Extra III: Inmortal

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La primera vez que Merlín se dio cuenta que Mordred tampoco envejecería, fue cuando Alexa hizo el comentario: "Demonios, se ven tan bien como hace quince años. ¿Cual es el jodido secreto?".

A pesar de que se había dejado la barba, Mordred se veían tan ardientemente joven. Merlín adoraba observarlo cuando estaba con sus alumnos a la orilla del lago, como su magia se iluminaba. Detrás del castillo, había frondosos árboles que el druida había hecho crecer durante sus clases, formando un bosque más amplio.

Mordred siempre parecía estar en su hogar cuando se encontraba entre la naturaleza. Y Merlín se sentía en casa con solo mirarlo.

—Bueno, el secreto está en tener sexo todos los días.

Merlín le dio un codazo en las costillas. "Mocoso desvergonzado". Mordred comenzó a reír y Alexa hizo una mueca.

"Tengo treinta y tres, Emrys. ¿Alguna vez dejarás de llamarme mocoso?".

Pasando un brazo por su hombro, lo atrajo para besarle la frente. Todos estaban acostumbrados a observar el vínculo silencioso entre ellos.

"Tal vez cuando tengas un siglo. Y aún así seguirás siendo un bebé".

—Por Dios, ustedes siguen siendo un tarro de miel y azúcar. Mejor voy a la cocina antes de que decidan seguir haciéndose jóvenes frente a mí.

—Oh, no. Eso solo es en pago por evento.

Merlín se rió, abrazándolo.

—En definitiva, sigues siendo un niño. 

Dos vidas, un problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora