Capítulo 13

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Hope acababa de despertarse. Se encontró a sí misma enredada entre las sábanas, probablemente había estado soñando durante la toda noche aunque era incapaz de recordar nada. No podía evitar sentirse victoriosa. Habían ganado una batalla, habían conseguido borrar a Derek de la visión de Alastair y todo gracias a su poder. Ahora podía entender lo que los superhéroes de las películas sentían al combatir el mal. Era aquella inmensa tranquilidad emocional junto a una intensa sensación de adrenalina. Se percató entonces de que eran las diez de la mañana y no había oído sonar la alarma de Avery. "Probablemente nos estén dando un descanso hoy" pensó.

Tras arreglarse, se dirigió a la cocina a desayunar. Para su sorpresa, no había nadie allí. Ni siquiera Elyse que siempre se levantaba la primera para tener listo el café para todos. Ese pensamiento le llevó en seguida a la siguiente conclusión: no había café hecho.

Así pues, buscó entre los armarios de la cocina el café molido y se dispuso a preparar para todos.

Una vez la cafetera estuvo llena, sacó una taza del primer armario a la derecha y se llenó la base de la taza, a lo que luego añadió la leche y un sobre de azúcar. Odiaba el café, pero aquellas pocas gotas le resultaban imprescindibles para mantenerse activa durante el día, especialmente en días de entrenamiento.

Aburrida por el silencio de la cocina, se dirigió a la sala de estar para ver la televisión, pudiendo esperar entretenida que sus amigos se levantasen. Su sorpresa llegó cuando vio a los tres dormidos en cada uno de los sofás de la sala. Elyse, que dormía de lado, parecía una princesa de cuento con su larga melena castaña extendida a lo largo del brazo del sofá. Derek dormía boca arriba, con un pie sacado por debajo de la manta, posiblemente estaría pasando calor. Emitía pequeños suspiros que a Hope le resultaban adorables. Por último, Avery se encontraba con una pierna subida al respaldo y la otra sobre el brazo del sofá, completamente estirado y con su manta ya en el suelo. Su pelo rojo estaba despeinado. Probablemente aquella era la vez en que más desarreglado había podido ver a Avery, y aún así, seguía pareciendo un Dios griego.

Se sentó en el suelo en el medio de la sala de estar, tratando de no despertar a nadie. Mientras bebía sorbos de su café, se observaba detenidamente las iniciales de Derek que habían aparecido en su dedo tras la activación del vínculo como quien miraba su anillo de compromiso. Aunque al principio se había sentido molesta por ello, había empezado a coger cariño a aquella marca y su significado. Se sentía mucho más protegida y segura teniendo a Derek a su lado, y en cierto modo, ya no podía imaginarse una vida sin él.

Estaba sumergida en sus pensamientos cuando Avery se dio la vuelta sobre el sofá, levantándosele con el movimiento la camiseta y dejando al descubierto parte de su espalda. Hope se percató entonces de que las heridas que había visto con anterioridad allí ahora habían cicatrizado. Intentando no hacer ruido, dejó su taza sobre el suelo y se acercó sigilosamente a Avery, se colocó lo suficientemente cerca como para examinar su espalda detenidamente.

Era cierto que los arañazos que vio el otro día ya habían cicatrizado, pero cual fue su sorpresa al descubrir que esas no eran las únicas marcas en la espalda de Avery. Pudo observar otras marcas que parecían antiguas quemaduras, cortes, incluso latigazos.

Un nudo apareció en su garganta aguantándose las ganas de llorar. ¿Qué le había pasado a Avery? ¿Cómo alguien que siempre tenía una sonrisa para todos podía tener esas marcas?. De repente, una voz grave le sacó de su ensimismamiento.

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