Guillermo había llegado a la hora de la comida y yo había pasado aquella hora junto a él en mi oficina.
─Siento que hayamos comido solo sándwiches, vaya primera comida como pareja. ─
─Bueno, comimos unos deliciosos sándwiches y estamos pasando nuestro primer día en un hospital, sin duda nuestra relación es diferente a las otras. ─ Reí y pude ver que él lo hizo también. ─Además, me encantan los sándwiches. ─ Le di un guiño y él volvió a reír.
─El día que descanses te llevaré a un hermoso restaurante, ya lo verás. ─
─ ¿Uno de esos restaurantes que tienen área de juegos y una gran "M" en el estacionamiento? ─
─No, a esos restaurantes iremos muy seguido en unos años más. No quiero que te aburras de ellos. ─Fue su turno de darme un guiño y me quedé sin palabras. ─Te llevaré a un restaurante que vende unos trozos de carne que te vas a quedar loco. ─Asentí. ─ ¿Qué día descansas? ─
─El próximo jueves. ─
─ ¿Hay manera de cambiarlo para el sábado? ─
─El sábado estaré en quirófano. ─ Sonreí
─Wow, ¿de verdad? ─
─Sí, así que necesito estar aquí ese día. ─
─Entonces necesitarás descansar bien el viernes. ─Pareció pensarlo unos segundos. ─ Muy bien, el jueves será entonces. Iremos a comer algo delicioso y después podrás ir a descansar. ─
─Está bien, guapo. ─ Su hermosa sonrisa apareció. ─Debo ir a trabajar, vendré en un rato, puedes usar mi computadora si quieres. ─
─Aquí traigo la mía, aprovecharé para trabajar. ─Me sorprendí un poco, hace un tiempo que Guillermo no sube un video.
─Oh, ¿de verdad? ─Me coloqué la bata mientras lo observaba sacar algunas cosas de su mochila.
─Sí, creo que ya es hora de hacerlo. ─Su sonrisa me demostraba sinceridad, me acerqué a él.
─Está bien, suerte guapo. ─Le di un beso en la cabeza. ─ Vengo en un rato. ─Él solo asintió y yo salí a hacer mi ronda.
Volví a mi oficina en un poco más de una hora después, Guillermo estaba al portátil.
─Estoy de vuelta. ─
─Que bien, te traje un café, creo que está un poco frío. ─ Su voz se escuchaba diferente, más grave, me acerqué a él y pude ver brillo en sus ojos. Mi pequeño. Me acerqué hasta estar detrás de él y lo abracé por el cuello. ─ Eh, ¿qué pasa? ─ Seguía tecleando y su voz sonaba un poco divertida.
─No pasa nada, solo quería darte un abrazo, guapo. ─ Me agaché un poco para recargar mi barbilla sobre su hombro y abrazarlo mejor. ─ ¡Oh, eres tan menudito! **─ Lo apreté un poco más, él reía.
─Disculpa por no tener los músculos que tú tienes. ─
─Realmente tenemos los mismos músculos en el cuerpo, es solo que el trabajo físico hace que estos se vuelvas más fuertes, se desarrollan, así que puedo asegurarte que el trabajo físico no es lo tuyo. ─Guille me observó extrañado por unos segundos y después comenzó a reír.
─Siempre terminas hablando con tecnicismos. Me encanta. ─
─Lo siento, no puedo evitarlo. ─ Lo solté y fui hasta el sillón.
─Haré ejercicio y desarrollaré músculos gigantes, lo prometo. ─
─No es necesario que lo hagas, mientras estés sano yo soy feliz. ─ Me senté. ─ Además, así puedo abrazarte muy fuerte. ─