Mientras sus amigos escapaban de la muerte por un pelo, Harry estaba tumbado en su cama con la mirada clavada en el techo. Llegó a casa dando pisotones como un gigante enfadado, pero su madre que estaba en la mesa de la cocina revisando facturas no le hizo caso.
Claudine sabía cuando su hijo estaba de morros y no quería tener una discusión con él por cosas de adolescentes. Prefirió hacerse la despistada mientras Harry subía hecho una furia los escalones que llevaban a su habitación.
Había pensado en poner alguno de sus cd´s de música a todo volumen pero entonces recordó que le había prestado el Nevermind de Nirvana a Ismael y eso le puso aún más furioso.
No sólo se reían de él sino que encima se quedaban con su música. Tenía ganas de pegar, patear y morder pero no se decidía. Su cerebro daba órdenes a su cuerpo pero éste no le obedecía. Soltar unos cuantos gritos le habría aliviado pero su madre le daría una buena zurra si se ponía a chillar como un energúmeno. Se paseó un buen rato por su habitación como un tigre enjaulado con la mirada perdida sin saber qué hacer. Últimamente se enfadaba con más facilidad que antes pero ni él mismo sabía por qué lo hacía. ¿Serian las hormonas? Su madre le había amenazado con llevarle a un psiquiatra pero Harry no quería a ningún matasanos hurgando en su cerebro. No estaba loco ni tenía problemas. Tenía dieciséis años, ¿Tanto le costaba entender eso a su madre?
Según ella, Claudine Gorman fue una adolescente muy buena de dieciséis años, que estudiaba mucho y ayudaba a su madre con las tareas de casa. El dato que omitía su madre era que ella ya había jugueteado con la magia mucho antes que él, por mucho que se lo tuviera prohibido. A veces tenía ganas de espetarle que había usado sus libros de magia y había conseguido invocar incluso a un espíritu. Eso le enseñaría. Pero no quería perder la oportunidad de seguir explorando ese mundo prohibido al que su madre no le permitía entrar. Él era tan Larreaux como ella y pensaba descubrir hasta donde llegaban los límites de ese mundo terrenal que no comprendía del todo. La magia, la brujería, los hechizos, el mundo sobrenatural, todas esas cosas eran diferentes. Podía entenderlas y controlarlas si le proporcionaban los medios para ello.
Cada vez que usaba la magia, su furia se calmaba. Desaparecía lentamente y su mente se transformaba en un plácido lago. ¿Qué tenía de malo usar algo que le hacía tan bien?
Conforme pasaban los minutos, más olvidaba el motivo de porqué se había cabreado tanto con sus amigos. Su madre diría que era cosa de las hormonas pero él sabía que pensar en la magia le había calmado, le hacía ver las cosas con más claridad.
Sus amigos no tenían la culpa de que les fueran mejor las cosas que a él, pero estaba harto de ser siempre el último mono. Harry podía ser algo más, él nunca sería un tipo duro como Tommy o sacaría buenas notas como Ismael, ni era bueno tocando la guitarra como Stan o John con los deportes pero…Pero él podía hacer otras cosas, tenía un don para la magia y si eso era lo único bueno que sabía hacer, nadie podría pararle los pies.
Al pensar en John, sintió como la furia le subía de nuevo por la garganta, como una culebra maliciosa que se hubiera colado en su interior y ahora pugnara por salir y controlar sus pensamientos.
¿Por qué John había aceptado la propuesta de Ashley? Sabía que a Harry le gustaba mucho. Entre amigos esas cosas no se hacían, era un pacto tácito. Algo ancestral. Sin embargo, tuvo que reconocer que no sabía exactamente porque le gustaba Ashley, era guapa sí y parecía simpática pero no le dirigía la palabra si él no le hablaba antes. Ella sólo tenía ojos para John, nunca se había fijado en Harry Gorman. Sintió como unas lágrimas le escocían los ojos y cerró los párpados, intentando controlar a su cuerpo para que no llorara por tal estupidez.
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Poseídos
Horror¿Quién podría estar interesado en secuestrar a Harry Gorman, un hombre en estado vegetativo desde hace dieciséis años? La respuesta la tienen sus peculiares amigos de la infancia: Tommy el indestructible, Ismael quien puede abrir cualquier puerta y...