Capítulo 4

22 3 0
                                    

–Soy Avery –se presentó el chico de ojos grises mirando al escritorio–. Perdonad por el desastre.

Chasqueó los dedos y la mesa de Derek volvió a ordenarse automáticamente, con la diferencia ésta vez de que su portátil todavía se encontraba bajo la mesa.

Al ver que su truco no había funcionado del todo, Avery, avergonzado, se agachó y agarró el ordenador, dejándolo posteriormente sobre el escritorio.

Mientras, Hope observaba detenidamente al intruso. Resultaba realmente atractivo, con una mandíbula perfilada muy marcada, que no hacía más que mejorar junto con la visión de aquella mirada tan cautivadora.

Vestía unos pantalones vaqueros pitillo y una cazadora de cuero negra. En general, a Hope le pareció un chico de lo más normal, de no ser por su aparición misteriosa y aquel truco de magia con el que había colocado el escritorio de Derek. Nunca había visto nada parecido, y de hecho sintió la necesidad de pellizcarse, debía seguir soñando. Aquello no era posible.

–¿Cómo has entrado aquí? –preguntó Derek. Parecía furioso y asustado al mismo tiempo.

–Teletransporte –habló Avery con indiferencia encogiéndose de hombros–. Pero eso da igual, lo importante es que estás aquí Hope.

–¿De qué me conoces? –respondió Hope anonadada una vez había asimilado que aquello era real––. ¿Teletransporte? ¿Qué se supone que eres?

–Soy un Savante, y digamos que yo soy el responsable de que estés en E314T6 –respondió con una sonrisa triunfante.

– ¿Cómo?
–Puedes llamarlo Éter si te resulta más sencillo.
–¿De qué estás hablando? –Hope no entendía ni una palabra de lo que el chico estaba diciendo, pero tenía la sensación de que él sabía perfectamente todo lo que estaba sucediendo–. Esto es Canterbury.

–Sí, estás en el Canterbury de Éter, tú perteneces al Canterbury de Ámbar. Se tratan de universos paralelos. Al caer por aquella alcantarilla esta misma mañana has viajado entre dimensiones –de nuevo, Avery parecía indiferente, como si todo aquello que estaba contando resultase de lo más normal.

–¿Cómo sabes lo de la alcantarilla? –preguntó Hope, cada vez más alterada por la situación.

–Digamos que era yo quien te perseguía –Avery esbozó una pequeña sonrisa de disculpa.

Al escuchar aquellas palabras, Derek cogió un bate de beisbol que tenía debajo de la cama. Definitivamente, aquel chico se había escapado de algún psiquiátrico y resultaba peligroso.

Al ver el bate, Avery dio un paso atrás sobresaltado y subió las manos.

–No os asustéis, dejadme explicarme –dijo, un poco inquieto por como estaban surgiendo los acontecimientos. Había esperado que la situación se hubiese desarrollado de otra manera. Lo último que deseaba en aquel momento era un altercado. Les necesitaba de su lado, no en su contra.

VínculosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora