Cap 4 La casa encantada de Haylee Road

113 5 3
                                    

4. La casa encantada de Haylee Road

En todo pueblo que se precie hay una casa encantada, un lugar donde la magia y el terror se dan de la mano para asustar a los niños y excitar a los adolescentes.  

Los adultos suelen ignorarlas mayoritariamente, pero todos sienten un escalofrío al pasar por delante. Es nuestro instinto primigenio y no podemos ignorarlo. 

En Luddock, en el estado de Nueva York, no había casa encantada. Era un pueblo residencial demasiado prefabricado, con sus esqueletos en armarios como todos, y que parecía sentir un miedo reverencial a todo lo que se saliera de la lógica y la ciencia. Esa era la impresión general por supuesto, ya que sí que había una casa encantada en Luddock. Era la casa de una bruja auténtica y estaba en el número 12 de Haylee Road. 

Era una casa de estilo Nueva Orleans de color blanco (actualmente parecía más gris que blanca), de dos plantas, con un amplio porche y el tejado sujetado por ocho columnas, dos puertas de entrada y dos ventanales en la parte de arriba. 

La casa fue construida por Edmond Larreaux y sus hermanos Pierre y Claude en 1915 siguiendo el estilo de su Nueva Orleans natal. Los tres hermanos se trasladaron desde la ciudad del rhythm and blues junto a sus criados (todos ellos de raza negra) y sus prometidas. Los Larreaux eran la segunda generación de su familia en Estados Unidos, pero estaban plenamente adaptados al estilo de vida de Louisinaa. Sin embargo, el progreso les llamaba y creían que si se iban a vivir a Nueva York, sus negocios triunfarían. 

Los tres hermanos vivieron juntos hasta que se casaron con sus respectivas esposas en 1919, en una sonada boda triple en la Iglesia Medotista de Luddock. Sin embargo, había un problema. La casa no era lo suficientemente grande como para criar a tres familias y no tenían suficiente dinero como para construir ampliaciones en su morada. Entonces, el pequeño de los hermanos y el más emprendedor, Claude Larreaux (que se había casado con una astuta criolla llamada Christine Villamile) compró a crédito la casa a sus hermanos y formó su propia dinastía en el número 12 de Haylee Road. 

Las malas lenguas decían que Christine era una bruja y que sus criadas negras eran unas expertas en vudú y que eran quienes mandaban realmente en esa casa. Nadie supo a ciencia cierta si eso era real o no, pero lo que sí que es verdad que la casa terminó siendo heredada por Claudine Larreaux, nieta de Claude Larreaux, quien se casó con el frutero del pueblo (y un simplón según pensaba la propia Claudine) Thomas Gorman. 

Desde siempre esa casa había sido objeto de habladurías ya que los Larreaux eran gente excéntrica, blancos que habían aprendido a disfrutar de la magia vudú de Nueva Orleans. Era habitual que los hermanos Larreaux y luego el propio Claude y su prole hicieran trucos de magia demasiado realistas para agasajar a sus visitantes. 

Claudine siguió los pasos de su madre y su abuela y había aprendido todo lo que sabían de la magia las mujeres Villamile. Pero la joven Claudine fue un paso más allá.

Ahora, no era más que una mujer rondando los sesenta, de pelo gris encrespado, vestida casi siempre con harapos. Su rostro arrugado, y sus ojos negros como el vacío, proyectaban una imagen que ella misma había creado.  

Pero hubo un tiempo en que ella no era así. Claudine simplemente fue una estudiante más aventajada que su madre y su abuela, y a través de libros y de todo tipo de maestros olvidó mucha más magia de la que su familia había aprendido. Pero ella era una mujer ambiciosa y eso la cegó, la hizo ser descuidada y cometió dos errores fatales. 

El primero de esos errores, fue la muerte de su esposo Thomas, un aparente accidente de coche pero que Claudine sabía que había sido culpa suya. 

PoseídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora