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Muevo la cabeza de un lugar al otro buscando a la chica, pero a los pocos segundos me doy cuenta que de nuevo he vuelto a soñar con esos enormes ojos grises y la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida. Quedo acostado boca arriba, mirando el techo blanco, regañándome por seguir de esa forma y no lograr comprender como es posible que estoy enamorado de alguien con la cuál no estuve si quiera un día completo.

Al ponerme de pie, camino sin zapatos a la cocina para preparar algo y desayunar para detener el sonido de mi estómago pidiendo alimentos. Enciendo el móvil para colocar música mientras cocino, tarareo las canciones animadamente, intentando pensar positivo en relación a todo, solo que mi atención va principalmente a ella y ahora en lugar de molestarme por hacerlo, dejo los pensamientos libres de hacer lo que les plazca. Hacerlo ayuda a que el estrés disminuya un poco.

He estado matándome todos los días intentando escribir la canción, pero necesito que sea perfecta, algo tan único que nunca haya escrito y ni si quiera me haya encontrado cerca de hacerlo, con esas exigencias, llevo demasiadas hojas tiradas a la basura, ninguna expresa con exactitud mi confusión de porqué se fue y cuánto anhelo volver a verla.

Meto el último bocadillo de la comida a mi boca mirando fijamente la pared que tengo frente, de pronto siento como si una luz se ilumina dentro de mí. La idea que estaba buscando ha aparecido y un enorme impulso de inspiración para escribir me ha pegado con fuerza. Siento como en mi cabeza tengo  definido la historia que quiero contar y lo mejor, cómo contarla, así que sin recoger mi plato de la mesa, salgo corriendo a mi recámara para tomar la guitarra y la libreta, listo para redactar todo lo que está pasando por mi cabeza.

Dijiste: Quiero conocerte
¿Por qué tienes que hacerme ilusiones?
Dijiste que te estabas quedando
Pero luego me desperté con el aire frío

¿Cómo puedes hacerme creer?
Que había algo entre tú y yo, sí
Miro a tu alrededor y no te veo

¿Dónde estabas en la mañana, cariño?
No me dejaste tu número
Me dejó sin una advertencia, bebé
¿Dónde estabas en la mañana, cariño?

¿Cómo lo haces, cómo te alejas?
¿Cómo lo haces, cómo te alejas?

Y pensé que realmente sentiste esto
Cuando estábamos hablando de desayuno
Hiciste que pareciera que estamos conectados
Supongo que no esperaba esto [...]

La pluma sigue avanzando como si tuviera vida propia, borro algunas palabras para modificarlas por otras muchas mejor. Las hojas están llena de garabatos que solo yo logro entender y admiro mi trabajo con una gigantesca sonrisa, me pongo a releer lo que he escrito más de cinco veces para darme cuenta que es perfecta, es exactamente lo que quería.

Tomo la guitarra y empiezo a cantar con todo, sintiendo como si ella pudiera escucharme desde el lugar donde se encuentra.

Horas después, está terminada por completo, la música y la letra se unen a la perfección, lo que resulta asombroso. La canción que he creado describe sin lugar a dudas lo que siento y lo mejor de todo, es que solo Lía al escucharla, sabrá que estoy hablando de ella. El único problema que queda por arreglar es la manera en cómo voy a hacerle para que la llegue a escuchar.

Dejo de tocar y cantar hasta que el departamento se sume en un enorme silencio. Lo único que hago es ponerme a pensar en la estrategia que usaré y es ahí cuando recuerdo el comentario que me hizo cuando le hablé en la fiesta y cómo me reconoció. Lía dijo que me conocía porque su mejor amiga tiene una hermana que es mi fan, lo que me lleva a volver a sonreír porque las posibilidades de que la escuche han aumentado.

Agarro mi móvil y me acuesto en el sillón mirando la enorme ventana, mientras que espero a que Leo responda mi llamada.

—¿Hola?

—Acabo de escribir una canción y es demasiado necesario grabarla ya —hablo acelerado sin explicarle la historia que conlleva todo.

—Espera, espera ¿acabas de escribir una canción y ya la quieres grabar? —pregunta confundido y de inmediato me siento de forma adecuada.

—Sí y también ya quiero que todo el mundo la escuche.

—Nolan, sabes que esto no funciona así, debes grabarla, la deben editar, tendremos que esperar algunos ¿meses? —pregunta y niego con la cabeza— bueno, algunas semanas para poder sacarla al público.

—Lo sé y estoy dispuesto a esperar, puedo ir a grabarla cuando sea.

Hablo ansioso y demasiado emocionado, me siento un pequeño niño con juguete nuevo.

—De acuerdo, llamaré al equipo para programar un día, pero luego deberás contarme la razón de porque es tanta la necesidad de sacarla.

—Gracias y te contaré cuando nos veamos.

Se despide y cuelgo la llamada volviéndome a lanzar al sillón un poco más tranquilo, porque significa que tal vez ya estoy un pequeño paso de volver a verla.

¿Dónde estabas en la mañana? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora