14. Theme from retro.

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Advertencia: A pie de página encontrarán el sentido de las líneas en bastardilla.

Contemplar el apacible sueño de Graham le traía recuerdos. Memorias de Goldsmiths, de su no tan añejo pasado en común, del apartamento que habían compartido en Londres en los inicios de la banda (1).

Su mente viajó hasta el día en que lo conoció. Era un momento que recordaba muy claramente. Le había gustado desde el mismísimo instante en que lo vio, a cierta distancia, bajando sus pertenencias del auto de sus padres. Su figura pálida y delgada le hizo suponer que se trataría de un estudiante arte. Lo siguió con la mirada y tuvo la sensación de que uno de los personajes más importantes de su vida acababa de subir a escena. Recordaba hasta el más mínimo detalle. Sus lentes, los enormes pantalones, el jersey rayado y holgado. Para entonces quiso pensar que había sentido curiosidad por él...pero Alex conocía la diferencia entre la curiosidad y el deseo.

Las semanas siguientes se afanó en volver a verlo. Había averiguado que su nombre era Graham Coxon y que su habitación estaba justo encima de la de él. Pero pese a la cercanía, su presencia era esquiva. Más tarde supo que tenía amigos cursando su año final y había pasado con ellos los primeros días de su estancia en Goldsmiths. Para su propia incredulidad, sintió celos.

El encuentro no se demoró más allá de las semanas iniciales. Algunos amigos en común se habían percatado de lo mucho que ambos compartían y decidieron que debían conocerse. Fueron oficialmente presentados en la caótica habitación de Graham. Alex se sorprendió por el desorden y sobre todo, por la ingente cantidad de ropa que acumulaba.

"¿Cuánto llevas tocando la guitarra?" fue lo primero que dijo al visitante, informándole así a Alex que su presencia tampoco había pasado desapercibida para él.

La mañana siguiente, Graham se las arregló para colgar el cable de su lámpara por fuera de su ventana de modo que golpease la de Alex. Cuando este asomó su cabeza, le invitó a desayunar. "Brekkers, cheers? Nice"(2), espetó mirando hacia abajo en su siempre singular lenguaje.

Desde ese momento, se volvieron inseparables. A medida que lo conocía, Alex empezaba a amar cada uno de sus detalles. Lo encontraba artísticamente brillante y personalmente vulnerable. Le asombraba que tras su sorprendente elegancia se ocultara un joven tan tímido. Era un excelente dibujante y Alex atesoraba cada uno de los pequeños dibujos con que acompañaba las notas que le dejaba bajo la puerta. Amaba su lenguaje corporal, sus ademanes, la forma en que mordía su labio inferior cuando estaba nervioso, su expresión facial de cachorro regañado cuando estaba asustado. Tenía una particular forma de jugar con las palabras, casi un lenguaje propio que Alex aprendió a descifrar y compartir en poco tiempo. Lo aventajaba en inteligencia, a él y a muchos, pero aún así necesitaba que lo cuidasen. Esa era una de las cosas que Alex encontraba especialmente adorable, tal vez la parte más irresistible de su encanto. Voluntariamente o no, sabía cómo lograr que Alex se sintiera necesitado. Velar por ese muchacho tímido y dulce se le había impuesto casi como un deber...aunque nadie se lo hubiese pedido.

Habían construido un pequeño mundo privado en el que eran felices, juntos. Disfrutaban de su mutua compañía en el simple acto de esperar el autobús, compartir un paquete de cigarrillos, inventar palabras cuyo sentido resultaría inteligible sólo para ellos. Y con eso alcanzaba.

Repasando esa sucesión de tiernos momentos, Alex se reprochaba las ocasiones desperdiciadas, los incontables instantes en que hubiese podido confesarle su amor con palabras...pues con actos lo hacía a diario. Todo lo delataba. A veces le parecía imposible que él no lo notase. Pero entonces recordó a Damon, su presencia intangible en cada conversación, la forma en que Graham hablaba de él con la misma insistencia con que Alex hablaba de Graham aquí y allá. Damon...el principio y el fin de todas sus esperanzas.

Contemplando a su amigo que yacía en cama, se reprochaba su cobardía. "A la mierda con Damon", pensaba. "Si hubiese hablado entonces quizá...quizá el no sería lo que es ahora. Yo jamás le habría...". Pero eso ya no importaba.

Su memoria le entregaba más ocasiones desaprovechadas. Esta vez, durante su larga convivencia en ese desvencijado edificio de Londres. Era un lugar inmundo pero estaba con él y eso era todo lo que contaba.

Nunca había suficiente agua caliente para bañarse. Con frecuencia habían compartido la tina con tal de llenarla sólo una vez. Es cierto que Graham entraba ella sin despojarse de su ropa interior, una muestra de fidelidad a su amo que a Alex no se le pasaba por alto. Sólo el miedo era capaz de ponerlo al filo de un involuntario acto de deslealtad. A Graham le aterrorizaban los truenos, en especial en la oscuridad. En las noches de tormenta, cuando el estrépito se le hacía especialmente insoportable, saltaba a la cama de Alex, acurrucándose contra él. En ese período y como nunca antes, Alex vivía pendiente del servicio meteorológico.

Las arañas surtían el mismo efecto (3). Y Alex siempre tan descuidado a la hora de dejar las ventanas abiertas al paso de cualquier criatura...Sonrió pensando en esas épocas. En como Graham se acercaba a él tras hallar una araña en el baño, armado de esa expresión de cachorro que lo deshacía. "Alex...hay una araña en el baño", la voz suave, la mirada inocente, sus labios encarnados fruncidos en un mohín infantil. "¿Y qué quieres que haga al respecto, Graham?" "Que entres y la saques", respondía cándidamente y sin pudor. En esas situaciones, Alex debía ejercer un enorme autocontrol para evitar tomarlo sin rodeos.

No era autodestructivo pero esa noche no podía dejar de mortificarse con la idea de qué hubiese pasado de haber sido menos cobarde. Si su orgullo hubiese cedido un poco ante la temible posibilidad del rechazo... ¿Pudo haber salvado a Graham de la enfermiza relación que lo consumía? Alex no recordaba haber visto un vínculo tan enfermo entre dos personas como el que compartía con Damon.

A diferencia de ellos, él era un hombre simple y de trato fácil, en el mejor de los sentidos. Sabía que quería y que no. Sabía a quien a amaba y a quien no. Sabía distinguir cuales eran los gestos propios del amor y cuales no. Y sabía que Graham necesitaba esas certezas, esas que Damon jamás le daría.

Por un instante, se preguntó qué hubiese hecho Graham con su amor entonces...e incluso ahora. ¿Aceptarlo? ¿Rechazarlo? ¿Obligarlo a convivir con el de Damon? La última perspectiva lo inquietaba. Alex no estaba dispuesto a ser "el otro". ¿O sí?

La luz de la mañana y el sonido del teléfono lo arrancaron de sus recuerdos. Graham aún dormía. Salió del cuarto y se apresuró contestar. Recordó súbitamente que entre el ajetreo y la angustia de la noche, había olvidado informar a Dave de las novedades. Levantó el tubo.

-¿Dave?

-Soy yo, Damon. Imbécil- dijo imperativo.

Alex cortó de inmediato pero el teléfono volvió a sonar. Damon, otra vez. Alex se adelantó.

-Si pretendes hablar conmigo, no vuelvas a llamarme imbécil en tu maldita vida- espetó con firmeza.

Damon no lo contradijo.

-¿Sabes algo de Graham? ¿Lo has visto?- preguntó inquieto.

-No lo he visto y tampoco sé nada de él- respondió Alex con frialdad.

-Es que nadie sabe nada de él...- murmuró Damon.

-Si no sabes tú...- respondió Alex con velada ironía.

-Alex, si te llama...

Pero Alex lo interrumpió.

-Es sábado, Damon. Tengo mejores cosas que hacer que cuidar a Graham.

Los párrafos en letra bastardilla corresponden a descripciones casi literales que el propio Alex ha hecho sobre Graham y su vínculo con él. Están extractados de su propio libro, "A Bit Of A Blur" y de "3862 Days. The Official History" de Stuart Maconie. Los términos que utiliza no fueron alterados, tan sólo se ha intentado acomodarlos a una historia que no está narrada en primera persona, tal y como lo están los textos que inspiraron este capítulo sobre el origen de "Gralex".

(1) Como es sabido, Graham y Alex se conocieron en Goldsmiths. Además, hacia 1989, compartieron un apartamento bastante desvencijado en Londres.

(2) En lenguaje coloquial, "brekkers" significa "desayuno". La cita es textual y la anécdota real.

(3) Graham ha mencionado que teme a las arañas, llegando a describirse como "aracnofóbico".

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