miraba molesto a los menores sino a Sting, sabía que el rubio era lo suficientemente infantil como para unirse a la pelea.

—¿Cómo te encuentras?—Rogue se extrañó por la pregunta de su amigo.

—No evadas mi pregunta con otra pregunta—respondió Rogue con molestia cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

—Ayer llegaste tan cansado que no fuiste capaz ni de subir a tu habitación—habló Sting molesto por la reacción de Rogue. Rogue recordó que se había dormido en el sofá, el solo imaginar a Sting llevándole a su habitación le llenó de vergüenza unos instantes.

—Estoy mejor, ahora responde. ¿Qué estáis haciendo?—Rogue no se permitió demostrar la reacción a esas palabras.

—Sting y Lector se estaban peleando por el mando—informó Frosch queriendo ganar el cariño de su hermano, Lector miró a Frosch sintiéndose traicionado y Sting simplemente miró a otro lado. Rogue suspiró sabiendo que no podía hacer nada y limitándose a recoger la consola del suelo, la distancia al suelo era poca y con suerte no se había roto. Aunque Sting corrió a comprobarlo  y por la falta de quejas Rogue supo que no.

—¿Habéis desayunado?—Rogue miró la hora, era bastante tarde pero imaginó que tendrían hambre.

—Sting no sabe hacer nada así que solo hemos tomado unas tostadas—informó Lector con rencor mirando a su hermano, Sting se encogió de hombros y se incorporó tras dejar la consola perfectamente conectada en su lugar.

—Frosch odia las tostadas—murmuró mirando a Sting con recelo, esta vez el rubio suspiró exasperado.

—Sting, con un cuenco y cereales hubiese bastado—Rogue decidió molestar a su amigo.

—No soy tan inútil, lo miré y no quedaban—se defendió el rubio siguiendo a Rogue hasta la cocina. Rogue abrió un pequeño armario sacando una caja para enseñarla al rubio—Antes no lo guardabas ahí—Rogue rodó los ojos ante la pequeña excusa y simplemente le dio la razón sacando cuatro recipientes.

Aprovechó para desayunar con los menores también sirviéndose un cuenco de cereales. Lo bueno era que al haber hecho doble turno el día anterior el domingo era libre para él por una vez, aunque había tenido la tentación de trabajar ambos días era demasiado duro. Los cuatro se sentaron en la mesa para desayunar, Rogue estaba feliz de repetir ese momento que ya había dado por perdido.

—¿Diga?—Rogue se había levantado de la mesa para contestar el teléfono, algo extrañado respondió.

—Soy Rufus,¿hablo con Rogue?

—Ah, sí. Soy Rogue—Sting miró a su amigo algo extrañado sin imaginar quien podía ser el que lo llamaba. Sting era consciente de que los únicos contactos en el móvil de Rogue eran del trabajo y de él, y actualmente también el de Minerva y Yukino. Ahora que lo pensaba, debía disculparse con la chica.

Mi mejor amigo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora