El sedán dejó atrás el cartel que rezaba Jermaine. Población: 63.000 habitantes y cruzó como un rayo la travesía para entrar en la ciudad propiamente dicha.
Casas y calles anodinas se sucedían y la poca gente que había en la calle a esas horas, eran gente mayor que permanecían ajenos a que algo terrible estuviera sucediendo cerca de sus hogares.
El coche dejó atrás un centro comercial y aparcó en la calle Monk, la cual estaba prácticamente vacía. Pocos coches aparcados en la vía y apenas ruido en los alrededores. Parecía una ciudad fantasma.
Ismael explicó a sus amigos que la mayoría de sus vecinos trabajaban fuera de Jermaine y usaban el coche como medio de transporte.
-Ya hemos llegado -Anunció Tommy mientras echaba el freno de mano. Descansó las manos sobre el volante, con la mirada fija en el edificio número 20. Era donde vivían Ismael y sus amigos.
John se sobresaltó con la voz de Tommy. Habían pasado la mayor parte del trayecto en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos y temerosos de decirlos en voz alta.
- ¿Cómo lo vamos a hacer? -Preguntó John, quien tenía las piernas dormidas debido a la presión de Harry. Era curioso que sus piernas sí que se le pudieran dormir y en cambio a él se le negaba un sueño reparador desde hacía dieciséis años.
-Subiremos Tommy y yo -Dijo Ismael con voz decidida-Miró por el retrovisor a John y añadió-Tú cuida de Harry y vigila el coche. Si te necesitamos, te llamaremos.
-No hagáis ninguna tontería ni os arriesguéis más de lo debido -Respondió John mientras se recostaba sobre el asiento. Sería una tontería discutir la decisión de Ismael. Tommy sería más útil que él en caso de confrontación, y alguien debía de quedarse y proteger a Harry. Alguien o algo iba tras ellos y no podían dar ningún paso en falso.
Tommy cogió las llaves del contacto y se las tiró a John para que las guardara. Salió del coche sin mediar palabra y se encendió un cigarrillo. Ismael se giró para hablar con John y dijo en voz baja:
-Será mejor que llames a la tienda para ver si Rain se encuentra bien.
-Supongo que tienes razón-Contestó John mientras se sacaba el teléfono móvil del bolsillo del pantalón.
Ismael le hizo un saludo militar a John y salió del coche a su vez. Marcó el número telefónico de la tienda en su móvil y se lo acercó al oído mientras veía como sus dos amigos se acercaban al piso de Ismael.
John pensó en lo irreal de la situación. Tras tantos años viviendo con su maldición, ahora era cuando les empezaban los problemas de verdad ¿Por qué? ¿Y quién podía estar detrás de todo eso?
Ismael sacó de su bolsillo la llave de su portal mientras Tommy observaba el edificio. Un simple edificio de cuatro plantas, realizado con ladrillos y buena voluntad. Tras tantos años durmiendo en hoteles de lujo gracias a su trabajo como matón de la mafia, Tommy casi había olvidado cómo vivía la gente corriente.
Ismael abrió la puerta y tuvo que darle un pequeño empujón mientras entraban al rellano. No había señales de pelea por ninguna parte ni parecía haber nada fuera de lo normal. Pero el bloque de pisos estaba muy silencioso. Demasiado. No era normal, aunque hubiera gente trabajando siempre quedaba alguien en el bloque que produciría algún sonido. O si no algún animal doméstico. Ismael recordó el gato de los Hartford y se estremeció.
- ¿Ascensor o escaleras? -Preguntó Ismael a Tommy, quien apuraba su cigarrillo y lo tiró al suelo sin ninguna contemplación.
-Los dos son ruidosos y alertarán de nuestra llegada. En ascensor nos cansaremos menos.
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Poseídos
Horor¿Quién podría estar interesado en secuestrar a Harry Gorman, un hombre en estado vegetativo desde hace dieciséis años? La respuesta la tienen sus peculiares amigos de la infancia: Tommy el indestructible, Ismael quien puede abrir cualquier puerta y...