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Quiero  seguir durmiendo, pero el cuerpo ya duele bastante y sin abrir los ojos comienzo a buscar con la mano mi móvil del mueble que está enseguida de la cama y en cuanto lo tengo en mi mano miro la hora, dándome cuenta que está por dar casi la una de la tarde y me siento en la cama poniendo mi vista en la ventana, intentando volver a la realidad y en cuanto todos los pensamientos regresan a mi memoria volteo a ver a la cama buscándola, pero no hay nadie.

Antes de asustarme, salgo de la habitación para iniciar a buscarla por todo el departamento sintiéndome cada vez más estresado por no verla en ningún lugar, minutos más tarde termino sentado triste en la sala, golpeándome internamente por no ver pedido su número de celular, en cuanto se me ocurre esa idea, salgo corriendo directo a la habitación para ver si no ha dejado un papel con su número o algo que me lleve de nuevo a ella. Voy a la mesita de noche y puedo ver una un papel colocado con delicadeza en seguida de la lámpara.

Tuve que irme, lo siento.
Gracias por alegrarme la fiesta

Lía.

Miro el reverso del papel como mil veces intentando encontrar algo más escrito, por desgracia lo que acabo de leer, es lo único que se encuentra escrito, haciendo que vuelva a sentirme un completo idiota.

Hace solo unas horas estuve pasando uno de los mejores momentos de mi vida, pasamos tantas cosas en tan poco tiempo que todavía se me complica identificar si fue real o solo un magnífico sueño.

Decido acostarme en la cama y me cubro el rostro con las manos, frustrado y sin saber que debo hacer. No hay nada más que anhele que volver a verla, al menos por unos segundos para despedirme porque no tuve la oportunidad de hacerlo y ahí, en esa posición de sufrimiento y queriendo morir, es cuando se me ocurre la idea de buscarla en toda aquellas redes sociales que conozco.

Intentando darme ánimos inicio la búsqueda en el móvil y pierdo el tiempo, no sé cuánto tiempo duro sin despegar la vista en la pantalla, pero cuando reacciono, el sol ya se encuentra ocultándose y es cuando al fin me rindo. No voy a encontrarla de esta manera.

La última opción que me queda es preguntarle a Ian si la conoce o si él sabe de alguien que pueda lograr que me contacte con la chica, así que como última alternativa, decido llamarlo, listo para contarle parte de la historia de lo que viví y preparándome para que se burle de mí por ser un idiota.

Toma la llamada en la tercera tonada y lo único que puedo decirle es que necesito que venga con urgencia a mi hogar. Antes de que haga una pregunta, le cuelgo y apago el celular, quitándole la oportunidad de que me marque.

Decido ir a hacerme algo de comer mientras llega, porque despegarme del aparato, hizo que se abriera mi apetito debido a que no he probado bocado de nada desde que desperté y siento que si no lo hago dentro de unos minutos, voy a morir. Hago todo lo posible para dejar de pensar en Lía y concentrarme en cualquier otra cosa, desde la música hasta en la audición para la película que me propuso mi representante, solo que de alguna forma siempre encuentro la manera en que ella abarque mis pensamientos y empiece a desesperarme por sentirme de esta forma con alguien que conocí en tan poco tiempo.

No soy una persona de muchos amigos, los que tengo son de años y muy importantes en mi vida, conocen muchos aspectos de mí, logrando que nuestra amistad siga avanzando con los años y ellos más que nadie (tal vez mi familia) sabe que no suelo clavarme solo con una chica, ya que no soy enamoradizo y claro que me han gustado demasiadas y de esas, he tenido tres novias formales, pero nunca en mi vida había sentido lo que sentí cuando Lia golpeó mi pecho y como pedía repetidas veces disculpa, es tan extraño que me desespera y solo quiera volver a encontrarla para averiguar si en verdad es real el sentimiento o solo fue algo que creo mi mente.

—¿Qué es lo súper importante que debes preguntarme? —pregunta mi amigo en cuanto entra a la casa rodando los ojos e intentando actuar molesto por verlo hecho venir.

Él sabe todo de mí, no hay nada que no le cuente, pero ahora estoy dudando en si decirle lo ocurrido, así que opto por ir lento para ver con claridad su reacción con cada oración que vaya diciendo.

—Ayer conocí a una chica...

Levanta las cejas de forma juguetona y ríe.

—Vinimos aquí a mi departamento y hoy cuando desperté ya no estaba, solo me dejo esto—Le entrego la nota que me dejó— . Y en verdad necesito encontrarla, lo único que sé de ella es su nombre, no tengo foto ni nada.

—¿Trajiste a tu departamento a una chica desconocida de la cual no sabes nada? ¿Y qué tal lo hizo? —pregunta soltándose a carcajadas dejando el papel en la mesita de centro que está frente a nosotros.

Al inicio me molesto por su pésima broma y antes de responderle de forma grosera, logro entender un poco el porqué la hizo. Al ser una figura pública con tanto alcance, no suelo traer a ninguna persona que conozca poco a mi departamento, por lo mismo, nunca hago fiestas aquí y ayer traje a una chica que conocí en una fiesta de un chico que no conozco para nada.

—Deja tus bromas. Necesito que me ayudes a encontrarla.

Decido pararme del asiento para caminar hasta la cocina y tomar un vaso de agua para ver si de esa forma logro pensar en lo que haré para volver a verla y como mi amigo tendrá que tomar un comportamiento más maduro para ayudarme.

—Bien, bien. Dime su nombre.

—Lía Gray.

Sin poder controlarlo, una sonrisa boba aparece en mi rostro con solo recordar cuando la vi, su gran sonrisa y sus ojos que me miraban con un brillo imposible de describir y mucho menos explicar a alguien.

Me he enamorado de una chica con la cual no estuve con ella ni un día completo.

Ian se queda pensando, intentando acordarse si la conoce, mientras que yo suplico que lo haga o que tenga una mínima idea de cómo encontrarla, pero cuando lo veo negando con la cabeza y rascándose la mejilla, me doy cuenta que no es así, jamás en su vida ha escuchado ese nombre, lo cual hace que solo quiera que inventen una máquina del tiempo para volver al momento en que subimos al auto o cuando nos tiramos en el césped siendo rodeado de girasoles o bebiendo la malteada en un lugar al que nunca había ido... no importa a que lugar regresar, mientras sea cuando estaba con Lía.

En ningún momento de la noche cruzó por mi cabeza pedirle su número o algo para volvernos a encontrar, todo resulto ser como una increíble película de romance y pensé que al despertar ella estaría ahí, a mí lado. Ahora lo único que tengo de su recuerdo es un papel con su letra, ni si quiera una foto o algo más. Nada.

Parece que se ha esfumado del planeta para nunca volver a verme y no entiendo la razón.

¿Dónde estabas en la mañana? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora