27. There is no other way.

387 40 55
                                    

Era el día de una nueva reunión grupal. Graham estaba nervioso. Todos lo estaban, en realidad. No sólo vería a Damon después de su extraño reencuentro en Glasgow. Vería a Alex, que no había respondido ni a su carta ni a sus llamados. Asustado y tenso, demoró su llegada hasta ser, como casi siempre, el último en arribar.

Para su alivio, encontró un clima razonablemente tranquilo. Saludó a los presentes con cierta frialdad, como lo hacía cuando estaba un poco borracho. Pero no lo estaba. Sólo dedicó especial atención a Alex, acercándose para besarlo en la mejilla. Él correspondió el saludo pero al notar que las manos de Graham se posaban distraídamente sobre su cintura, lo tomó por las muñecas y sin violencia pero con firmeza, lo apartó de sí para darle la espalda en el acto. Graham pudo ver cómo una enorme sonrisa de satisfacción se dibujaba en la boca de Damon. Esa sonrisa de lado era uno de los pocos rasgos de él que siempre le había desagradado.

La primera parte de la jornada se desarrolló con relativa normalidad e incluso se mostró productiva. Damon enseñó algunos de los avances que había acopiado en los pasados meses y trabajaron en ellos conjuntamente. De un modo frío pero eficiente. Hicieron un breve receso.

-Damon...- dijo Graham.

-¿Sí, Gra?

-Damon...quería devolverte esto...- dijo aproximándose al bolso que había llevado consigo. Eran todos los obsequios que durante los días pasados le había enviado al apartamento de Alex junto con las notas que los acompañaban.

-¿No te han enseñado que los obsequios no se devuelven? Es un desaire- dijo Damon con una sonrisa triunfante que fastidió a Graham.

-¡Oh, no! No quiero desairarte, Damon. Es sólo que no puedo permitirme desairar a otras personas por no desairarte a ti, ¿sabes? Discúlpame, debí enviarlos al remitente en cuanto llegaron- repitió intencionadamente las palabras que alguna vez pronunció Alex- Creo que no lo vi entonces pero...supongo que no es tarde para repararlo- dijo en un tono de voz bastante significativo, hablando más para Alex que para el propio Damon.

Alex permanecía petrificado, de espaldas a la escena.

Damon redobló la apuesta. Se acercó y acarició su mejilla.

-Creo que tenemos que hablar, Gra. En privado...

-Sí...supongo que nos debemos una conversación más seria...en algún momento- dijo apartando la mano que recorría su rostro.

-¿Estarás ocupado esta noche?

-Sí- respondió Graham secamente alejándose de él rumbo a la cocina, donde estaba Dave.

-¡Damon!- se volvió para llamarlo...

-Una cosa más. Es sobre tus recados...la madrugada es un horario un tanto incómodo, en especial si no vives solo...terminas importunando a quien te acompaña. Tú sabes...tú sabes que siempre intento ser amable pero no es amable dejar que se moleste a alguien más. Si en lo sucesivo quieres decirme algo o enviarme una carta ¿podrías hacerlo a partir de las diez?

Y sin esperar respuesta, agregó.

-Gracias, Damon- dando por terminado el asunto.

Damon contempló atónito su primer acto de rebelión en años. Y quiso hablar. Gritar su nombre, obligarlo a detenerse con esa voz que siempre lo paralizaba pero que ahora no parecía hacer mella en él. Lucía igual pero ya no era el mismo. Se preguntaba qué había sido de ese muchacho dócil, casi sumiso, que en todo lo secundaba, en todo le obedecía y todo lo perdonaba.

Graham siguió camino y su mirada se cruzó con la de Alex que necesariamente, lo había oído todo. No estaba seguro, pero tuvo la impresión de que le sonrío muy levemente. De cualquier forma, se sintió aliviado. Por primera vez, había quebrado el ascendiente que Damon tenía sobre él.

El OtroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora