1: Primer día en casa.

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Llegamos a casa justo para el atardecer, entramos y todo era muy bello, ya habían muebles por lo que no debimos traer los nuestros.

Todo estaba decorado por bellos espejos y cuadros teñidos de dorado, habían hermosas flores y plantas por toda la casa. Las paredes eran de un perfecto y limpio color blanco invierno, con cortinas y cojines de color rojo vino. Note de inmediato a primera vista que la casa era con un techo más alto de lo usual y común, lo que la hacía más especial. El piso era de una madera muy brillante, me sorprendió bastante el estado de esa casa, era perfecta en su totalidad.

Caminé por toda la casa, la sala de estar, el comedor, la cocina, la habitación que sería de mis padres, la habitación de invitados, la mía, una habitación extrañamente vacía y el ático. Estos dos últimos lugares supe de inmediato que serían mis favoritos, serían mi refugio.

- Hija cocinaré algo, mientras podrías desempacar tu ropa y colgar tus collages - me dijo mientras buscaba los utensilios para poner la mesa - ¿quieres huevo con tostadas? -

- ¡Si por favor! - dije con entusiasmo, lo último que había comido había sido el almuerzo antes de viajar y ya moría de hambre, obvio mi estómago no dejaba de rugir.

Estaba por subir al segundo piso a donde se encontraba mi habitación, mi baño y esa misteriosa habitación vacía.

- Ahh hija, se me olvidaba algo - dijo mi madre haciéndome parar en seco.

- ¿Si? dime mamá - Ella lava sus manos y las seca, se dirige a mi y finalmente dice con una sonrisa - hay un regalo que seguramente no notaste en tu habitación, ve a tu tocador, abre el segundo cajón y verás un detallito que quisimos darte con tu padre.

Mis ojos se abrieron como platos - ¿en serio? - dije sin aguantar la sonrisa - voy a verlo de inmediato - dije y corrí hacia las escaleras, como era de esperarse me resbalé con la alfombra que estaba al comienzo de esta y caí al piso.

- Raven siempre te he dicho que no corras - ella tenía razón a veces era muy impulsiva y si, algo torpe también.

- Si mamá, lo siento ¡ya me voy! - me paré, y corrí nuevamente esta vez con más cuidado a mi habitación.

Me dirigí al tocador que estaba al costado de mi cama, era precioso de un tono blanco con pequeñas flores dibujadas en las esquinas. Sonreí y abrí el segundo cajón como dijo mamá, note una pequeña cajita con una nota, la leí en voz baja y decía:

"Querida hija esperamos te haya gustado nuestro nuevo hogar, es algo peculiar ya sabes pero es hermoso. Cuando llegamos el cuidador y su familia nos dió un regalo que tiene mucho tiempo, ha pasado de familia en familia y todos han vivido en el bosque. Esperamos puedas lucirlo ¡combina con tus lentes!

Te quieren tus padres "

Cuando abrí la cajita noté un precioso collar y anillo de plata con una incrustación de esmeralda, eran preciosos.

...

Luego de colocar el collar en mi cuello y poner ese bello anillo en mi dedo comencé a desempacar mi ropa, la colgué y coloqué en el armario blanco que había en la habitación. Ordene todo por color y largo, era algo perfeccionista. Luego coloqué algo de música en mi parlante portátil, y decidí escuchar canciones en piano, me encantaba.

Me acerqué a una pared que se veía algo vacía y triste, así que decidí alegrarla con mis collages y dibujos, quizás así se vería más alegre. Estaba con una sonrisa plasmada en mi rostro y una tranquilidad impresionante de tan solo escuchar la música y las hojas chocar por el viento, vivir en la soledad al fin y al cabo no estaba nada mal.

El bosque de RavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora