Hope y Avery habían pasado los últimos cuatro días entrenando. La chica se había aprendido los movimientos como si de pasos de baile se tratase y había mejorado considerablemente en cuanto a su agilidad y reflejos.
Aquella mañana Hope se levantó desganada y abatida. La situación en la que se encontraba, en la que se encontraban, no la dejaba descansar por las noches. Eso, sumado al cansancio acumulado de entrenar día tras día y a la falta de apoyo que sentía recibir por parte de Derek, daba lugar a una Hope apática y miserable.
Una vez se vistió con las ropas de entrenamiento, se dirigió a la cocina. Allí, sólo, se encontraba Derek, desayunando tranquilamente un té negro mientras ojeaba un libro rojo.
–¿Qué lees? –preguntó Hope, sacando a Derek de su ensimismamiento.
–¿Eh? –éste alzó la mirada, sorprendido. Estaba tan concentrado leyendo que no se había percatado de la presencia de la chica–. Es un libro de adivinanzas infantiles. Estoy buscando alguna pista o idea que pueda ayudarme a resolver el acertijo.
–¿Ha habido suerte? –comentó Hope mientras llenaba una taza de café.
–No gracias al maldito cuento –suspiró éste, cerrando el libro y recostándose en la silla.
Hope le miró apenada. Estaba esforzándose demasiado en averiguar el significado del acertijo mientras ella y Avery pasaban el tiempo entrenando. Un pinchazo de culpa atravesó su pecho, pero lo apartó rápidamente y pensó con la cabeza fría. Si alguien podía resolver la adivinanza, ese era Derek. Era increíblemente inteligente en comparación con ella o con Avery. Malgastar el tiempo de los tres en ello era una tontería.
–Confío en que podrás con ello –susurró Hope, apretando delicadamente el hombro de Derek.
Éste se encogió bajo su tacto sin decir nada, lo que molestó a Hope. ¿Por qué diablos estaba Derek tan irritado con ella? Quitó su mano, tomó su taza y salió de la cocina con el corazón encogido en su pecho.
La sala de entrenamiento estaba tal cual había quedado la noche anterior. En ella, Avery golpeaba el saco de boxeo violentamente.
–Llegas tarde–comentó el pelirrojo cuando la vio, y siguió golpeando.
–Lo siento– farfulló Hope, terminando el café de un trago y dejando la taza a un lado–. ¿Qué haremos hoy?
–Pelea cuerpo a cuerpo –dijo Avery, dejando el saco de boxeo atrás y acercándose a ella–. Llevas muy bien las posturas defensivas, pero en las ofensivas estás muy verde.
–¡Oye! He mejorado muchísimo desde que empezamos –protestó ella, vendándose los nudillos con unas telas para protegerlos.
–No lo suficiente– Avery, quien ya estaba preparado, tomó las telas de la mano de Hope y terminó de realizar el vendaje–. Eres muy lenta.
La voz de Avery mostraba enfado y frialdad, pero la manera en la que vendaba sus manos, con tanto cuidado y delicadeza, mostró a Hope que, pasase lo que pasase, Avery siempre sería ese chico bueno y amable que tanto adoraba.
–Listo –soltó sus manos y se puso en posición defensiva–. Vamos, golpéame.
Tras eso, Hope llevó a la práctica una y otra vez todo lo que Avery le había enseñado previamente, con poco éxito. De la misma forma que ella había mejorado sus habilidades, Avery también, y se había vuelto impasible a los ataques de Hope. Aunque de vez en cuando conseguía pillarle con la guardia baja, y otras veces tomaba ventaja de la diferencia de tamaño existente entre ellos.
Entre el calor y la actividad física, a las dos horas ambos estaban completamente agotados y empapados en sudor.
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Vínculos
Science FictionTras ser perseguida por un misterioso encapuchado, Hope se despierta completamente desorientada. Sus amigos no la reconocen, sus llaves no abren la puerta de su casa y su madre dice no tener hijos. Desorientada y con la ayuda de un joven demasiado i...