Especial; Kim Kibum, parte 2

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Se mantuvo quieto, sentado frente al pequeño féretro blanco; mantenía sus manos muy quietas en forma de puño, sobre sus muslos, tenía los labios muy fruncidos casi formando una línea recta, teniendo la vista fija en sus converse negros.

- Lo siento mucho- le dijo uno de sus compañeros de escuela, el mismo que siempre se burlaba de él y que tras enterarse de la noticia fingía interés.

No respondió, prefirió ponerse de pie y salir del lugar, aunque afuera llovía a cántaros, como si el cielo reafirmara la tristeza de que un pequeñito muriera; miró a las nubes tormentosas, permitiendo que las gotas de agua se confundieran con sus propias lágrimas.

- ¡Todo es por tu maldita culpa!, ¡te dije que lo cuidaras!- gritó su madre que estaba en estado de shock, mientras que sus compañeras de trabajo intentaban calmarla- ¡Es tu culpa! ¡Te odio, Kibum!

Cubrió su boca con su mano derecha intentando acallar los gritos de dolor que pugnaban por salir de su interior, si tan sólo hubiera cuidado mejor de Yoogeun, todo habría salido bien... quería reclamarle sobre todo a Jungmo... porque desde que Taemin se enfermara no se había pasado por la habitación de su hermano... ¿por qué los había abandonado?, ¿por qué no cumplió con su deber?

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Se quedó bajo la lluvia, sentado afuera de la sala funeraria donde se encontraban, no sabía cuánto tiempo había pasado, pero él no quería regresar, no quería escuchar más palabras hirientes de parte de su madre; estaba temblando abrazando sus rodillas cuando de pronto las gotas dejaron de caer.

- Kibummie, te hará daño si sigues aquí- le susurró tiernamente una voz masculina.

- N-no tiene... n-na-nada que hacer aquí- reclamó al reconocer el rostro de Jungmo que extendía frente a él un paraguas.

- Kibum...

- P-prometió que todo... estaría bien...

- Kibummie, te dije que haría lo que estuviera en mis manos- respondió con los ojos llenos de lágrimas- me siento consternado y es la parte más horrible de mi trabajo... fallé...

- Abandonó a mi hermano... no tiene derecho a estar aquí...

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Había pasado el tiempo, Kibum ya tenía trece años y las ocupaciones de alguien de mínimo dieciséis, cocinaba por su cuenta, hacía los quehaceres de su casa y trabajaba a medio tiempo con una vecina que lo conocía desde pequeño, organizando facturas y clasificándolos por fecha y folio; adicional, estaba terminando la primaria y haciendo su papeleo para ingresar a la secundaria.

Caminó con lentitud, hacia su casa, estaba cansado... harto... molesto... sentimientos negativos que un niño no debería tener; sabía que su madre estaría ebria, como hacía desde que Yoogeun falleciera, gastándose el poco sueldo que Kibum reunía y no bastándole, también derrochaba su propio dinero; lo único bueno de ese día en particular, fue el mantenerse ocupado, no resintiendo el primer año de luto.

- Mamá, estoy en casa- se anunció con timidez- suspirando con resignación al no escuchar respuesta.

La casa estaba inmersa en la oscuridad de la noche; como era habitual en él, no había alcanzado a comer, caminó hacia la cocina para tomar un paquete de galletas y un brick de leche, escuchando el sonido de la televisión, que brillaba con intensidad en la penumbra de la sala.

- Por lo menos enciende la luz- le recomendó a su mamá, no recibió respuesta y aunque para él era común, algo en su interior se removió, diciéndole que no todo estaba tan bien como debería- mamá...- la llamó de nuevo y hasta entonces entendió lo que veía su madre en el televisor, un viejo VHS del cumpleaños número tres de su hermanito- mamá... yo también lo extraño... pero sigo aquí... ¡te necesito conmigo!- exigió desesperado sintiendo las lágrimas derramarse, su madre tenía la cabeza inclinada hacia la derecha y una botella de licor bien sujeta en su mano izquierda, no había visto su rostro, pero por la posición dedujo que estaba dormida- Mamá...- llamó ante la inminente necesidad de un abrazo.

Mi verdadero amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora