Cap 2: El invencible

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2. El invencible

 

El local estaba a oscuras, hacía casi una hora que habían cerrado y todos los empleados habían marchado ya. Era en esas horas tardías, donde se hacían los negocios de verdad según Vladimir Oshenko.

Sentado en un sofá, su pelo canoso y largo, su rostro redondo y afable, y con un elegante traje mientras bebía un vodka. A los clientes les gustaba que cumpliera el estereotipo. A su izquierda tenía a Sergei, su sobrino y matón personal. Impecablemente vestido, se parecía mucho a su tío, aunque él tenía el pelo corto y rubio, al estilo de un marine. A su derecha estaba sentado su hombre espectáculo: Tommy Karloff. Por supuesto, Karloff era un mote pero Vladimir no sabía su verdadero apellido y tampoco le importaba: el puto Karloff era invencible.

Tommy también vestía un traje, en su caso más barato y de color negro. Su rostro era el de un Adonis esculpido, sus ojos eran azules y tenía el pelo rubio siempre perfectamente peinado.

Enfrente de ellos, estaba Arnold Sapland, su potencial cliente, un tejano con ganas de invertir en los negocios de Oshenko. Era un hombre grueso, con un sombrero de cowboy, tenía un bigote largo y espeso que hacía recordar a Pancho Villa. Una camisa blanca y unos tejanos eran lo que Sapland entendía por elegancia. A su izquierda tenía a su matón, un negro lleno de tatuajes desde el cuello a los pies, que llevaba una camiseta de tirantes blancas y el pelo en rastas, llamado Omar. A su derecha estaba Lisa, su novia actual, pelo negro ondulado, ojos azules como el cielo, cuerpo escultural ceñido en un apretado vestido negro.

Tommy no dejaba de mirarla y ella le miraba de reojo de vez en cuando y aunque Sapland se daba cuenta, Tommy no disimulaba. No tenía nada que temer. Así funcionaba su vida desde hacía tiempo y nadie se lo iba a impedir.

Sapland no quería ser menos que Oshenko y también estaba bebiendo vodka., No le gustaba demasiado pero si quería hacer negocios con los rusos, no podía quedar como un blando.

–Bien, amigo Vladimir. ¿Hay trato?

Sapland extendió su mano a Oshenko, quien la miró con repugnancia, como si se tratara de un animal asqueroso pero acabó estrechándosela igualmente y le dijo:

 –Hay trato por supuesto.

Vació su bebida de un trago y rompió el vaso en el suelo. Sapland le imitó y luego los dos  rieron y se abrazaron dándose sonoros golpes en la espalda.

Tommy bostezó ostensiblemente y miró su reloj de forma descarada. Omar le lanzó una mirada furibunda y susurró algo al oído de Sapland. Éste se rió y se dirigió a Oshenko, aunque no perdía de vista a Tommy.

–Omar dice que tu chico es un tanto descarado y no le gustan sus maneras.

Vladimir sonrió inocentemente, como un niño que nunca hubiera roto un plato y agarró de las mejillas a Sergei y dijo:

 – ¿Mi Sergei? Si es un chico bien educado en la madre patria. Además, asistió a una escuela pública de Nueva Jersey.

–Omar se refiere a tu chico que–no–parece–ruso –dijo Sapland muy lentamente.

Vladimir miró de reojo a Tommy, quien parecía ignorar la conversación de su jefe y su potencial cliente, y miraba a Lisa mientras sonreía abiertamente.

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