Ella lo vio empujando el carrito. Todo el Tesco se iluminó como si el sol estuviera brillando dentro y ella se sintió feliz. Siempre visitaba el pasillo de cereales para ver si se lo topaba de nuevo.
Corrió hacia él.
—¡Príncipe!
Su voz sonó fuerte y él le miró, con sus preciosos ojos azules brillantes y diferentes. La primera vez, él había lucido tan triste, sin embargo, esa tristeza ya no estaba.
Solo cuando se detuvo justo al frente de él, notó que había otro chico a su lado. Era ligeramente más alto y también tenía ojos azules. Le miró tan asombrado que sus cejas se perdieron bajo su cabello un momento.
—Katie —Saludó el príncipe con sorpresa. Que se acordara de su nombre la hizo feliz.
—¡Te acuerdas de mí!
—Por supuesto —Él se inclinó a su estatura. Pudo apreciar bien sus ojos y su cabello. Era tan guapo—. Jamás podría olvidarme de ti.
Katie se emocionó por el tono cariñoso, ella había estado soñando con esto, con él. Le había platicado a su mejor amiga que había conocido al hombre con el que se casaría cuando fuera grande.
—¿Príncipe?
El chico que acompañaba al príncipe le estaba mirando también. Igual era guapo, aunque no tanto como el príncipe. Katie pensó que tal vez podría ser el príncipe de su mejor amiga.
—Ah —Dijo el príncipe y miró al otro chico—. Katie, él es Merlín. Es mi...
Y el príncipe se sonrojó.
—Amigo —Completó Merlín, igual de sonrosado. Sus orejas eran graciosas y su sonrisa bonita.
Katie se quedó sin aliento. ¡Al príncipe le gustaba Merlín!
—Ella es Katie, la salvé una vez de caerse de ese estante. ¿Estás sola de nuevo?
—No, mi mami está en el pasillo que sigue —Respondió sin dejar de mirarlos.
—Vamos, te acompañaremos con ella —Ofreció.
Katie asintió, se subió a su carrito y el príncipe comenzó a empujar.
Escuchó los susurros que compartía con Merlín, y una exclamación pequeña cuando éste mencionó algo sobre una cara. Los miró mientras lo hacían, lo cerca que iban, lo cariñosas que eran sus miradas y la forma extraña en la que Merlín le miró.
Su mamá vio al príncipe y se sorprendió un poco pero le sonrió. Ella se bajó del carrito y siguió mirando.
—Mi nombre es Mordred, por cierto —Le dijo cuando saludó a su madre. Katie sintió que había escuchado ese nombre antes y que algo en su pecho saltó.
—Rebecca —Respondió su mamá.
Antes de irse, Mordred palmeó su cabeza y le recordó que debía portarse bien. Cuando ambos se fueron, Katie no apartó su mirada, ellos se tomaron de las manos y charlaron hasta el otro lado del pasillo. Parecían haber sido hechos el uno para el otro. Era como en los cuentos, con brillos a su alrededor. Como magia.
—¿Sucede algo, cariño? —Preguntó su madre cuando la notó silenciosa.
—¿Los príncipes se pueden enamorar de otros príncipes?
Su madre elevó las cejas y miró en la dirección en que ella miraba. Pareció comprender de lo que hablaba.
—Sí, a veces sí. ¿Estás triste por eso? No habías dejado de hablar de él desde ese día.
—No —Dijo ella y negó con su cabeza. Estaba tan emocionada—. El príncipe Mordred se ve feliz con Merlín. Espero que se casen y vivan felices para siempre en un castillo con unicornios.
Su madre sonrió.
—No sé si habrá unicornios, pero estoy segura de que están felices.
Katie se balanceo en sus pies. Y comenzó a imaginar un castillo blanco en la cima de una montaña.
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Dos vidas, un problema
FanfictionMordred era un chico con problemas. Pero el mayor problema de Mordred era que no pertenecía a aquella época en absoluto. Y su nombre, desde luego, no era Mordred. Disclaimer: Merlin pertenece a la BBC y los personajes que no tienen que ver, no sé de...