INOCUO 02

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La cena estaba servida. Donghae había pasado a su restaurante favorito y había pedido los mejores platillos  de la carta, quería celebrar que ahora iba a cuidar de sus 2 sobrinos, pero uno no estaba poniendo mucho de su parte.



-No tengo hambre tío, ¿Puedo sólo irme a dormir?-


-Sehun, compré esto para celebrar-


Rodó los ojos fastidiado -De acuerdo-


Se sentó en la silla frente a Luhan, Donghae en cambio se sentó en uno de los extremos de la mesa.


-Provecho- dijo el mayor de todos antes de tomar su cuchara para comer el risotto, pero se quedó con el bocado a medio camino, pues le sorprendió ver a Luhan con las manos juntas y rezando.

Miró a Sehun, pero este ya estaba comiendo.


-Amén- fue lo único que Luhan dijo en voz alta y empezó a comer.


-Amén- repitieron los dos faltantes.


Luhan comía bastante, de eso ambos se dieron cuenta. Mientras Donghae lo veía comer con una sonrisa en sus labios Sehun lo miraba con los ojos y boca abierta.

No comía como hambreado, comía bien, pero comía bastante.

Después de que Luhan terminara y diera gracias Donghae lo dejó retirarse.
-Ese niño tiene una pata hueca - dijo Sehun bastante asombrado -Sólo de verlo se me ha vuelto a ir el hambre-

-Puedes retirarte si gustas-

Dejó su servilleta sobre la mesa y se fue.

Donghae terminó de comer para después guardar las sobras y lavar los platos.

En la planta de arriba Luhan terminaba de guardar la poca ropa que tenía.

-Todo listo señor copito, ya podemos prepararnos para dormir-

Dejó su peluche acomodado sobre la cama y tomó su ropa limpia. Miró el baño tan lindo y decidió darse una ducha rápida.

Con calma quitó su ropa y entró a la regadera. Hace mucho que no se daba un baño en regadera. Su antigua casa era la habitación de un motel lejos de ahí, solía esconderse en el armario cuando los hombres que le pagaban a su madre llegaban y sabía que había 2 reglas que no debía romper.

1: No hacer ruido.
2: No salir de ahí.

Aún recuerda la noche que escuchó a su mamá quejarse y gritar. Sin saber las consecuencias de salir abrió la puerta y con lágrimas en los ojos salió corriendo.

Resulta que un supuesto cliente era un asesino y de no ser por él su madre habría muerto desde antes.

Al ver como el hombre ahorcaba a su madre salió corriendo a donde se encontraba Minho, el señor que era el jefe de su mami. Al decirle lo que pasaba Minho tomó un arma y corrió hasta la habitación donde estaba su madre. Ese día atraparon al señor malo y su madre quedó viva. Minho le regaló el conejo de peluche por ser tan valiente y tan buen muchacho.

Le había enseñado a disparar e incluso le enseñó a leer y escribir. Minho lo quería como un hijo que nunca iba a poder tener e incluso lo inscribió al colegio más cercano.

Recordaba todo. Paseos en el parque, helados y días de feria donde lo consentía y mimaba como un hijo.

Pero un día Minho se fue a conseguir una chica y nunca más volvió. Se enteró meses después que estaba en la cárcel y por mucho que le pidió a su mamá que fueran a visitarlo su mamá nunca lo llevó.

Meses después su madre empezó a trabajar para otro hombre que la golpeaba y a él le decía "Maricon" sólo por no soltar a su conejo.

Su madre renunció cuando ese señor intentó violarlo e insinuó que pronto iba a ponerlo en una subasta. Ese día su madre y él se fueron a la casa de una señora ya bastante grande y ahí fue donde su madre se suicidó.

Cerró la llave del agua y se pasó una toalla por todo el cuerpo. Se colocó su pijama de ositos y fue a su cama, pero había algo extraño, más bien no había algo.

Se puso de pie y empezó a buscar por todas partes a su conejo, pero al no encontrarlo una crisis de nervios le llegó.

Abrió su armario y se hizo bolita ahí mientras se mecía y se despedía de la cordura.

Donghae subió a desearle buenas noches, cuando notó que no estaba comenzó a buscarlo por toda la habitación, fue al baño y vio el piso mojado así que supo qué hace poco había estado ahí.

Estaba por salir a buscarlo cuando escuchó un golpe que provenía del armario. Asustado corrió hasta ahí y abrió las puertas de par en par mirando a Luhan chocar su cabeza contra la pared y repetir "Señor copito" en voz baja. Tomó una manta de arriba del armario y lo tapó con cuidado.

-¿Todo bien?- preguntó por instinto.

-Señor Copito- sollozó Luhan. -No está-
-Vamos a buscarlo, seguramente lo dejaste abajo-

Ayudó a Luhan a ponerse de pie. El abogado Kim ya le había dicho sobre sus ataques nerviosos y las precauciones que debía tomar.

Con calma lo llevó a la planta baja para buscar al peluche. Del cuarto de lavado salió Sehun con el peluche en las manos.

-Señor Copito- Luhan salió corriendo por el peluche.

-Lo vi un poco sucio y decidí lavarlo-

-Gracias Sehun-

Donghae no sabía qué hacer, ¿Cómo es que Sehun se estaba comportando así?

-Sube a dormir Luhan, mañana necesito que me acompañes a un lugar-

Asintió antes de desearles buenas noches a su tío y a su hermano.

-¿Que planeas?-

Sehun sonrió de lado causando cierto temor en el mayor.

-Sólo quiero ser bueno, ¿No fuiste tú el que me dijo eso de soportarlo y tenerlo conmigo? -

-Das miedo-

-Lo tomaré como un cumplido-

Ignoró las palabras de su tío y se dedicó a subir por las escaleras, la verdad le costaba entender a Donghae.
Cerró la puerta de su habitación y encendió un cigarro para calmar su ansia.

Cuando estaba quitándose el pantalón su celular cayó del bolsillo encendiendo la pantalla. Cientos de notificaciones de sus "Amigos" y conocidos dándole sus condolencias por la pérdida llegaban y llegaban.

Sólo tenía 2 amigos y lo supo al ver que sólo esos 2 chicos habían detenido su vida cotidiana por ir con él.

La puerta sonó, eran las 3 de la mañana y dos chicos estaban de pie frente a ella.

Se colocó unas sandalias y bajó a la puerta principal de la casa, pues sabía quiénes estaban del otro lado.

Giró la perilla y se encontró con 2 hombres altos en traje, uno con sombrero y lentes obscuros, el otro sólo con un cubre bocas.

-Me da gusto verlos- sonrió.

En una habitación Luhan intentaba dormir justo como Donghae se lo había pedido, pero la tristeza no lo dejaba conciliar el sueño.

Tomó una manta y se sentó frente a la ventana intentando no llorar. Sabía que su madre había sufrido mucho antes, que soportó grandes humillaciones, pero no lograba perdonar a su madre por dejarlo sólo y peor aún, por quitarle la vida al niño que ella cargaba en el vientre.

NO LEER || INOCUO || HUNHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora